Eugenia, una periodista de 28 años, cansada de buscar empleo durante un año, ha desistido y ha optado por estudiar una oposición. Cree que le será más fácil aprobar el examen que encontrar un trabajo.
Razones para pensar así le sobran. Los parados de larga duración, aquellos que llevan al menos doce meses buscando empleo, son labolsa de desocupados que más crece en España.
Sólo en el último trimestre, han pasado a formar parte de este grupo 61.200 personas, cifra se dispara hasta 664.800 desempleados, si se toma como referencia el último año. Y todo apunta a que seguirán aumentando, debido a que España tardará todavía muchos meses en crear empleo. Una realidad que aceptan, incluso, los más optimistas.
El nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, sostiene que habrá que esperar hasta finales del próximo año para ver a nuestra economía creando empleo. "No demasiado", según sus propias palabras, pero algo.
Eso significa que las 882.917 personas que llevan entre seis meses y un año sin empleo, según la Encuesta de Población Activa (EPA), corren mucho riesgo de pasar a engrosar las listas de parados de larga duración, que ya asciende a 1,96 millones (ver página 15 de este documento).
Este escenario supone que las arcas públicas se enfrentan a cerca de tres millones de personas sin subsidio por desempleo o al borde de perderlo, después de más de un año sin trabajo.
El impacto de los 426 euros
Ante este escenario, la propuesta del ministro de Trabajo de prorrogar otros seis meses, hasta agosto de 2011, la ayuda de 426 euros puede poner en jaque todo el plan de estabilidad del Ejecutivo.
La última tanda del programa de Protección al Desempleo, correspondiente al pasado mes de agosto, se saldó con una dotación de 640 millones de euros.
El riesgo de que los parados de larga duración se incremente en cerca de 800.000 personas durante los próximos doce meses, dispararía esta factura hasta los 1.000 millones de euros.
Esta cifra equivale, prácticamente, a todo el ahorro conseguido por el Gobierno con las pensiones. Un motivo que explica el rápido rechazo de la ministra de Economía a la propuesta de Valeriano Gómez.
Sin embargo, resulta fácil comprender el titular de Trabajo, bajo cuya responsabilidad está encontrar una salida a los casi tres millones de trabajadores que estarán en paro de larga duración el próximo invierno, muchos sin prestación, y sin que el Gobierno pueda conseguirles un empleo.
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