Zaida Cantera: "En el Ejército, si denuncias a alguien, el rango te da la credibilidad"

    • La capitán del Ejército de Tierra español relata así cómo fue acosada por un teniente coronel, mientras estaba de misión en Líbano.
    • "Con el conducto reglamentario, si mi superior me viola, tengo que denunciar a mi superior a través de mi superior", se queja Zaida Cantera.
La capitán del Ejército de Tierra español Zaida Cantera.
La capitán del Ejército de Tierra español Zaida Cantera.

La capitán del Ejército de Tierra español, Zaida Cantera, relataba este domingo en el programa Salvados de La Sexta, cómo fue su pesadilla al ser acosada por un teniente coronel de su unidad.

Destinada y condecorada por su presencia en misiones internacionales como los conflictos de Kosovo o Líbano, Zaida pensaba que su rango la iba a librar de cómo se las gastaba su superior. Sin embargo, sus pronósticos no se cumplieron.

Precisamente en Líbano fue donde comenzó su pesadilla. Zaida explicó que cuando estaba en Líbano destinaron a su unidad al teniente coronel Lezcano-Mújica, del que ya había oído que tenía "comportamientos raros con las mujeres". Sin embargo, pensó que no iba a ser un problema para ella. "Eso lo hará con las soldados, pero yo, que soy un oficial...", pensaba.

Nada más conocer al teniente coronel Lezcano-Mújica la mandaron a unos coloquios con él a Valladolid. Cuando se presentó en el despacho como la capitán Zaida C., el teniente le dijo: "No, tú vienes conmigo como mi secretaria. Sí, mi secretaria, como esas de falda corta". Tras el comentario desafortunado, ambos viajaron en tren a Valladolid. Durante el viaje ya comenzó a notar que la miraba demasiado e invadía su espacio personal, actuación que le hizo empezar a sentirse incómoda.

En las conferencias el acoso fue a más. "Me tocó la pierna, intentó meterme mano... Y delante de una compañera de trabajo", aseguraba la capitán. Zaida relataba que estaban en una de las salas del hotel de Valladolid, él entró y se sentó al lado. No había escapatoria, porque sólo había tres sillas. "Se sentó al lado, puso la mano sobre mi pierna y empezó a subir. Empezó a subir hasta que pegué un respingo. Me levanté de la silla y me aparté rápidamente... Me quede en blanco. Dices: '¿Cómo me puede estar pasando esto?'.

La oficial no supo cómo reaccionar y se quedó callada. "Si yo llego a estar de paisano en la calle con un civil, lo tengo clarísimo. Te cojo, te empujo, te aparto de mí y me voy otro sitio. Pero vistiendo de uniforme, los dos vistiendo de uniforme... Es que no puedo ni tocarle. Si le toco, él pone una denuncia, como luego pasó, y a él se le da la credibilidad, yo no tengo ninguna credibilidad", explicaba. Y es que "en el Ejército, si denuncias a alguien, tiene toda la credibilidad el que más rango tiene. La credibilidad depende de las estrellas que tengas sobre tus hombros", aseveraba.

Zaida Cantera se siente afortunada de que su compañera que presenció lo ocurrido tuviera el valor de decir la verdad en el juicio porque si no, con el conducto reglamentario no podía haber hecho nada. "Con el conducto reglamentario, si tienes algo que decir, debes decírselo a tu superior, tu superior al superior... Así sucesivamente". Si mi superior me viola, tengo que denunciar a mi superior a través de mi superior. Es decir, debo decirle a mi teniente coronel: 'Quiero tramitar una denuncia de que usted me ha violado'", comentaba.

Por eso aguantó y su primera decisión fue apartarse de él. Le dijo que a ella sólo le tocaba su pareja y él le contestó que se arrepentiría. Desde ese momento, el acaso personal se convirtió en acoso laboral.

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