Las dos caras de una moneda. La tensión que se vivía en los alrededores del Congreso entre manifestantes y Policía contrastaba ayer con la calma que se vivió desde primera hora de la mañana en el Congreso de los Diputados.
La normalidad ayer en la Cámara era absoluta. Incluso el ambiente estaba mucho más calmado que en otras ocasiones. Por ejemplo, el patio del Congreso suele ser un lugar de reunión para muchos diputados, que entre cigarro y cigarro debaten e incluso negocian. Ayer por la tarde había algunos, pero pocos.
Y solo esos pocos podían enterarse de lo que pasaba en la calle por los gritos y pitidos de los manifestantes. Eso es lo único que llegó ayer a sus señorías sobre la manifestación. Twitter y los periodistas eran sus fuentes de información si bien algunos salían a las afueras del Congreso para conocer en persona qué estaba pasando.
"Estamos como en un búnker", bromeaba un diputado de una formación minoritaria. "Quizás tengamos que estar preparados para dormir aquí", decía otro.
Un pleno muy largo
El Pleno del Congreso comenzaba a las 16 horas y se prolongó hasta bien entrada la noche. Fueron unas cinco horas de debate en las que se escucharon pocas referencias al 25S.
Mientras la protesta alcanzaba su punto más álgido, sus señorías debatían sobre la discriminación lingüística, la mejora de la accesibilidad en las comunidades de viviendas o sobre la lucha contra el fraude fiscal.
La única iniciativa que podría tener algún vínculo con lo que reclamaban los manifestantes era una proposición no de ley de UPyD a favor de racionalizar los sueldos de los cargos públicos para, por ejemplo, que "ningún político gante más que el presidente", explicó Rosa Díez.
Bares cerrados y turistas identificados
Acceder ayer al Congreso era una odisea. Los periodistas no podían hacerlo por la entrada habitual y solo ellos y el personal convenientemente autorizado podían entrar en el perímetro de seguridad.
De hecho muchos turistas no entendían cómo no podían acceder a la Carrera de San Jerónimo para llegar al Museo del Prado desde Sol. Y aquellos que se alojaban en los hoteles ubicados dentro del perímetro tenían que ir convenientemente acreditados con una pegatina o se les pedía la llave de su habitación.
Ya por la tarde, muchos de los bares de la zona adoptaban horario europeo y muchos de ellos cerraban sus puertas en torno a las 19 horas.
Este miércoles, las protestas seguirán teniendo resaca en el Congreso. Hoy se celebra la sesión de control y el Gobierno tiene que responder una pregunta sobre las protestas sociales que realiza Cayo Lara, coordinador de Izquierda Unida.
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