Ni Arriola ni Toharia creen que haya terremoto electoral

    • Según dos expertos sociólogos españoles, asesores de los principales políticos, los resultados electorales no auguran ningún cambio político sustancial.
    • En las elecciones europeas la gente suele votar más con el corazón que con el bolsillo; si fueran elecciones generales, otro gallo hubiera cantado.
José María García-Hoz

Ni seísmo, ni cambio de escenario: para dos de los más veteranos sociólogos electorales, Pedro Arriola y Manuel Toharia, los resultados de la euroelecciones no auguran ningún cambio político sustancial.

Pedro Arriola es el asesor socio/electoral de Mariano Rajoy, como antes lo fue de José Mª Aznar; José Juan Toharia no tiene un cargo tan específico, pero no es exagerado definirle como el sociólogo de referencia del PSOE. Ambos llevan muchos años pronosticando y analizando resultados y 48 horas después de la jornada electoral del domingo 25 compartieron mesa y mantel (de desayuno) en Foro de la Nueva Economía.

La principal conclusión, compartida por ambos, es que "aquí no ha pasado casi nada". La participación ha sido prácticamente igual a la de comicios similares anteriores. Seguramente la mayoría de los que no han votado –nueve millones de electores—se han abstenido por considerar que estas elecciones no valen para nada, otros para manifestar su descontento.
Y es que esa es la peculiaridad de los comicios al parlamento europeo: en que no está en juego ningún poder que afecte a la vida cotidiana y, por tanto, se puede votar con el corazón, olvidando mirar a la cartera.¿Por qué el éxito de Podemos?

Es muy difícil que Podemos (para el que Arriola había pronosticado 3 escaños y Toharia entre 1 y 2) se consolide como un movimiento político estable: ¿Quién se acuerda que hace 25 años José Mª Ruiz Mateos consiguió dos euroescaños, con el único mensaje político de "¡que te pego, leche!" al propinarle una colleja a Miguel Boyer en los pasillos del juzgado?
En todo caso, los resultados de Podemos se explican por:
a) Un buen nombre de su candidato, Pablo Iglesias;
b) Nada que ver con las redes sociales… El factor decisivo fue el apoyo incondicional de la cadena de televisión la Sexta…
c) El eslogan "Sí,podemos" no por manido y utilizado –desde Obama hasta los hinchas del Madrid—menos eficaz;
d) El lenguaje más fresco y comprensible de Pablo Iglesias, frente al de los políticos veteranos, cuya principal preocupación parece no meter la pata. En buena parte ese lenguaje más directo es el que ha llevado a también triunfar al Primer Ministro Italiano, frente al radical Beppe Grillo;
e) El programa de Podemos no ha influido en el resultado… Precisamente porque nadie lee los programas;
f) Podemos ha quitado muchos votos al PSOE, aunque en términos relativos IU ha sido más perjudicada. También ha conseguido significativamente más votos entre personas jóvenes que, por edad, nunca habían podido votar. Todo sigue como estaba

Puede admitirse que haya habido voto de castigo para los partidos grandes, pero un castigo inocuo, en el sentido de que al cambiar de papeleta nadie arriesgaba nada.

Es un ejercicio surrealista extrapolar los resultados de estas elecciones a los de unas generales o autonómicas. Los españoles no son antisistema, valoran la democracia y ven a los partidos como indispensables. Están descontentos de como se hace política ahora –añoran el espíritu de la Transición—y de la situación económica (de la que culpan en primer lugar a Zapatero y en segundo a Rajoy), también les decepciona la tolerancia con la corrupción.Electorado ecléctico

El bipartidismo no está en riesgo. El español es un electorado ecléctico: mayoritariamente se sitúa en el centro-izquierda del barómetro político, pero no pocas veces vota a una formación, PP, a la que sitúa en la derecha. Esa realidad la suelen olvidar las organizaciones o votantes más ideologizados.
Hoy por hoy, estas cuatro son las principales motivaciones del voto:
1) Percepción de la situación económica general;
2) Percepción de la situación económica personal;
3) Percepción de la situación política;
4) Tiempo que lleva en el poder el candidato que ha convocado las elecciones.

En definitiva: un electorado ecléctico, con motivaciones económicas del voto no parece el más inclinado a los seísmos políticos.

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