Telefónica: un outsider llamado ING y otras incongruencias

  • ING ha puesto en duda la capacidad de Telefónica para pagar el dividendo prometido en 2012, por sus presuntos problemas en Latinoamérica, y ha conseguido penalizar al buque insignia del mercado español en el mejor arranque bursátil de año desde 2003. Poco ha importado que esta misma firma ya errase el pasado ejercicio en sus previsiones sobre la operadora, o que hace apenas dos meses aplaudiera la marcha de la compañía, precisamente por sus ingresos en Latinoamérica. ¿Quién sale ganando con estas incongruencias?
Enrique Utrera

Está visto que la felicidad completa no existe. Resulta que la bolsa española firma su mejor primera semana del año desde 2003, y el invitado más rico, poderoso y atractivo no acude a la fiesta. Hablamos de ese trasatlántico llamado Telefónica al que un outsider de primera llamado ING -el único entre los grandes del análisis mundial con una recomendación de venta sobre el valor- ha puesto supuestamente contra la pared.

Lo hace con el argumento que más puede poner de los nervios al siempre comedido César Alierta: la operadora no podrá pagar el dividendo prometido para el ejercicio 2012–ha prometido pagar al menos 1,75 euros por acción- porque no cumplirá sus expectativas de beneficios. Profit warning se llama esto. Y se justificaría, siempre según el banco de la cuenta naranja, por los problemas en Venezuela y por la situación adversa en España y en el negocio de la telefonía fija en Brasil.Ahí es nada.

El informe del banco holandés remató el viernes la cotización de la operadora española, que lleva cuatro días consecutivos bajando. Algunos rabiosos defensores de Telefónica han lanzado una ofensiva en los foros del universo Internet contra ING. El argumento ya se lo pueden imaginar: ¿Cómo un banco salvado por el Estado, cuya cotización bursátil casi se ha evaporado, se atreve a poner en duda las expectativas de una empresa sana?

Se trata, desde luego, de una lectura maniquea, porque si el dictamen del informe hubiera sido positivo, nadie se hubiera acordado de los problemas del banco de la cuenta naranja. Son los mismos que no han dicho nada de las recientes recomendaciones de compra sobre el valor de UBS y Deutsche Bank, rescatados en gran parte por el salvavidas estatal.

Cadena de incongruencias

Éstos son los hechos objetivos, que para empezar el año nos dejan un par de incongruencias de primera categoría. La primera se refiere a ING, que no se ha distinguido precisamente en los últimos meses por ser una máquina a la hora de hacer previsiones sobre Telefónica.

Hace sólo un año, como ahora, le rebajó la recomendación a vender desde mantener. Y bajó el precio objetivo desde los 18 hasta los 14 euros. Ese día, Telefónica cerró a 15,61 euros por acción, y el viernes pasado, tras cuatro días consecutivos de descensos, lo hizo a 19,11 euros. Mal negocio para los clientes que hicieron caso al banco holandés que, por cierto, hace ya un buen puñado de meses que mandó a su casa al equipo de análisis español, bastante bueno y productivo.

Al error de recomendación de ING sobre Telefónica en 2009, justificado por cierto por su exposición a economías "enfermizas" y divisas débiles –el mismo argumento que ahora-, se suma un valoración ciertamente sorprendente, que apenas tiene dos meses de vida. En noviembre, el banco pronosticaba que los resultados de Telefónica en el tercer trimestre del año mejorarían las previsiones del conjunto del mercado por, entre otras cosas, las mejoras en los ingresos orgánicos en Latinoamérica, derivados de la recuperación de la situación macroeconómica. ¿En qué quedamos?

El mundo se mueve y las circunstancias cambian, incluso de un día para otro. Ahí está la multa a la operadora en Argentina, tras la que se esconde una batalla política de primer orden, o la incertidumbre que efectivamente generan Venezuela, en particular, y Latinoamérica, en general. Pero cuando de recomendaciones se trata, conviene ser –para lo bueno y para lo malo- más moderado y no volver loco al personal.

La otra incongruencia es de mercado y pone de manifiesto hasta qué punto los inversores profesionales se saltan las advertencias de los analistas –en el caso de Telefónica van al corazón de su estrategia en los mercados, la retribución al accionista- y pueden convertir la caída de las últimas cuatro sesiones en una oportunidad de primera. Y si no echen un ojito al préstamo de valores sobre la operadora. En la primera semana del año ha caído más de un 9% por debajo de los 500 millones de acciones.

Dicho de otra forma, en plena marcha atrás de la cotización se están deshaciendo a toda velocidad las posiciones cortas que apostaban por una caída del valor y que, allá por el ecuador del mes de noviembre, habían disparado los préstamos especulativos por encima de los 1.000 millones de títulos, coincidiendo con la pérdida de GVT en Brasil, que finalmente cayó en manos de Vivendi.

Como ven, otra vez Latinoamérica como telón de fondo. Una excusa perfecta que hará que, de nuevo, algunos hagan su agosto en pleno mes de enero. Tiempo al tiempo.

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