El día que España lloró por Miriam, Toñi y Desireé, las niñas de Alcàsser

    • La Audiencia de Valencia estudia cómo puede afectar a Miguel Ricart, único asesino de Alcàsser que ha pisado la cárcel, la derogación de la doctrina Parot.
La Audiencia de Valencia inicia los trámites para la excarcelación de Miguel Ricart
La Audiencia de Valencia inicia los trámites para la excarcelación de Miguel Ricart
Emilio Navarro

Recuerdo aquella noche. Mi hermana no se separaba del televisor. Yo tenía solo 11 años. Ella lloraba y lloraba y mi ingenua inocencia me llevó delante de la pantalla. En Alcàsser, una pequeña localidad valenciana, dos niñas de 14 y una de 15 años habían sido violadas, torturadas y vejadas con un ensañamiento tal que ni los investigadores más duros pudieron soportar, y asesinadas finalmente de un tiro en la cabeza en una ruinosa cabaña a pocos kilómetros de sus casas. La noticia me estremeció. Era inevitable no sufrir con los testimonios, y pensar en cómo me sentiría yo si me hubieran arrebatado de esa manera tan vil a una de mis cuatro hermanas.

Han pasado 20 años y no he podido borrar de mi mente las caras de Miriam, Toñi y Desireé.

Inocentes, jóvenes y con toda una vida por delante, sus vidas les fueron arrancadas por la crueldad de unos bárbaros sanguinarios. Las imágenes de sus padres, hermanos y amigos, rotos por el dolor de uno de los crímenes más atroces que ha conocido España, dieron la vuelta al mundo, y a los corazones de un país (o por lo menos al mío) que pedía justicia.

El principal asesino, Antonio Anglés, desapareció de manera misteriosa días después. Su rastro se perdió en el carguero City of Playmouth rumbo a Irlanda. Murió presuntamente ahogado tratando de escapar cuando fue descubierto. Su rostro cuelga todavía de muchas comisarías españolas. Una con el pelo negro, la otra con la cabellera tintada de rubio, pero ambas con una mirada que tampoco olvidaré.

Ahora, cuando la Audiencia de Valencia inicia los trámites para liberar a Miguel Ricart, el único de los implicados que ha pisado la cárcel, vuelven a mi mente los rostros de la niñas y el testimonio del hombre que por casualidad encontró sus cuerpos brutalmente vejados. Seguro que él tampoco ha olvidado a Miriam, Toñi y Desireé.

También recuerdo el rostro del hermano de Miriam, Fernando, hablando años después del crimen de su hermana mayor en la televisión, recordándola con una sonrisa, y me pregunto si no se le habrá borrado al imaginarse al asesino de su hermana libre tomando una cerveza tranquilo fuera de prisión.

La Doctrina Parot fue una auténtica chapuza jurídica de unos políticos que ponen parches a la justicia en vez de resolver de una manera definitiva y eficaz sus problemas. Estrasburgo no ha vejado a las víctimas de etarras, violadores y criminales dictando el fallo que les pondrá en libertad. Ha sido la falta de coraje de la clase política al no aplicar penas más severas, con una ley bien hecha como pasa en los otros países de Europa, la que les pone en la calle.¿Por qué hay tanto miedo a la cadena perpetua revisable? La cárcel debe servir para reinsertar, pero no es posible con todos los criminales. En España,un 55% de los presos reincide al salir de prisión.

Si Ricart sale, tras cumplir solo 20 de los 170 años a los que fue condenado, será porque la ley así lo establece, y una sociedad justa debe acatar lo más sagrado de sus valores. Las leyes son uno de ellos. Pero es el momento de tomar decisiones. Buscar las fórmulas para que los próximos Inés del Río, Troitiño, Ricart y demás calaña no pisen la calle sin, por lo menos, arrepentirse de sus crímenes. Ricart sigue negando que matara a las niñas.

Pienso en Miriam, Toñi y Desireé, en sus familias, en Fernando, en mis hermanas, y en el 'crimen moral' que será verle en libertad. Nunca podré olvidar a las 'niñas de Alcàsser'. Espero que los políticos tampoco lo hagan.

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