Los sindicatos enfrían la huelga general a la espera del trámite parlamentario

  • Los sindicatos han respirado aliviados. Las protestas del domingo les han dado tanto aire que ahora prefieren contemporizar ante la posible celebración de una huelga general. Todavía queda el paso por el Congreso, donde esperan que el Gobierno demuestre cierta sensibilidad. El Ejecutivo, a todo esto, acepta consejos, pero exige medidas concretas.
Los sindicatos protestan contra la reforma laboral
Los sindicatos protestan contra la reforma laboral
Álex Medina R.

Todos los presidentes del Gobierno han tenido su huelga general y Mariano Rajoy no va a ser menos que los demás. Si acaso, será el más precoz a la hora de enfrentarse a una, tal y como se están desarrollando los acontecimientos en los últimos días en torno a la reforma laboral aprobada el pasado 10 de febrero.

Pero,¿es tan inminente la protesta masiva? Los centenares de miles de personas que salieron el domingo a la calle podrían dar la sensación de que estábamos en una olla a punto de ebullución. Pues bien: han llegado los sindicatos y han apagado el fuego de pronto. No habrá escalada de tensión hasta no dar una oportunidad más al Gobierno.

Lo dejaron entrever el domingo, al término de la manifestación de Madrid, cuando los secretarios generales dejaron en boca de otros el discurso final de la protesta, no fueran a calentarse ante los gritos de "huelga, huelga, huelga"que se elevaban desde la Puerta del Sol.

Y lo confirmaron ayer a mediodía (en realidad, nunca han dado por hecho la huelga general como tal). Tanto Cándido Méndez (UGT) como Ignacio Fernández Toxo (CCOO) han optado por la prudencia justo cuando parecía que podían envalentonarse por el apoyo social. Ahora se habla de reuniones políticas, ajustes, correcciones...

Aun así, el mensaje en forma de 57 protestas es lo suficientemete poderoso como para amonestar al Gobierno: si tanta gente sale a la calle, ¿no habrán hecho algo mal? Todavía hay tiempo para rectificar, dicen.

La oportunidad pasa por el Congreso de los Diputados. La ministra de Empleo ha contemporizado a su vez y le ha devuelto el guante a los sindicatos. "Estoy deseando" oír sus propuestas durante el trámite parlamentario, ha replicado Fátima Báñez justo antes de lanzar el mensaje de que ahora empieza "el tiempo de la responsabilidad, de la negociación y de las propuestas concretas".

A este respecto, insta a los representantes de los trabajadores a "hacer propuestas constructivas" y habrá reuniones entre el Ejecutivo del Partido Popular y las centrales sindicales.

Nadie menciona ya la palabra 'plazos', aunque parece haberse instaurado una especie de tregua (tanto en sindicatos como en partidos) hasta el próximo 8 de marzo, día en que la refoma laboral pasará su primer test parlamentario con el debate de las enmiendas a la totalidad.

Antes de eso, el próximo 29 de febrero, los sindicatos tienen otra prueba parcial de su fuerza. Con motivo de una accion conjunta de la confederación europea contra los recortes en el Viejo Continente, UGT y CCOO volverán al traje de las movilizaciones.

Sus homólgos nacionalistas en el País Vasco han ido más lejos y han convocado una huelga general justo para un mes después, el 29 de marzo.

El papel de CiU y el aplauso de los economistas

Regresamos al terreno político: con la mayoría absoluta aplastante del PP en el Congreso, la votación sobre el decreto pierde toda intriga. Sin embargo, parece que habrá ciertas concesiones a grupos como el de CiU y puede que a alguno más.

El portavoz de los nacionalistas, Josep Andoni Duran Lleida, siempre ha defendido el decreto en líneas generales y considera que las protestas a pie de calle, de conseguir algo, sería "empeorar las cosas porque el Gobierno no va a dar marcha atrás", recoge EFE.

A cambio, el grupo catalán quiere aprovechar su buena sintonía con el PP para mejorar el tratamiento a los jóvenes emprendedores, desarrollar iniciativas de autoempleo o matizar aspectos de la futura formación profesional.

Esta línea es la que han defendido, durante los últimos diez días, la mayoría de los economistas que han analizado la reforma. Han alertado de errores que deben subsanarse, pero la sensación es que el texto ha colmado sus expectativas.

El servicio de estudios de BBVA dijo ayer que, al menos, el texto frenará la destrucción de empleo al introducir medidas de flexibilidad interna en las empresas (por ejemplo: la reducción temporal de jornada o salarios).

Ramón Tamames, uno de los economistas históricos de España (estuvo en los Pactos de Moncloa de la Transición) aseguró, por su parte, que las medidas generarán más paro al principio, al tiempo que salvará del cierre a algunas empresas. Eso, a medio plazo, generará trabajo.

Y desde la CEOE, su responsable de la Comisión de Economía, José Luis Feito, aportó un dato concreto del impacto de la reforma. Hasta ahora, España sólo genera puestos de trabajo cuando la economía crece por encima de un 2%; con las nuevas medidas se crearán empleos con un avance del 1%.

En cualquier caso, el debate político que se avecina irá sembrando de nuevas razones (o anulando las originales) la tensión entre los trabajadores. De lo que se decida en el Congreso dependerá la velocidad con la que los sindicatos se verán abocados a elevar sus protestas. Los plazos estarán agotados y las excusas sobre responsabilidad quedarán invalidadas. ¿Será el momento de ir a un paro?

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