Día Mundial Contra el Trabajo Infantil: "Mi abuela me vendió y mi jefa me quemaba con agua hirviendo"

    • Desgarradores testimonios de todo el mundo muestran la esclavitud infantil en pleno siglo XXI.
    • Se entregan niñas como "empleadas" del hogar por 13 euros, según un misionero.
Turki, un niño sirio de diez años que tiene que llevar comida para sus cinco hermanos
Turki, un niño sirio de diez años que tiene que llevar comida para sus cinco hermanos
Save The Children

"Mi abuela me vendió a una familia para que trabajara en el servicio doméstico. La dueña de la casa me pegaba, me quemaba con agua hirviendo, me hacía cortes con cuchillos". Kawi es un chico de 15 años de Benín. Ahora ya no tiene que someterse a tales abusos, pues un centro de Misiones Salesianas de la capital de este país africano le ha acogido y por fin puede hacer lo que en países como España los niños hacen antes de cumplir siquiera los cinco años: leer y escribir.

Turki vive a miles de kilómetros. Este niño sirio ha tenido que hacerse mayor muy pronto. Con solo diez años ha tenido que responsabilizarse del cuidado de sus cinco hermanos pequeños. Vive con ellos en un campamento de refugiados de Becá, en el Líbano, donde se dedica a recoger chatarra.

"Estoy triste, porque mi padre no puede trabajar. Pero necesitamos el dinero y tengo que traer comida para mi familia", ha contado a la ONG Save The Children. El pequeño comienza su jornada laboral todos los días a las 7 de la mañana y recoge chatarra durante seis horas. Después le tiene que dar salida: "Intento vendérsela a adultos, que a veces me asustan, porque me pegan. Consigo unas 15.000 libras libanesas [7,4 euros] cada día. La vida no es bonita aquí".

El mundo que conocen estos niños poco o nada tiene que ver con la vida que les concede teóricamente la Convención internacional de los Derechos del Niño. Kavitha tiene 13 años y es india. "Una vez tomé el té con mis empleadores. Me dijeron que fuera a un rincón y lo bebiese allí", cuenta en un testimonio recogido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La situación se repite por todo el mundo. "Iba a estudiar este año, pero mi empleador dice que no es posible, porque no podemos dejar solos a los niños. Él y su esposa tiene que salir a trabajar", explica resignado Víctor, un chaval peruano de 16 años, trabajador doméstico en un hogar de Lima.

Se calcula que uno de cada tres empleados del hogar en el mundo son niños, 15 millones y medio de menores de edad. De ellos, 10 y medio ejercen trabajo infantil sin haber cumplido "la edad mínima legal [requerida en su país], en condiciones peligrosas, o en condiciones análogas a la esclavitud", según el informe de la OIT publicado este miércoles sobre el trabajo doméstico infantil. La preocupación no acaba ahí: 3, 5 millones de estos niños solo tienen entre 5 y 11 años.

Pero son muchos más los que trabajan en todo el mundo: más de 215 millones de niños trabajan en el mundo, según Unicef. Cerca de uno de cada 6 pequeños de entre 5 y 14 años tienen que trabajar.

Alrededor de 115 millones lo hacen en trabajos peligrosos para su salud o su integridad física o psicológica.

Estos pequeños son a menudo víctimas de trata. Más de nueve millones de niños en todo el planeta son esclavos y un millón es víctima del tráfico de personas, asegura Misiones Salesianas.

"Logré escapar de la casa de mi empleador con la ayuda de una ONG, ya que me enteré de su intención de venderme a otra familia", relata Budi, antiguo niño trabajador de Nepal, en el informe de la OIT. Ahora tiene 14 años y asegura: "Ahora vivo feliz con mis padres".

El misionero salesiano español José Luis de la Fuente conoce bien la realidad de miles de niños vendidos para trabajar como "empleados" domésticos. "Son niños, sobre todo niñas, que han sido vendidas para hacer trabajos en casa, pero hablamos de niñas de 8, 9 ó 10 años", explica De la Fuente en un comunicado de la ONG misionera. "Estas niñas pueden valer en torno a unos 13 euros", denuncia.

Aunque el trabajo infantil afecta a más niños que niñas, según Unicef, "los trabajos que realizan las niñas están más ocultos": el trabajo doméstico, la prostitución y la pornografía.

Misiones Salesianas explica que el trabajo infantil persiste porque "los menores son una mano de obra barata que no exige nada". Por supuesto, también es un factor decisivo la pobreza, pero la ONG indica también que la falta de educación y la pertenencia a familias desestructuradas son culpables de esta situación.

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