Se enfría el baile de fusiones alentado tras la compra del Popular por Santander

  • Unicaja y Liberbank reducen la presión de una operación corporativa. La malagueña gana espacio con la salida a bolsa, mientras el banco asturiano acelera la limpieza de ladrillo.

    Las miras se redirigen hacia Europa donde han desaparecido 2.000 entidades con la crisis. Su censo cae un 23% desde 2008 por efecto de integraciones frente al 28% de España. 

Las familias redujeron en julio su deuda con la banca en 8.500 millones
Las familias redujeron en julio su deuda con la banca en 8.500 millones
E. C.

Con la reanudación del curso económico se desempolvan tareas y expectativas. Casi en vísperas del periodo estival se había instalado una fuerte convicción de que la banca protagonizaría otra oleada de fusiones que ahora parece enfriarse. La única unión cierta después de que el Santander se adjudicase al Popular en junio será la integración de BMN en Bankia, cuando sus respectivos dueños lo aprueben en la junta de accionistas que celebrarán el próximo día 14. No habrá sorpresas puesto que el Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), tiene la llave para dar el OK siendo el propietario del 66% de ambas entidades.

La incertidumbre sobre si continuarían siendo independientes o estaban abocados a una unión planeaba principalmente sobre Unicaja y Liberbank, pero durante el verano se han movido con celeridad para quitar presión a una oferta indeseada. El pasado viernes sin ir más lejos el grupo malagueño saldó la deuda de 604 millones de euros de su filial EspañaDuero con el Frob ganando a la apuesta de que acabaría presa de un banco mayor si fracasaba el intento de salir a bolsa porque la devolución de ayudas tenía el tiempo tasado.

La entidad presidida por Braulio Medel renunció a hasta 400 millones de valor, al aceptar situar el precio para cotizar en la parte inferior de la horquilla y garantizarse así la colocación exitosa al filo de finales de junio. El viernes se sacudió la duda del Frob, anticipando la devolución del dinero para ahorrarse además en la elevada factura dado que las ayudas se instrumentaron a través de bonos con un interés superior al 9%.

El grupo gestado con la integración de Cajastur (incluida la antigua Caja de Castilla-La Mancha) y las cajas de Extremadura y Cantabria ha desplegado a su vez todos los recursos para eliminar las dudas sobre su viabilidad. Vendió la inmobiliaria a Cerberus con el que se alía para enajenar los inmuebles a marchas forzadas y ha fijado objetivos mucho más ambiciosos de reducción del problema. Quiere bajar la morosidad al 9% este año y al 3,5% en 2019. Su hoja de ruta anterior fijaba el 10% este año y el 7% en 2018. Y a la postre buscará mayor negocio y rendimiento en el mundo de la gestión de activos con otro acuerdo con JP Morgan.

La prueba de fuego será cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) levante la prohibición a los inversores bajistas el próximo día 12, cuya especulación desangraba su cotización contagiada por los ataques sufridos por el Popular. Técnicamente el supervisor está capacitado para buscar otra prórroga de tres meses, aunque es una incógnita cómo la recibiría el mercado. No en vano, no falta quien especula sobre si ha dado tiempo a la entidad para analizar distintas soluciones de futuro.

La clave de una potencial oleada de concentraciones parece descansar por tanto en la capacidad a futuro de generar una rentabilidad suficiente más que en la resolución de dichos problemas inmediatos. Será clave la capacidad para rebajar la factura de costes, incluido la ligada a los activos improductivos, y empujar los ingresos con una tarta de negocio que aún no ha cesado de decrecer. Los banqueros posponen el aumento del crédito a 2018 o más tarde aún y, aunque confían en que la subida de tipos impulsará los márgenes, se espera que sea muy progresiva.

El Banco de España y hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) o agencias como Moody’s ven espacio para una concentración superior para atacar la partida de costes. Pero en el sector descartan megaoperaciones en la convicción de que a los grandes grupos les interesa más potenciar la diversificación con la internacionalización que integrar entidades menores.

Desde que estalló la crisis el censo de entidades de depósito operativas en España ha disminuido desde 286 a 206 -el 27,97%- con la intensa oleada de fusiones entre antiguas cajas. La red de sucursales y oficinas se ha reducido en más de un tercio, pero el ratio de eficiencia traslada mal tal esfuerzo por el desplome de los ingresos con el menor negocio y tipos de interés a cero.

A finales de marzo los gastos consumía un 50,3% de la recaudación de ingresos. Menos del 54,5% de lo que suponía apenas tres meses atrás, aunque alejado del 43,1% del que disfrutaban antes de eclosionar los problemas financieros y económicos a finales de 2007.

En Europa, donde está llamado a jugarse el futuro proceso de concentración, han desaparecido el 23% de las entidades o casi 2.000 bancos y cajas. Su censo ha caído desde 8.525 hasta 6.596 entidades conforme a los datos compilados por la Federación Bancaria Europea por las operaciones nacionales. El salto a transacciones intrafronterizas se retrasa principalmente ante los crecientes requisitos normativos que impiden evaluar bien la estrategia y balance de las entidades.

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