California podría estar a punto de sufrir un terremoto devastador

La falla de San Andrés (California).
La falla de San Andrés (California).
L. D. / E. M.

Que en California se produzca un terremoto no es excepcional, cada año tienen lugar miles casi imperceptibles, pero ahora todas las alarmas han saltado porque se han producido cerca de 200 en el mismo sitio -una zona especialmente peligrosa- y en un periodo muy corto de tiempo.

La zona afectada ha sido el lago Salton Sea, al sur de California, muy cerca de la frontera con México, justo al final de la falla de San Andrés.

La última vez que la falla de San Andrés generó un gran terremoto en el sur de California fue en 1857. Un temblor que se calcula que fue de 7.9 grados en la escala de Ritcher y que resquebrajó unas 185 millas (cerca de 280 kilómetros), entre el Condado de Monterey y las montañas de San Gabriel cerca de Los Ángeles. Desde entonces la zona había estado especialmente tranquila.

Se desconoce si la falla de Salton, recién descubierta, es la causante de estos seísmos, pero si se sabe que estos fenómenos acaban desembocando en un Big One -nombre que se da a los terremotos de mayor intensidad- de forma cíclica.

Ciudades como San Diego, San Bernardino o Los Ángeles podrían verse muy afectadas en caso de producirse un 'Big One' que podría estar por encima del 7,8  en la escala Richter. 

La falla de San Andrés, un peligro latente

La conocida falla de San Andrés que atraviesa el estado de California podría estar cargada y lista para temblar. 

Los diferentes análisis realizados por los científicos en los movimientos de las placas tectónicas, por la que la placa del Pacífico se mueve al noroeste de la placa de América del Norte, sugieren que cada 100 años estas se

ajustan unos 16 pies a base de sacudidas sísmicas, que liberan parte del fuerza al que están sometidas las fallas.

En el caso de San Andrés, la falla ha ido acumulando su tensión sin descanso durante más de un siglo.

Thomas Jordan, director del Centro Sísmico del Sur de California, advirtió el pasado mayo que es muy importante que California se centre en estudiar y producir planes de emergencias, ya que la posibilidad de que se produzca un terremoto de magnitud 8 es muy real.

"Un temblor de esa magnitud agitaría el sur de California durante cerca de dos minutos y afectaría especialmente a los valles de Coachella y Antelope, así como al área de Inland Empire, pero impactaría también en Los Ángeles, segunda ciudad más poblada de Estados Unidos", aseguró.

La sección sur, la más temida

La falla de San Andrés se divide en dos secciones, pero la que más preocupa a los científicos es la sección sur de la falla, en la que no se ha producido un sismo en casi 300 años, pese a que los registros geológicos indican que es la causa de un gran terremoto cada 150 años. 

La parte media de la falla se rompió hace unos 160 años y la parte norte en 1906, provocando el terremoto de San Francisco. La parte sur de la falla no se ha quebrado en cerca de tres siglos y durante este tiempo la tensión se ha ido acumulando".

Un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos en 2008, advirtió que un terremoto de magnitud 7.8 en el sur de la falla de San Andrés podría causar más de 1.800 muertos, 50.000 heridos y 200.000 millones de dólares (175.000 millones de euros) en daños materiales.

"La información con la que trabajamos los científicos indica que el extremo sur de la falla de San Andrés es en la que es más probable que se produzca un gran terremoto en los próximo 30 años", señaló a la BBC Mundo Jennifer Andrews, sismóloga del Instituto de Tecnología de California.

En el pasado, los terremotos en California tenían un impacto limitado debido a la baja densidad de población existente. "Actualmente, las consecuencias serían mucho mayores destruyendo edificios y provocando la pérdida de servicios fundamentales como el agua, la electricidad o el transporte", aseguró Jennifer Andrews.

Los últimos grandes sismos que sacudieron California fueron el de Northridge (6,7 grados), en 1994, que dejó 57 muertos en el área de Los Ángeles, y el de Loma Prieta (6,9 grados), que se cobró la vida de 67 personas en San Francisco en 1989. 

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