Al menos 24 muertos en los centros de evacuación habilitados por los enfrentamientos en Marawi

  • Las autoridades sanitarias denuncian condiciones insalubres, hacinamiento y malnutrición
Reuters/EP

Al menos 24 personas han muerto en los centros de evacuación habilitados desde el comienzo del enfrentamiento entre el Ejército y el grupo islamista Maute que luchan en el sur de Filipinas desde hace cuatro semanas, según ha informado el ministro de Salud del país, Paulyn Ubial, quien ha denunciado condiciones insalubres y de hacinamiento.

Por su parte, el director de Sanidad de la provincia de Lanao del Sur, Alinader Minalang, ha asegurado que se han registrado al menos 300 casos de enfermedades diarreicas entre las casi 40.000 personas que han solicitado ayuda en salas públicas, gimnasios y escuelas islámicas.

Algunos de los fallecidos eran mayores y su salud estaba afectada antes de huir de los enfrentamientos, pero en al menos dos casos la causa de la muerte ha sido la diarrea, que "ha aumentado por las condiciones sanitarias y la falta de suministros de agua potable", ha declarado Minalang. En los centros, familias de más de doce miembros duermen sobre el suelo de cemento, y en muchos lugares hay cientos de personas compartiendo un solo baño.

Según datos del Ejército, cerca de 350 personas han muerto en los enfrentamiento, incluidos 257 milicianos, 62 soldados y 26 civiles. Además, hay cientos de personas que continúan desaparecidas, probablemente refugiadas en los sótanos tras los ataques aéreos del Gobierno. Los ciudadanos aseguran haber visto al menos 100 cuerpos entre los escombros de las casas de la zona de batalla.

El Ejército asegura que la victoria está cerca, aunque han advertido de que a las hostilidades les seguirá una larga operación de limpieza, desenterrando y desarmando los artefactos sin explotar y buscando posibles trampas, antes de que los residentes puedan regresar a casa.

La mayoría de los musulmanes evacuados desean volver a casa este fin de semana para la celebración de Eid al Fitr, la fiesta más importante del año en la que celebran el final del mes sagrado del Ramadán. Sin embargo, tras cuatro semanas de enfrentamientos con artillería y bombardeos muchos encontrarán sus casas devastadas.

MALNUTRICIÓN

La malnutrición es otro aspecto preocupante en los centros de evacuación, asegura la nutricionista de la provincia de Lanau del Sur, Malia Sarap, quien afirma que la estimación inicial es de seis casos de malnutrición severa, siendo moderada en 20 de los casos, entre los más de 600 evacuados.

"En los centros de evacuación hay hacinamiento y las infecciones pueden derivar en malnutrición", ha asegurado Sarap, quien ha advertido de que "si dependemos sólo del racionamiento el índice de malnutrición puede aumentar".

Estamos especialmente preocupados por las madres en periodo de lactancia, cuya dieta es vital tanto para la salud de ellas como para el desarrollo de los niños.

"Mis hijos están enfermando", ha afirmado Tarhata Mostare, "uno tiene diarrea y el otro una reacción alérgica en la piel", ha añadido la desplazada que está con 800 personas más en un instituto en Iligan, a 40 kilómetros de Marawi. "El agua que tenemos no es buena", ha denunciado Mostare, que salió de Marawi después de dar a luz a su quinto hijo, con el que caminó durante horas junto a miles de personas.

"No es bueno alimentar a los niños sólo con alimentos de conserva como este", ha dicho Mostare, "pero es la única manera de sobrevivir".

"Lo llamamos Ley Marcial", ha dicho Mostare mirando a su hijo Sahir, cuyo nacimiento coincide con el día en el que el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, declaró la Ley Marcial en Mindanao, una normativa que se impone cuando es necesario apoyar las actividades de autoridades o de organizaciones militares para preservar el orden durante una emergencia, como guerras o rebeliones.

"Seré la mujer más feliz del mundo si puedo volver", asegura Salema Ampasong, de 28 años, evacuada en Baloí, donde hay un solo baño operativo para las 1.025 personas alojadas en el centro. En la pared, un cartel de Cruz Roja Filipinas instruye a los desplazados a lavar sus manos. No hay lavabos con grifos y los evacuados lavan, y hacen sus deposiciones, en un río cercano.

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