Tensión entre la UE y Turquía en el primer aniversario del acuerdo migratorio

  • Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), 14.267 personas fueron interceptadas cruzando de Turquía a Grecia entre marzo y diciembre de 2016, pero sólo 800 personas fueron devueltas.

    Unicef denuncia que los menores se enfrentan a más riesgos y amenazas de ser deportados, detenidos y explotados que hace un año, mientras que MSF alerta de un aumento de los problemas psicológicos entre los migrantes y refugiados.

Este fin de semana se cumple un año del acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía, coincidiendo con un momento de máxima tensión en las relaciones entre ambos. A pesar de que Turquía lleva 20 años declarada como estado con posibilidades para entrar a la UE, en estos últimos meses las relaciones se han recrudecido. Es por ello, que este acuerdo y su posible suspensión se están convirtiendo en el arma más punzante de Ankara que amenaza, siempre que puede, con llenar Europa de inmigrantes.

El objetivo de la potencias era repartir a los refugiados para aliviar la presión migratoria en Grecia. El pacto estableció que todos los nuevos migrantes irregulares que pasen de Turquía a las islas griegas a partir del 20 de marzo de 2016 serán retornados a Turquía. Esto fue posible en virtud de que, en el mismo acto, todos los Jefes de Estado o de Gobierno de la UE acordaron calificar a Turquía como tercer país seguro. Paralelamente, la UE retribuyó a Turquía con una serie de avances en relación que incluía la exención de visados a los ciudadanos turcos, así como una inyección de 6.000 millones de euros.

A día de hoy, el acuerdo sigue vigente, a pesar de las inevitables disputas surgidas para su implementación y las críticas de las ONG que lo tachan de ilegal e inhumano. Los datos hablan por sí solos. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 14.267 personas fueron interceptadas cruzando de Turquía a Grecia entre marzo y diciembre de 2016. Sin embargo sólo 800 personas fueron devueltas en aplicación del Acuerdo, quedando las demás atrapadas en las islas griegas.En Grecia, 62.434 personas están olvidadas a su suerte

En toda Grecia permanecen 62.434 personas sin destino alguno, según datos del Gobierno. De ellas, alrededor de 14.000 se agolpan en campos de refugiados en las islas de Lesbos, Samos, Quíos, Kos y Leros en condiciones pésimas. Este invierno, sus tiendas de campaña se hundían bajo la nieve, pero además, denuncia Save the Children, se ha detectado un aumento de intentos de suicidio y de las autolesiones en niños. La alternativa por las costas norteafricanas, aún más salvaje

Este acuerdo solo ha servido para bloquear el acceso a Europa desde  Turquía y modificar la ruta migratoria. Desde Marzo de 2016, muchas más personas que deseaban llegar al viejo continente buscando asilo y refugio optaron por hacerlo desde las costas norteafricanas, y así emprendieron un trayecto aún más peligroso que el anterior.

Las cifras, también según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), son escalofriantes: desde marzo de 2016 hasta el día de hoy, 5.623 personas han perdido la vida en el Mediterráneo, en comparación con las 3.784 de 2015. Por lo que está claro que uno de los efectos de este acuerdo ha sido el cambio de ruta y el incremento de muertes en el Mediterráneo.Los menores siguen en peligro mientras el mundo no hace nada

Con motivo de este aniversario, las ONGs han hecho balance y han analizado la aplicación del mismo. Desde Unicef han denunciado que un año después del acuerdo migratorio los menores corren más riesgos. 'Se enfrentan a más riesgos y amenazas' de ser deportados, detenidos y explotados que hace un año. Han señalado que en Grecia a día de hoy hay aún 178 niños en centros cerrados, de los que 16 estaban bajo custodia protectora.

En Bulgaria, en 2016 cada niño interceptado fue puesto de media durante 8 días en detención, una tendencia que ha empeorado según el experto dado que se ha duplicado la duración, hasta 17 días aproximadamente. Por otro lado, desde Unicef también han mostrado su preocupación por la nueva ley húngara, que permite detener a los solicitantes de asilo incluso si son menores de edad y sin tener en cuenta sus circunstancias personales.La locura empieza a llegar a los 'hotspots'

Por otro lado, la ONG MSF alerta de un aumento de los problemas psicológicos entre los migrantes y refugiados. MSF lamenta el 'coste humano' del acuerdo UE-Turquía y alerta de graves daños psicológicos. Ha subrayado que el pacto ha dejado a miles de personas 'atrapadas' en zonas inseguras fuera de Europa o en los denominados 'hotspots' (centros de registro de refugiados y migrantes). Quienes quieren seguir su camino hacia el centro de Europa se ven abocados a utilizar 'rutas más peligrosas'.

El rostro de este control inhumano de fronteras lo pone Ahlan Adrubi, una refugiada siria que relata las enormes dificultades que atravesaron ella y su familia en los dos meses de estancia en Turquía, donde temían por su vida, cómo decidieron jugarse la vida en el mar para llegar a Grecia y cómo es su estancia en un campo de refugiados de este país.

'Nos quedamos en Turquía dos meses, que fueron muy difíciles. Tuvimos que vender todo para comprar comida. Un traficante nos metió en un camión y nos llevó donde estaban las zodiac. Teníamos dos posibilidades: alcanzar nuestro objetivo o morir ahogados. Cuando llegamos a Grecia estábamos muy contentos, pero entonces nos dijeron que las fronteras estaban cerradas. Ahlan sigue atrapada en Grecia, separada de su marido y de su hija, que han conseguido llegar a Alemania tras pasar 25 días andando. Su historia es la de miles. Un año después Europa sigue sin resolver el problema de los refugiados y Turquía los usa sin rubor como moneda de cambio.

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