El Tesoro Público ha adjudicado hoy 3.300 millones en bonos a tres y cuatro años y ha subido el interés de ambos al 4,90 % y el 5,05 %, respectivamente, niveles que no alcanzaba desde 2008.
No obstante, los inversores han demostrado un gran apetito por la deuda española, como demuestra el dato de que la demanda haya duplicado la oferta y le hecho de que el Tesoro haya colocado casi el máximo previsto, que estaba en 3.500 millones.
Aunque el ejemplo más claro del atractivo que ha tenido la emisión ha sido que el interés pagado ha sido inferior al que se pedía en el mercado secundario, es decir, que los inversores está dispuestos a comprar deuda española con una ganancia inferior a la marcada.
En concreto, el 4,81% pagado por los bonos a tres años ha sido un 5,5% inferior al 5,09% que pedían los inversores en el mercado secundario, y un 12% superior al 4,291% retribuido en la última subasta de estas características.
En el caso de la deuda a cuatro años, se ha adjudicado un 10,7% por debajo del importe exigido: al 4,984% frente al 5,58% al que cotizaban en el mercado secundario. No obstante, esta rentabilidad es un 23% superior al 4,87% retribuido en la anterior emisión.
A favor de esta emisión ha jugado el fuerte recorte de la prima de riesgo del bono a diez años, la referencia, que se ha situado en el momento de la subasta en 361 puntos básicos, después de abrir en 381 enteros; muy lejos de los 407 puntos que, por momentos, llegó a marcar en la jornada de ayer.
Este abaratamiento ha sido un bálsamo para las heridas del parqué español, que ha arrancado la jornada con fuertes subidas, aunque éstas se han ido moderando a lo largo de la jornada.
Tras la colocación del Tesoro, el Ibex 35 mantiene la tónica que ha sostenido durante la subasta: se revaloriza en torno al 0,7% y lucha por conquistar la cota de los 9.100 puntos.
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