Primer partido en el Santiago Bernabéu tras la derrota ante el Atlético de Madrid y Zinedine Zidane sorprendió a propios y extraños con su alineación. Casemiro, Kovacic e Isco lideraron por primera vez el plan B de un Madrid que aburrió en la primera mitad y brilló en la segunda. Dos caras muy reconocibles.CARA A: las rotaciones no muerden
Modric es mucho Modric. Demasiado en este Real Madrid. Por el croata pasan casi todos los balones de los blancos y, lógicamente, no tiene sustituto en la plantilla.
Zidane ya avisó desde su llegada que iba a rotar, y no le tembló el pulso para dejar al motor del equipo en el banquillo, a pesar de lo que eso conllevaba: hastío y previsibilidad.
Los cinco minutos iniciales del Madrid con presión y garra fueron un espejismo. El Celta se hizo dueño de la pelota y triangulaba en las inmediaciones del área con mucho peligro. En una de esas acciones Aspas remató solo delante de Navas y solo Dios sabe porqué la acción no terminó el gol. El palo primero y el guardameta tico después fueron providenciales.
El Madrid de los altibajos se reanimó con una acción individual de un Ronaldo desaparecido y un córner en el que Rubén despejó la magia, que de vez en cuando aparece, en las botas de Isco.
Después, vuelta a la parsimonia. Zidane se desesperaba en la banda viendo cómo sus chicos no presionaban a los rivales celestes. Ni Casemiro, ni Kovacic ni Isco mordían, precisamente lo que le había pedido el técnico francés a sus jugadores tras la derrota ante el Atlético.
Entre tanto desconcierto, Pepe calmó al respetable con un gol de córner, una de las asignaturas del Celta esta temporada y, si se permite, a lo largo de su historia. Los goles no podían llegar de otra manera en la primera mitad.CARA B: Ronaldo y Casemiro lideran la revolución
En 15 minutos pueden pasar muchas cosas. No sabemos qué pasó en el vestuario del Real Madrid pero las indicaciones de Zidane surtieron efecto.
Salieron espoleados los blancos. El centro del campo ya mordía y Ronaldo puso tierra de por medio.
El luso anotó un el 2-0 con un zapatazo justo cuando el Bernabéu le estaba pitando y prosiguió con su estado de gracia marcando de falta y empujando el balón a la red para hacer un 'hat-trick'. El golazo de Aspas de vaselina no sirvió de nada para un Celta que vivió el proceso inverso al del Real Madrid, de más a menos.
A partir de ahí fueron cayendo uno tras otro. Ronaldo hizo un póquer y Jesé y Bale se sumaron a la fiesta para poner el 7-1 final.
"Para llevar este escudo hay que sudar la camiseta", rezaba una pancarta al principio del partido. En la segunda parte, los blancos sí que la honraron.
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