De la presunta excelencia que se le pide a la Universidad a la triple ineficiencia de la dura realidad. España suma 79 universidades (50 públicas y 19 privadas) y todos los estudios (aunque el Gobierno acaba de anunciar el definitivo para justificar los recortes) llegan al mismo balance: algo falla y la enseñanza superior termina resultando demasiado cara.
Según acaba de revelar la Fundación BBVA (en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), la Universidad en España arrastra"tres importantes ineficiencias que encarecen su funcionamiento".
La primera, y más importante, "la permanencia de ofertas de estudios con muy escasa demanda". La nómina de licenciaturas, diplomaturas o grados no concuerda con la exigencia del mercado laboral. A día de hoy, opciones relacionadas con las humanidades o las ciencias más puras sobran y hay demanda desbordada hacia las ciencias de la salud.
La segunda de estas grandes deficiencias tiene que ver con el bajo rendimiento de una parte del alumnado; y la tercera radica en "el pago de tiempo para la investigación a todo el profesorado estable, a pesar de que menos de la mitad acredita resultados en esta actividad regularmente".
Aunque, sobre todo, brilla la distancia que separa a oferta y demanda. Uno de los ejemplos más dolorosos, y que resalta BBVA en su informe, se da en la carrera de Medicina, donde los hospitales nacionales se ven obligados a contratar extranjeros para cubrir las plazas de MIR.
Al contrario ocurre con las humanidades, que se imparten a pocos alumnos y en muchos lugares distintos, con lo que se gastan recursos en servicios poco rentabilizados.
En definitiva, "existe capacidad de ofertar servicios no aprovechada, como resultado de la rigidez y la lentitud de las universidades a la hora de adaptar y reasignar los recursos y la plantilla", apunta el estudio de BBVA y el IVIE.
Las ventajas de ser universitario en la búsqueda de empleo
Con todo, y por mucho que arrecien las críticas contra los resultados en la vida real de haber estudiado una carrera, la Fundación BBVA también señala que aún compensa pasar por la enseñanza superior si se quiere tener más posibilidades de encontrar un empleo.
En líneas generales, poseer una diplomatura (frente a los estudios primarios) aumenta las opciones de tener un trabajo en 21,8 puntos porcentuales, mientras que una licenciatura mejora las expectativas en 25,2 puntos.
Es más, el aumento de la actividad que se ha experimentado en las estadísticas nacionales durante los últimos años se explica gracias al empuje de los universitarios y, de una forma particular, al que han protagonizado las mujeres que han accedido a una educación superior.
¿Y tú que eres, de ciencias o de letras? Lo que un universitario contestase a esa pregunta en su día se ha dejado notar en su currículo laboral: los que optaron por las ciencias de la salud, por ejemplo, tienen hasta 17,5 puntos porcentuales más de posibilidades de tener un trabajo.
Si se quiere llegar un poco más lejos, cada licenciado tiene una ventaja de diez puntos (en el mundo de las probabilidades) que un joven con estudios básicos de que le contraten de forma indefinida. Y, para ser jefe hay que estudiar: los que lo hicieron cuentan con 12 puntos más de opciones de alcanzar un puesto directivo.
Los que peor lo tienen son los que optaron por las Humanidades, que tienen hasta diez puntos menos de posibilidades de tener un trabajo que sus compañeros de Salud. Ciencias, estudios técnicos y jurídicos y sociales, por este orden, se sitúan entre unos y otros.
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