Galicia abre y cierra el año 2014 con tragedias marítimas

  • Casi el 80 por ciento de los marineros que pierden la vida cada año en España son de Galicia, una tierra con un mar lleno de vida y también de muerte, y que inició 2014 con un virulento temporal que provocó una ola gigante que se cobró vidas humanas y que ahora se despide con otra tragedia.

Patricia Pernas

Santiago de Compostela, 28 dic.- Casi el 80 por ciento de los marineros que pierden la vida cada año en España son de Galicia, una tierra con un mar lleno de vida y también de muerte, y que inició 2014 con un virulento temporal que provocó una ola gigante que se cobró vidas humanas y que ahora se despide con otra tragedia.

Se trata del naufragio del Paquito Número Dos, de 18 metros de eslora y con puerto base en Cabo de Cruz, en el municipio coruñés de Boiro, un barco que desapareció hace ahora casi dos semanas y cuando se encontraban a bordo del mismo el patrón Germán Fernández, de 52 años; Santiago Blanco, de 47; y Juan Antonio Hermo, de 38.

El cuerpo sin vida del patrón fue localizado a cuatro millas al norte de la isla de Sálvora, pero no el de los otros dos tripulantes, y el bateeiro permanece hundido a unos 36 metros de profundidad en las inmediaciones del conocido faro de Corrubedo.

En las labores de rastreo, que continúan, han sido una constante las imágenes de los equipos profesionales, así como de voluntarios, organizándose, apretando los dientes, sufriendo, y bregando como han podido contra la adversidad.

Cada lugar en el que se realiza una inspección se convierte en un campo de batalla y esto es lo que ocurre en cualquier época enlutada por una de estas tragedias a las que nadie se acostumbra, porque un océano nunca puede ser un museo de desastres navales por definición.

No obstante, si este 2014 se despide así en Galicia, tampoco empezó de mejor manera.

El virulento temporal marítimo que azotó la costa gallega las pasadas Navidades partió a la mitad la vida de una familia de la parroquia de San Vicente de Meirás, en el municipio coruñés de Valdoviño, entre Ferrol y Cedeira.

Una gran ola se llevó a cuatro de sus miembros en la tarde de Reyes. Ocurrió en el Faro de Meirás, enclavado en un acantilado rocoso y muy vertical, a donde habían acudido para velar por un familiar fallecido días antes y cuyas cenizas habían arrojado en la zona.

De ellos, únicamente una persona, una mujer, pudo ser rescatada y conducida al hospital, donde fue diagnosticada de policontusiones varias y, una vez, hechas las revisiones oportunas se le concedió el alta médica.

Si en enero la "zona cero" estuvo en Valdoviño, en diciembre ha cambiado de ubicación pero no de provincia, puesto que en el Ayuntamiento coruñés de Boiro son días de tristeza, y la prueba visual está en las banderas que ondean a media asta y en su puerto.

Galicia sabe bien, para lo bueno y lo malo, de ese aforismo histórico que dice que la civilización cabalga sobre las olas.

Las peligrosas costas y la accidentada orografía, algo de lo que Galicia no escapa, dan buena cuenta de ello, así como la propia historia.

También, dentro de la tradición oral, los llamados lobos de mar, que aceptan que fatídicas noticias como la del Paquito Número Dos no son nuevas para ellos, porque nunca se aleja el temor de que en estas aguas gélidas que son su medio de vida algo así pueda ocurrir.

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