El Tesoro chequea el plan del BCE: prevé colocar en el mercado 3.500 millones

España tiene hoy una nueva prueba en los mercados. Horas antes de que la autoridad monetaria celebre una reunión clave para el futuro de la eurozona, el Tesoro Público intentará colocar hasta 3.500 millones de euros en bonos a 2, 3 y 4 años.

La cita también coincidirá con la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, al Palacio de la Moncloa, donde se reunirá con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

En este escenario, el organismo emisor va a subastar tres tipos de deuda: una con vencimiento a 30 de julio de 2015, otra con vencimiento a 31 de octubre de 2016 y, la última, con vida hasta el 30 de abril de 2014.

Entre todos estos plazos espera captar entre 2.500 y 3.500 millones de euros, un objetivo que, a priori, se presenta sencillo de conseguir. ¿Los motivos? El primero es que el Tesoro ha cerrado con éxito las últimas colocaciones de deuda en las que ha logrado captar más dinero del previsto y pagando unos intereses inferiores a los que desembolsó en anteriores emisiones.

El segundo es que la presión sobre la deuda española se ha reducido con fuerza esta semana. Si el pasado viernes el bono español a diez años cotizaba a una rentabilidad cercana al 7%, hoy lo hace alrededor del 6,4%. Esto significa que los inversores podrían pedir menos intereses a España a cambio de comprar su deuda.

El tercero y último lo forman las expectativas de que el Banco Central Europeo vaya a comprar deuda de los países en problemas hasta un periodo máximo de tres años. Una maniobra que lleva aplaudiendo el mercado toda la semana y que ha reducido de forma brusca los intereses a los que cotiza la deuda española a corto plazo.

Ayer, al menos, se conoció que algunos de los pilares del programa de compra de bonos serán que éste no tendrá una cantidad tope, que la deuda deberá tener un plazo máximo de tres años (que es el límite de las competencias del BCE) y que obligará a los países a pedir una ayuda formal al fondo de rescate europeo para poder beneficiarse de él.

Bajo este paraguas, España puede aprovechar para cerrar con éxito la primera subasta de septiembre, algo que logrará si coloca, al menos, toda deuda prevista y lo hace a unos costes de financiación más reducidos que en ocasiones anteriores.