Los empresarios reclaman "una economía de guerra" para salir de la crisis

Se puede resumir de muchas formas: plan de choque, ajuste integral... pero lo que va a tener que afrontar España en las próximas fechas es toda "una economía de guerra" para salir del hoyo en el que está metida junto al resto del continente. Al menos, eso es lo que considera el Círculo de Empresarios en su particular libro de recetas para aplicar a partir del 21 de noviembre.

"No nos engañemos. Los mercados nos han dejado un poco tranquilos porque tenemos unas elecciones. Pero al próximo Gobierno se le va a exigir desde el primer día", ha advertido el presidente de la organización empresarial, Claudio Boada. Y por si no fuera suficiente con lo que cada partido piensa hacer, el Círculo ha puesto encima de la mesa su propio programa (que es distinto al ya propuesto por la CEOE).

De hecho, el Círculo es una organización independiente de la propia patronal, una especie de think tank creado en 1977 y que reúne en su junta directiva a representantes de las principales empresas del país.

Por esta razón, porque representan a lo más significativo del empresariado nacional, les urgen aún más la toma de decisiones en materia económica. Cualquier cosa que se decida debe acometerse desde ya,"porque se nos ha acabado el tiempo y no hemos hecho lo que teníamos que hacer durante los últimos años".

Con carácter de urgencia se situarían tres ejes indiscutibles: la consolidación fiscal, "para generar confianza y recuperar la credibilidad de la política económica"; la reforma laboral, "en aras a estimular el crecimiento y revertir el desempleo"; y la reestructuración financiera, "como condición necesaria para empezar a normalizar el crédito".

En plena campaña electoral, el Cïrculo de Empresarios considera que el próximo Ejecutivo debe recuperar, ante todo, la credibilidad perdida en los tres aspectos mencionados y, a partir de ahí, seguir construyendo con el objetivo de volver a la senda del crecimiento. Tampoco sería bueno olvidar que "de esta crisis nos sacarán las empresas".

Para ello, y ya que suele ser objeto de discusión electoral, las medidas deben abordarse casi exclusivamente por la parte del gasto. ¿Y eso qué significa? Que son "muy poco partidarios de bajar los impuestos" y, desde luego, "totalmente en contra" de subirlos.

Con estos parámetros básicos, quedan pendientes hasta once grandes reformas estructurales que también deberían conformar la hoja de ruta de todo presidente del Gobierno.

La primera consiste en garantizar la seguridad jurídica, con una regulación económica formada por "normas claras, estables y predecibles". Eso incluye la "racionalización y simplificación" de las normas relacionadas con el mundo empresarial.

La segunda pasa por mejorar la justicia, desde la independencia del poder judicial a la reducción de la litigación. Y la tercera, la integración de todos los organismos reguladores.

Como cuarta reforma pendiente (aunque el orden a seguir no sea éste, necesariamente) se sitúa la unidad de mercado, un planteamiento que levanta ampollas en los partidos nacionalistas, pero que el Círculo cree indispensable para competir en igualdad de condiciones en la economía global.

La quinta se acuerda de la educación, donde los empresarios priman "la cultura del esfuerzo a través de la exigencia"y donde el presidente de la organización, Claudio Boada, cuestionó el sistema actual, por el que un alumno universitario le cuesta al año a las arcas públicas unos 12.000 euros. "Y paga 1.000 euros de matrícula". En su opinión, hay que racionalizar este gasto con una política real de becas proporcionadas.

Financiación, precisamente, es lo que también exige la sanidad, sexto punto del programa presentado ayer. El Círculo propone la inclusión de sistemas de copago y una mejora en la gestión con instrumuentos de concertación público-privada.

En materia de energía, en séptimo lugar, el Círculo desentierra el debate de la nuclear, enterrado por el tsunami de Fukushima. Además, habría que racionalizar las ayudas de las renovables y culminar la desregulación del sector eléctrico.

Respecto al suelo y la vivienda, habría que volver a la ley de 1997 y flexibilizar el mercado del alquiler, mientras que se ha de perseguir la liberalización de los horarios comercials.

La penúltima reforma reclama un marco "más favorable" para las empresas, en el que se incluye un tratamiento especial para las pymes.

Por último, y terminando por donde se empezó, hay que apostar por el espíritu empresarial o emprendedor. Poque, como ya se ha dicho, "de ésta crisis sólo nos sacarán las empresas".