Acción Contra el Hambre comienza a distribuir ayuda en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas

Tras realizar las primeras evaluaciones, la ONG ha decidido repartir filtros potabilizadores de agua, mosquiteras y kits de higiene, entre otros, con la intención de minimizar en la medida de lo posible las consecuencias que acarrea el calor, la falta de agua y alimentos y las recurrentes picaduras de mosquitos, que establecen unas difíciles condiciones de salud para los afectados en la región del noroeste del país.

Acción Contra el Hambre, que distribuirá tanques de agua, cisternas, depósitos y puntos de agua segura para garantizar el abastecimiento en lugares con mayor concentración de población, está planificando, a su vez, la distribución del equipamiento necesario para montar tiendas de campaña destinadas a ofrecer apoyo psicológico a madres y niños para afrontar el impacto de la catástrofe.

El hacinamiento supone también un problema en una región que cuenta con 50 albergues improvisados que reciben todos los días a afectados que temen nuevas réplicas. En el albergue de Salima, perteneciente al cantón de Muisne, alrededor de 500 personas duermen apiñadas en colchones sobre el suelo y bajo plásticos negros.

Acción Contra el Hambre ha puesto también en marcha proyectos encaminados a recuperar cuanto antes los medios de subsistencia de la población. En Esmeraldas, donde se estima que hay 9.500 desplazados, el cultivo de camarón se ha visto interrumpido prácticamente en su totalidad.

En las localidades de Bolívar, Daule y Salima el 50 por ciento de la población se dedica a la cría del crustáceo, que supone el principal ingreso económico. Para recuperarlo habría que arreglar las piscinas camaroneras y repoblarlas, según la ONG. "Más allá de la emergencia, esta población puede ver destruida su principal fuente de ingresos", ha asegurado Maximiliano Verdinelli, responsable de seguridad alimentaria del equipo de emergencia de Acción Contra el Hambre.