El premio Nobel de la Paz ElBaradei se una a las protestas de El Cairo

  • Es su primera visita al núcleo de las manifestaciones desde su llegada a Egipto el pasado jueves.
Aviones de combate egipcios sobrevuelan El Cairo a baja altura - Efe
Aviones de combate egipcios sobrevuelan El Cairo a baja altura - Efe
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Agencias
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El líder opositor egipcio y premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, se ha sumado en la plaza Tahrir a los más de 100.000 manifestantes, y en aumento, que se han congregado en la céntrica plaza de la capital para exigir al presidente Hosni Mubarak que abandone el poder y deje paso a un gobierno de unidad. Es su primera visita al núcleo de las manifestaciones desde su llegada a Egipto el pasado jueves.

El líder opositor egipcio Mohamed ElBaradei se ha dirigido a los miles de manifestantes concentrados y ha proclamado que el cambio iniciado con la revuelta es ya "irreversible" y prometió que éste llegará "en los próximos días".

"Habéis recuperado vuestros derechos y lo que hemos comenzado es irreversible", ha afirmado ElBaradei, a lo que la multitud ha respondido con gritos de "Abajo Mubarak".

"Tenemos una demanda fundamental: el fin del régimen y el comienzo de una nueva etapa, de un nuevo Egipto", ha proseguido el ex director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica y premio Nobel de la Paz en 2005. "Saludo con respeto al pueblo de Egipto. Os pido paciencia, el cambio llegará en los próximos días", ha dicho.

Aviones de combate egipcios sobrevuelan El Cairo a baja altura

Aviones de combate egipcios han sobrevolado el domingo a baja altura El Cairo, mientras helicópteros y tanques militares adicionales se acercaban a la plaza de la Liberación, en el centro de la capital donde los manifestantes exigían la renuncia del presidente Hosni Mubarak.

Ha sido la última muestra de fuerza militar en el convulsionado Egipto, en un aparente esfuerzo por mitigar las protestas antes del inicio del toque de queda nocturno.

Mubarak se reúne con el Ejército

El presidente Hosni Mubarak, quien se aferra al poder pese a las demandas sin precedentes para que abandone su mandato de 30 años en Egipto, se ha reunido el domingo con el poderoso Ejército, una institución que se cree que podría tener en sus manos el futuro del país.

Mubarak ha mantenido conversaciones con el vicepresidente Omar Suleiman, cuyo nombramiento el sábado posiblemente instaló el escenario para una transición de poder, con el ministro de Defensa Mohamed Husein Tantawi, el jefe del Estado Mayor Conjunto Sami al-Anan y otros destacados comandantes.

Los disturbios están haciendo estremecer el mandato autoritario de Mubarak y el apoyo de los altos comandantes es vital mientras otros pilares de su aparato de Gobierno peligran, según señalaron analistas.

Los egipcios se enfrentaban al caos en las calles de su país el domingo, mientras las fuerzas de seguridad y algunos residentes de El Cairo intentaban detener a los saqueadores.

Durante la noche, residentes de El Cairo armados con cadenas, palos y cuchillos formaron grupos para custodiar los barrios, después de la retirada de la impopular fuerza policial tras enfrentamientos con manifestantes que causaron más de 100 muertos.

Las calles de la capital estaban en su mayoría desiertas, y Ejército custodiaba el Ministerio del Interior mientras los ciudadanos confiaban para restaurar el orden en los soldados, quienes no abrieron fuego en defensa del Gobierno de Mubarak, un gobernante de 83 años aliado de Estados Unidos.

Por su parte, el actor egipcio Omar Sharif ha dicho que desea la partida del presidente Hosni Mubarak según ha afirmado a una radio francesa en el sexto día de una sublevación que no ha perdido su fuerza. Asegura que está viendo todo lo que sucede desde la habitación de su hotel.

Cierre de mercados y bancos

Ante una intensa presencia militar, hasta 4.000 personas se reunieron el domingo en la plaza Tahrir, que se ha convertido en el punto de encuentro para expresar la irritación por los niveles de pobreza, represión y corrupción en la nación más poblada del mundo árabe.

