La escuela de los ejecutivos filósofos

  • Hace años, un ejecutivo procedente de la banca fundó en Madrid la Escuela de Filosofía. El objetivo: ayudar a los banqueros, brokers y ejecutivos a pensar más en valores humanos, y menos en valores de mercado. Cada año hay más alumnos y más profesores.

Escuela de Filosofía
Escuela de Filosofía

Son las siete de la tarde de mediados de julio. Es el último día de clase. El catedrático de Filosofía Diego Sánchez Meca empieza su lección sobre un pensador muy conocido. "Nietzsche se oponía al 'hombre bueno' proclamado por Rousseau", comienza el profesor.

Los alumnos tienen entre 30 y 60 años. Son estudiantes de filosofía. Debaten, preguntan, toman nota de las enseñanzas. Pero aquí hay algo raro. No vienen en vaqueros. No hay piercings en la nariz. No hay chicos con barba 'casual' de varios días. No hay chicas en sandalias que se han puesto lo primero que había en el ropero. Nada de tatuajes de Wittgenstein.

Estamos en la Escuela de Filosofía.¿Otra más? Esta es especial. Asisten sobre todo banqueros, brokers, financieros, ejecutivas… Nivel salarial: muy alto. Formación: muy alta. Idiomas: varios y con buen dominio.

¿Por qué vienen aquí a filosofar? "Los altos ejecutivos están centrados en el ebitda, el valor de la acción, conseguir beneficios. Toman decisiones, a veces sin importar a quién afectan", afirma Gonzalo Mendoza, fundador de esta escuela, y desde luego, una persona que conoce el mundo de los ejecutivos. "Vivimos en un mundo en que necesitamos un contrapunto".

Ese contrapunto es esta Escuela de Filosofía donde hombres y mujeres del mundo de las finanzas y la empresa se reúnen para escuchar y hablar. Pagan 4.750 euros al año por recibir tres horas de clase a la semana. Y las pagan con gusto.

Otra persona

"Cuando entro en la Escuela soy otra persona", confiesa uno de los ejecutivos más conocidos de este país en el mundo de las finanzas. Muchos admiten que es como si llevaran una doble vida. Durante toda la semana se mueven en el corazón de la tormenta: los mercados, la prima de riesgo, el Ibex, los futuros, el rescate, la deuda. Pero en esas tres horas de pensamiento a la semana compensan la presión diaria de su profesión.

La idea de fundar esta escuela se le ocurrió a Mendoza cuando dejó su puesto en Arthur Andersen. Este licenciado en Ciencias Empresariales por la George Washington University, había pasado por el Banco Urquijo y por Warburg. Tomó clases de Filosofía y fue entonces cuando se le ocurrió sacar el pensamiento de las facultades. El mundo ejecutivo necesitaba pensar en otros valores que no fueran los de la Bolsa. Platón en vez de Wall Street. Descartes en lugar del Ibex. Aristóteles para ejecutivos.

En 2005 entró en contacto con Jorge Úbeda, profesor de Filosofía, y con él elaboró el programa de la escuela. Empezaron con Filosofía Griega y Medieval.

"Al principio apenas llenábamos este aula", dice Mendoza mientras muestra las salas de la Escuela. Ubicada en un edificio de pocas plantas cerca de Arturo Soria, en Madrid, la Escuela fue llenándose poco a poco de banqueros, financieros, auditores, ejecutivas… Hoy cuenta con unos 80 alumnos. Algunos muy poderosos. ¿Quiénes?

"Por favor, no diga sus nombres porque para ellos esta actividad es muy personal. No quieren publicidad", dice Mendoza.

Alumnos aplicados

Los alumnos se toman las lecciones muy en serio. Repasan los apuntes durante la semana. Al principio de cada clase se les entrega un resumen de la anterior realizado por una secretaria. "La gente que viene aquí sabe que no es un master del IESE, sino que van a usar el conocimiento para reflexionar sobre la vida", añade Mendoza.

Mendoza afirma que la escuela no tiene ideología lo cual se demuestra con el plantel de profesores: vienen de todas las tendencias. "Han pasado ya más de 60 maestros", dice Mendoza. Entre los 'maestros' están Manuel Abella, Miguel García-Baró, Diego Sánchez-Meca (UNED), Javier Gomá (escribe en El País) o Ignacio Sánchez-Cámara (en ABC). Las clases se han ampliado a Filosofía Contemporánea, la alteridad, la herencia nietzschiana, el monoteísmo, la ética, Borges y hasta la Historia del Pensamiento Económico.

Para los alumnos con pocos recursos, la escuela creó una Fundación con fondos aportados por los alumnos. Solo se pide amor a la filosofía, mente abierta y confiada.

Animados por su amor al pensamiento, algunos han lanzado una pequeña editorial de libros de filosofía. Se llama Avarigani. Se estrenó con "Apología de lo inútil", una reflexión que incluía ensayos de alumnos y profesores.

La editorial no tiene ánimo de lucro. Publican trabajos sobre filosofía y ética, trabajos de investigación, hacen traducciones de obras inéditas y conceden premios. Estos fueron los últimos trabajos seleccionados.

Al final, la aventura de Mendoza ha dado sus pequeños frutos. No es una máquina de generar dinero. "Pagamos los gastos y ganamos muy poco", confiesa. Pero el boca a oído le ha permitido ampliar las instalaciones, admitir más alumnos y hacer olvidar a muchos ejecutivos que al mundo no solo lo mueven los mercados.


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