Ángeles en medio del infierno, la ONG Proactiva Open Arms salva vidas en Lesbos

    • Óscar Camps,director de la ONG Proactiva Open Arms, cuenta a la www.información.com por qué decidió ir a Lesbos a salvar vidas.

    • A pesar del empeoramiento del clima, el drama no cesa: "A finales de verano llegaban 35 botes y estos días están llegando hasta 90", explica

Ángeles en medio del infierno, la ONG española Proactiva Open Arms salva vidas en Lesbos
Ángeles en medio del infierno, la ONG española Proactiva Open Arms salva vidas en Lesbos

"No te consuela haber salvado vidas porque duelen más las que no puedes salvar. Es el rancio sabor del salvavidas. Salvamos a los niños, pero no pudimos salvar a sus padres". Así describe Óscar Camps la sensación agridulce que le acompaña al cumplirse una semana de uno de los mayores dramas en frente de las isla griega de Lesbos, en el que más de 400 personas naufragaron.

Sucedió en aguas del mar Egeo, en frente de la costa turca, un litoral de poco más de 17 kilómetros que se ha convertido en una tumba para miles de personas que huyen de la guerra, las bombas, la persecución y la pobreza, del drama en el que se ha convertido sus vidas. "Había 400 persona en el agua y murieron muchísimas. En solo un segundo, ves situaciones dramáticas que te quedarán en la retina". Una de esas imágenes, la de un hombre robusto jalando de un salvavidas a un niña de pocos años ha dado la vuelta al mundo.

El ángel que rescató a esa pequeña del infierno es Nicolás, una argentino que trabaja en la empresa catalana Pro-activa Serveis Aquàtics, cuyo director, Óscar Camps, cuenta a www.lainformacion.com su historia. Lleva más de quince años prestando servicios de socorrismo y salvamento en las playas españolas y se removía en el sofá cuando veía cómo la gente que huía de la guerra perdía la vida a escasos metros de las costas griegas. Un día no pudo más. Se reunió con su contable, hizo cuentas y con dos compañeros, se marchó a Lesbos. "A las dos horas de llegar estábamos en el agua, nadando, rescatando a dos personas que habían caído de un bote", explica.

En estos momentos ya son un equipo de seis socorristas españoles que se encuentran en la isla griega de Lesbos realizando tareas de salvamento y rescatando a diario a refugiados que llegan en botes precarios o naufragan en el camino. "No tenemos muchos medios, utilizamos las embarcaciones de los propias mafias para acudir a socorrer a los refugiados", explica a este medio. "Recorremos los caminos y vamos observando...cuando vemos un problema, actuamos", señala Óscar Camps.

A pesar del empeoramiento del tiempo, el drama no cesa. "A finales de verano llegaban 35 botes y estos días están llegando hasta 90. Son embarcaciones neumáticas de siete metros de eslora y un metro y medio de ancho. Van hacinados, de cualquier manera. De estos 50, aproximadamente entre 17 y 20 son mujeres y niños pequeños, las victimas más fáciles y débiles en caso de que la embarcación sufra un percance", describe. Las lluvias y los vientos, que ya azotan las islas griegas, no suponen ningún impedimento.

Según datos de Acnur, en estos momentos hay 20.000 refugiados en las islas, lo que está generando una presión considerable sobre las limitadas instalaciones de acogida de varias de ellas. Miles se ven obligados a dormir a la intemperie o en instalaciones de acogida abarrotadas y poco apropiadas, donde se ven expuestos a todo tipo de riesgos que incluyen la violencia sexual, explica ACNUR en su último comunicado. Precisamente, la ONG da la voz de alarma: "Llegan en condiciones muy precarias incluso con patologías crónicas o heridas de guerra", describe.

Con la llegada del mal tiempo, los traficantes bajan sus tarifas. Para los más pobres, el precio es la mitad. Es el caso de los afganos que vienen de las montañas y tienen mas desconocimiento del mar y sus riesgos. "Son las victimas más propicias para las mafias a la hora de engañarles cuando hay tormentas porque no olvidemos que son refugiados del siglo XXI y tienen teléfonos móviles y smartphones. Todos pueden saber que tiempo hará mañana".

En el siglo XXI, la UE hace frente a su mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. El número de refugiados que llega al continente bate récords a diario, mientras que las medidas europeas reciben cada día más críticas por la carga de indiferencia y de rechazo violento que conllevan. La gente que huye del hambre y de los conflictos armados muere en barcos, camiones y campos de refugiados y escasos metros del agua...En palabras Óscar Camps, director de Proactiva Open Arms,"asistimos a un genocidio semiencubierto" y, Europa mira para otro lado.

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