"El pueblo quiere que Mubarak caiga", cantaban.

"Hosni Mubarak, Omar Suleiman, ambos son agentes de los estadounidenses", han gritado los manifestantes, en referencia al nombramiento como vicepresidente del jefe de inteligencia Suleiman, la primera vez que el mandatario nombra un segundo al mando de su Gobierno en 30 años.

Es el cargo que Mubarak tenía antes de convertirse en presidente y podría establecer el escenario para una transición de poder. Muchos lo vieron como el fin de las ambiciones del presidente para que su hijo Gamal lo suceda.

"Mubarak, Mubarak, un avión te espera", han gritado los manifestantes.

El domingo es normalmente un día laborable en Egipto, pero los bancos y los mercados financieros fueron cerrados por el banco central. La bolsa estará cerrada el lunes.

Los disturbios sin precedentes han hecho temblar a Oriente Próximo, donde otros gobiernos autocráticos podrían enfrentarse a desafíos similares, afectando los mercados financieros en todo el mundo.

Las protestas recordaban a los disturbios que derrocaron al líder de Túnez hace dos semanas, aunque la llegada de las tropas del Ejército para reemplazar a la Policía demostraban que Mubarak aún tiene el apoyo militar.

El turimo, afectado

Hasta el momento, el movimiento de protesta parece no tener un líder u organización clara, incluso si Mubarak deseara iniciar un diálogo.

El prominente activista Mohamed ElBaradei, laureado con el premio Nobel de la Paz por su trabajo en la agencia de vigilancia nuclear de la ONU, regresó la semana pasada a Egipto para unirse a las protestas. Pero muchos egipcios consideran que no ha pasado tiempo suficiente en la nación.

Los Hermanos Musulmanes, un grupo islámico de oposición, también se ha quedado rezagado, aunque varios de sus altos cargos han sido asediados. El Gobierno la ha acusado de querer sacar ventaja de las protestas.

Treinta y cuatro miembros de los Hermanos, incluyendo siete de sus líderes, han escapado de la prisión este domingo después de que familiares de reos redujeran a los guardias, dijo un responsable del grupo.

Los familiares de los presos han irrumpido en la prisión Wadi el-Natroun, 120 kilómetros al noroeste de El Cairo y han liberado a varios cientos de prisioneros, ha dicho el responsable de los Hermanos, Mohamed Osama. Nadie resultó herido, agregó.

Tanques y vehículos del Ejército se instalaron en las esquinas de El Cairo, custodiando bancos, oficinas del Gobierno y el complejo del Ministerio del Interior. Agentes de seguridad se han enfrentado a los manifestantes que han tratado de atacar el edificio el sábado por la noche.

El tumulto está afectando a la industria del turismo de Egipto y la embajada estadounidense dijo el domingo que ofrecería vuelos de evacuación a sus ciudadanos hacia Europa a partir del lunes.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha dicho que Jerusalén debía ejercer responsabilidad y moderación ante las protestas egipcias y que esperaba que la estabilidad y los lazos pacíficos con Egipto perduren.

Egipto ha anunciado también que ha cerrado las operaciones de la cadena por satélite Al Jazeera, que ha mostrado al resto del mundo árabe imágenes de las manifestaciones en El Cairo, Suez, Alejandría y el severo trato impartido por la policía.

El Gobierno ha interferido el acceso a internet y las señales de telefonía móvil en un intento por sabotear los planes de los manifestantes. El domingo, los mensajes de la red de microblogs Twitter instaban a los egipcios a reunirse en la plaza central de la capital para retomar las manifestaciones.

Estados Unidos y las potencias de Europa se han apresurado a revisar sus políticas hacia Oriente Próximo, que han apoyado a Mubarak, ignorando la brutalidad y corrupción a cambio de apoyo en contra del comunismo durante la época de la Guerra Fría y ahora frente al extremismo islámico.

En El Cairo, el mayor temor son los saqueos debido al colapso del orden público. Las pandillas asediaban bancos, supermercados, tiendas de joyas y oficinas del Gobierno. Algunos sugerían que el caos podría llevar a las fuerzas de seguridad a lanzar una operación militar. 

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