Curiosas conversaciones y frases oídas al pasar se instalan en la red

  • Natalia Kidd.

Natalia Kidd.

Buenos Aires, 2 feb.- Hilarantes frases oídas al pasar y fragmentos de jugosas conversaciones ajenas captadas en sitios públicos como la calle o el metro son la comidilla de miles de usuarios de las redes sociales que se han vuelto seguidores incondicionales del proyecto argentino "La gente anda diciendo".

Basta con estar atentos y parar la oreja: la gente habla por móvil o conversa con un amigo en la vía pública como si nadie les escuchara.

De ahí salen los más insólitos comentarios de la vida cotidiana, ahora registrados por escuchas anónimos en "La gente anda diciendo", un proyecto que se vale de Facebook y Twitter para recopilar las frases más llamativas.

Creado por dos jóvenes amigos argentinos que prefieren que sus apellidos no se difundan, Tatiana, de 28 años, y Ezequiel, de 32, el proyecto ya suma en ambas redes sociales a unos 300.000 seguidores, muchos de los cuales, a su vez, colaboran con el proyecto enviando las curiosidades captadas al vuelo en la calle.

"Fuimos a almorzar en diciembre de 2011, nos llamó la atención la charla de una pareja que estaba al lado y nos callamos para escuchar. De ahí nació la idea de armar este proyecto, anotando las frases que escuchábamos en la calle", relata a Efe Tatiana.

Activa desde agosto pasado, la página del proyecto en Facebook recibe a diario cerca medio millar de "escuchas" de colaboradores casuales, aportes que son filtrados por Tatiana y Ezequiel y que escogen apenas un par de frases diarias para publicar.

Cada comentario se sube con lo escuchado textualmente y un breve indicativo de la edad aproximada de quién lo dijo, donde, a quién y en qué circunstancias, aunque nunca se identifica a la persona.

"No somos chusmas ni atentamos contra la privacidad. No publicamos aportes donde las personas puedan ser identificadas. La idea es rescatar la espontaneidad de lo que dice la gente", explica Tatiana.

Para sus creadores, este proyecto prendió tanto en la gente pues "todos escuchamos todo el tiempo conversaciones ajenas, un fenómeno aumentado por el hecho de que ha cambiado mucho el uso del teléfono. Hoy la gente tiene la posibilidad de hasta hacer llamadas gratuitas desde su móvil en el transporte público o la calle".

"Hay gente que va por la calle con el auricular, hablando por celular a los gritos, contando intimidades", observa Tatiana.

También quedan al descubierto las mentiras: una señora, mientras se entretiene en un bingo, se excusa sin pestañear a quien le llamó por el móvil: "Ya te llamo, estoy en el banco".

Otro clásico son las conversaciones captadas en el transporte público.

Mientras viajan en ómnibus, una joven le lanza a su madre: "Ma, antes de que fallezcas, quiero que me enseñes a tejer".

También en un ómnibus, un adolescente le dice a otro: "Ya llevo 37 días sin bañarme y voy por el récord de mi viejo, que es de 73".

Otra categoría de comentarios curiosos son los dirigidos a mascotas. "Cuando el muñequito esté en verde, cruzamos", le dice una mujer a su perro en una esquina.

También las frases dichas por niños generan gran aceptación.

Caminando por el barrio porteño de Once, un niño, de unos 6 años, le replica a su padre, un judío ortodoxo: "Pero yo quiero jugar a la pelota y comer 'asadito' como el resto de los chicos".

"¡Mirá, un concurso de flores!", le dice otro niño a su hermano pequeño al pasar con el ómnibus frente a la sede del Congreso argentino, plagada de coronas florales, durante el velatorio del cineasta Leonardo Favio.

La calle y los adultos son, de todas formas, la cantera más fértil para este proyecto, con comentarios, que la mayoría de las veces, resultan desopilantes.

Desde una parada de ómnibus, en la ciudad argentina de Rosario, una mujer le grita a un taxista: "¡Considere polarizar los vidrios si se va a sacar los mocos de esa manera!".

"No le aciertan al fin del mundo y quieren acertar el pronóstico", le comenta una mujer a un vendedor de periódicos en Buenos Aires.

En Mar del Plata, en la puerta de un banco, una mujer le cuenta a su amiga: "Me acaban de decir el mejor piropo de mi vida: 'Mirá qué bien estacionaste el auto, con vos me caso'".

"Si Félix Baumgartner tenía señal en la estratosfera, vos no esperarás que yo me coma que no tenías señal en ese bar de cuarta", le grita una joven a su novio discutiendo en la calle.

En la puerta de un supermercado, una mujer de unos 50 años le dice a otra: "Yo ya me casé por amor. Ahora me toca casarme por interés".

Comentarios todos que evidencian que, si presta atención y para la oreja, no podrá aburrirse nunca.

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