Eurobonos, déficit, austeridad... del choque Merkel- Macron depende la UE

  • Alemania y Francia coinciden en la necesidad de reformar el euro, pero Berlín quiere mano dura y reformas impopulares, mientras que París apuesta por instrumentos comunes, como eurobonos. 

    Las posiciones de Macron y Alemania chocan en su visión sobre la austeridad y la consolidación de las finanzas públicas. Ambos coinciden en el presupuesto saneado, pero difieren en el tiempo para lograrlo.

Eurobonos, déficit, austeridad... del choque Merkel- Macron depende la UE
Eurobonos, déficit, austeridad... del choque Merkel- Macron depende la UE

Esta noche es Europa y el mundo quien nos mira”, así arrancaba la primera comparecencia de Emmanuel Macron como presidente de Francia. Llegaba a la explanada del Museo del Louvre solo, en la tiniebla, escenificando la luz que su elección supone para el proyecto europeo. Con el himno de la alegría sonando de fondo, se presentaba como el jefe de Estado que había evitado que el populismo se asentara en Europa y como un balón de oxigeno para Bruselas. Tras las celebraciones toca ponerse a trabajar y parece que el camino no será fácil. Desde Berlín ya han avisado que la reforma del pacto de estabilidad no está de momento sobre la mesa.

El espíritu reformador de Macron se topará con el espíritu austeridad de Merkel, que el próximo 24 de septiembre volverá a enfrentarse al veredicto de las urnas por cuarta vez y que es muy consciente de que cualquier apoyo a la relajación financiera de los países del sur le puede pasar factura. “Macron proviene ideológicamente de la derecha y no postula con la CDU, aunque les acercan algunas posiciones de inmigración o derecho al asilo...cuestiones que han aflorado tras las crisis recientes, pero el elemento subyacente que les separa es la política económica”, asegura el Presidente de Foro Europa Ciudadana, José Carlos Cano. En su opinión, el plan económico francés para la UE “chocará” con Berlín que exige ajustes estructurales que Francia no ha llevado a cabo todavía.

El plan de Macron para la UE incluye compartir la deuda europea a través de eurobonos, la creación de un ministerio europeo de Finanzas y de un presupuesto común para la zona euro; el establecimiento de un control europeo sobre las inversiones extranjeras para proteger áreas estratégicas y la puesta en marcha de una "Acta Europea de Compra" similar a la que existe en EEUU, para restringir la contratación pública en la UE a empresas que no mantengan en territorio europeo al menos la mitad de su producción.

Precisamente, varias compañías europeas han estado presionando para ello desde hace mucho tiempo. A la cabeza de estas reclamaciones está la ferroviaria Alstom, que sostiene que en los últimos años se lo han puesto más fácil a las empresas asiáticas en los grandes contratos de ferrocarril público que a las compañías europeas. Macron también sugiere la creación de un fondo europeo de inversión en capital riesgo dotado, al menos, 5.000 millones de euros o la creación de una Agencia de seguridad digital encargada de vigilar a las grandes plataformas de internet, como Facebook.Merkel frena el "Macronomics"

A estas medidas y las que quiere impulsar en su país, los analistas de Morgan Stanley ya las han bautizado como "Macronomics", uniendo las palabras "Macron" y "economics" (economía), como ya lo habían hecho en su día con la elección de Shinzo Abe como primer ministro de Japón quién apareció con la cartera llena de dinero para inyectar en una economía en deflación durante décadas.

Sin embargo, Macron se chocarán con el muro alemán. “El dilema durante la crisis ha sido ajustar para crecer que es el planteamiento de Alemania o crecer para ajustar que es la tesis que insinúa Macron y que ha liderado estos años en el BCE”, señala el director del Departamento de Empresa y Economía de la Universitat Abat Oliba CEU, Joan Ripoll. “Las posiciones de Macron y Alemania chocan en su visión sobre a austeridad y la consolidación de las finanzas públicas. Ambos coinciden en el presupuesto saneado, lo que difiere es el tiempo o la ausencia”, subraya.

La relación de Macron con Alemania será uno de los retos más importantes de su presidencia, con ambos países interesados en revivir la idea de un franco-alemán más poderoso dentro de la UE. Su victoria electoral ha llevado a renovados llamamientos para que Alemania apoye su agenda reformista y haga que las reformas galas sean más agradables aceptando la flexibilización de las normas de gasto de la eurozona. No en vano, la posición estricta de Alemania en materia de gasto y sus propias políticas fiscales restrictivas han sido criticadas repetidamente por varios países europeos.

A tenor de las palabras pronunciadas por la canciller alemana, Angela Merkel, cualquier posibilidad de cambio de juego en Europa es muy lejana. La líder alemana ha subrayado que “no veo por qué tenemos que cambiar nuestra política en este momento”, aludiendo a las reglas de gasto europeas.

Y ha defendido su superávit comercial al que ha ligado a la calidad de los productos de este país. Además, el portavoz germano, Steffen Seibert, señaló que “el Gobierno alemán continúa rechazando los eurobonos”, en alusión al mecanismo que permitiría emitir títulos de créditos para aliviar la crisis de la deuda. Por su parte, el ministro de Finanzas alemán, Wolfang Schäuble plantea sus reservas respecto a las propuestas de Macron ya que ve en ellas un intento de Francia de liberarse de las reglas europeas sobre la limitación del déficit, politizando la conducción de Europa. 

Este cambio de juego no será sencillo. Para tener un presupuesto común y avanzar en la unión monetaria hay que ceder soberanía, a lo que se niegan, en mayoría, los países europeos. “¿Hasta qué punto se puede avanzar sin que haya un reflejo en la unión política?", se pregunta el director de Foro Europa Ciudadana. "Hay un déficit democrático e institucional graso y palmario en el proyecto. Hemos ido capeando el temporal con parches como el tratado de Europa de 2009 que no responde a las exigencias políticas necesarias subyacentes a una unión económica y fiscal. Si Macron quiere profundizar en una reforma es obligatorio que se reformen los tratados”, explica José Carlos Cano.  

En este sentido, Macron defendió la confección de un tratado refundador, que pretende pretende firmar en un año para que lo firmen los países que lo deseen, pero la idea de reformar tratados, después de que Francia hubiera rechazado el proyecto de la Constitución Europea en 2005, enciende las alarmas en Berlín. 

Por su parte, Joan Ripoll insiste en que “la posición de negociación de Francia es más que discutible porque está en entredicho la competitividad y productividad de la economía gala.” 

Alemania y Francia coinciden en la necesidad de reformar el euro, pero sus proyectos son opuestos. Berlín quiere mano dura y reformas impopulares, mientras que París apuesta por instrumentos comunes. El francés ha anunciado medidas económicas pero necesita el apoyo de la Asamblea que se decidirá el próximo mes de junio. Alemania quiere un idilio con Francia para hacer frente a los desafíos tangibles como la elección de Trump, el Brexit, la crisis de Oriente Medio y los flujos migratorios. Y Macron..., ¿priorizará en la construcción europea, como dice, frente a la recuperación económica de su país?

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