Un año con Mario Monti al frente de Italia: del rayo de esperanza al mar de dudas

    • Los italianos valoran la capacidad del mandatario, un antiguo comisario europeo respetado por los dirigentes europeos, para limpiar el nombre del país en el exterior.
    • Las principales quejas de su gestión se centran en las duras medidas de austeridad y en que la economía todavía sigue en recesión.

Un año con Monti: de la esperanza a las dudas
Un año con Monti: de la esperanza a las dudas
lainformacion.com

Lisa Jucca | Reuters

Cuando Mario Monti tomó las riendas de Italia hace un año, con el país al borde de una crisis de la deuda al estilo de la griega, fue saludado como el salvador que finalmente pondría a Italia en el buen camino.

Hastiados de los escándalos, la corrupción y el amiguismo que había florecido durante el mandato de su predecesor, Silvio Berlusconi, trabajadores y empresarios aceptaron dócilmente en un principio las subidas de impuestos y la dura reforma de las pensiones, confiando en que los sacaría de las turbulentas tormenta de deuda en la eurozona hacia unas aguas más tranquilas.

Un año después, tras el inesperado anuncio de dimisión anticipada de Monti, muchos se preguntan si valió la pena, ya que Italia aún afronta un futuro político incierto y sigue atascada en la recesión.

"Esperábamos un milagro. Y el milagro no llegó", dijo Mina Giannandrea, una comerciante de Roma.

Los italianos han sufrido el aumento de los impuestos sobre la renta, una tasa a las propiedades enormemente impopular y una subida en las facturas de la luz y el gas, sin que haya señales de recompensas por tantos sacrificios.

Muchos han aprendido a cambiar sus hábitos de consumo, a ahorrar (al menos dados los cómodos estándares de tiempos más prósperos), por ejemplo no llamando al fontanero si gotea una tubería o gastando menos en un alimento tan básico como la pasta. Por ejemplo, muchas familias ahora aprovechan las sobras para cenar, en lugar de tirarlas.

La peluquera romana Sara Greco dice que tiene menos clientes cuando llega la época de pagar el recibo del impuesto de la propiedad y que muchas mujeres van menos a menudo a arreglarse el pelo.

"Muchos clientes ya no vienen todas las semanas, o tratan de venir para cortarse el pelo o teñirse los martes o los miércoles, cuando tenemos un descuento del 15 por ciento", añadió.

Descorazonados

Los empresarios, decepcionados por las promesas incumplidas de más empleos y más crecimiento económico que en la era Berlusconi, saludaron el compromiso de Monti de facilitar las contrataciones y los despidos y de reducir la burocracia.

Un informe reciente del Banco Mundial dijo que el ambiente regulatorio para las empresas está mejorando, pero algunos dicen que todavía tienen que notarse los beneficios.

"Ha habido demasiados impuestos y no suficientes recortes de gasto", dijo Franco Manfredini, un emprendedor de la industria de la cerámica en la región de Emilia Romania que ha sobrevivido a la crisis gracias a las exportaciones.

"La cuestión de la deuda sigue ahí, y todavía no vemos la luz al final del túnel", declaró a Reuters.

Especialmente desmoralizador para muchos empresarios es el fallo del Gobierno a la hora de acabar con los privilegios inflados de los que disfrutan los políticos y de reducir la costosa e ineficaz administración pública.

"No se ha hecho nada en cuanto al coste de la maquinaria política. Y esto es algo que habría recibido un apoyo generalizado", dijo Angelo Fracassi, fundador del grupo Dasit, suministrador de equipamiento médico al sector sanitario.

"Esta es decepción personal, muy amarga", agregó Fracassi, que pasó el año luchando contra los retrasos en los pagos por parte de administraciones con problemas de liquidez y los recortes en el gasto público.

Imagen mejorada

Pero algunos creen que Italia sí ha cambiado notablemente con Monti, aunque afronta otro año de contracción económica.

Su sobriedad y su tranquila determinación contrasta con la extravagancia de Berlusconi, sus escándalos sexuales y judiciales y su indecisión, que ayudaron a llevar los costes de financiación del país a niveles insostenibles, antes de que fuera reemplazado por Monti.

Más que nada, los italianos valoran la capacidad del plurilingue Monti, un antiguo comisario europeo respetado por los dirigentes europeos, para limpiar el nombre del país en el exterior.

"Hay que entender donde estábamos hace un año", declaró Francesco Divella, de 40 años e integrante de una dinastía fabricante de pasta en la región de Puglia, en el sur del país.

"En un solo año, Monti ha sido capaz de darle la vuelta completamente a cómo se percibe Italia en el exterior", aseguró Divella, añadiendo que Monti hizo cuanto pudo en un mandato tan corto.

A pesar de todo, la comerciante Giannandrea, que ahora solo se encuentra a un puñado de amas de casa en vez de decenas en su visita matinal al mercado, teme que podría ser demasiado tarde para dar la vuelta al panorama.

"Tras 40 años en el negocio, estoy preocupada de verdad: ¿Qué dejaremos a nuestros hijos?"

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