China quiere prohibir los petardos en Año Nuevo por la contaminación que provocan

    • Los niveles de contaminación de las grandes ciudades chinas superan todos los registros conocidos.
    • Prohibir los petardos es una opción, pero los vecinos critican que no se legisle sobre los coches o las fábricas.
China tomará más medidas contra la polución en Pekín ante la oleada de críticas
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G.R.S.

Lo malo de ser el país más poblado del planeta es que una costumbre puede convertirse en un problema. 'Tirar petardos evita la mala suerte', es lo que creen millones de chinos. Así que días antes de Año Nuevo, las familias chinas llenan sus despensas de petardos.

Pero el medio ambiente en China no está para tirar cohetes. Cualquier medida que permita un aire más respirable no está de más, y los fuegos artificiales no ayudan mucho. La polémica se ha avivado este año, debido a las terribles estadísticas de la calidad del aire en varias ciudades del país, como recoge The Atlantic.

El pasado 29 de enero, el aire de Pekín alcanzaba uno de sus peores resultados. De hecho, el nivel "peligroso" quedaba lejos del máximo estipulado. Días antes de la Nochevieja china, miles de internautas se posicionaron en contra de lanzar petardos. Varios medios locales se hicieron eco de la situación. Aunque otros mantuvieron la costumbre.

"La calidad del aire en Pekín no deja de empeorar mientras nos acercamos al Año Nuevo. Si seguimos tirando fuegos artificiales, el ambiente será irrespirable. Desde nuestra cadena animamos a toda la sociedad a no tirar cohetes, por nuestro hijos y por nuestros mayores". La noticia de una televisión china tuvo más de 33.000 compartidos en Facebook en pocos días.

Y ha funcionado. Según el Beijing Evening News, la venta de fuegos artificiales ha caído un 37% en comparación con el año pasado. De hecho, la cantidad de pólvora usada en cada petardo se ha reducido en un 18%.Sin embargo, algunos vecinos han mantenido su costumbre, y con no menos razón.

El día de Año Nuevo, muchos de ellos salieron a la calle con máscaras para poder respirar. Para muchos era una forma de criticar al Gobierno, por no centrarse en otros focos de contaminación más importantes, como los coches o las fábricas.

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