Hamás, acusado de robar a los pobres de Gaza

  • El Gobierno de Hamás en la Franja de Gaza ha empezado a imponer tasas a los ciudadanos que buscan material de construcción entre los edificios en ruinas de este territorio palestino como medio de vida. Muchos palestinos residentes en Gaza se quejan de que Hamás busque ganar dinero a base de su "trabajo" en vez de reducir costes en su abultada burocracia.
Ashley Bates | GlobalPost

(Ciudad de Gaza). Hace unos días, bajo el sol del mediodía, hombres y jóvenes en edad escolar recorrían las ruinas de la zona industrial de Erez en busca de piedras, trozos de ladrillos o cualquier material de construcción. Este antiguo asentamiento albergó durante años la industria textil israelí y palestina.

Antes de que Israel rompiera unilateralmente el acuerdo en 2005, las fábricas de ropa y muebles daban empleo a unos 4.000 residentes de la Franja de Gaza. El bloqueo israelí prohíbe los materiales recogidos en Erez, tan necesarios para la reconstrucción de Gaza.

Hasta hace tres meses, más de mil personas y unos 50 equipos de intermediarios 'trabajaban' en las ruinas de esta zona. El Gobierno de Hamás decidió declararlas propiedad pública y ahora cobra 30 shekels (casi 6 euros) por cada tonelada de roca que se extraiga del lugar.

El mes pasado, después de la protesta de los intermediarios, las máquinas buldozers de la policía cerraron los caminos de acceso y se llevaron al depósito municipal los camiones que no habían pagado la cuota. "El Gobierno vive del sacrificio de la gente", afirma un intermediario, cuya ira es compartida por muchos. "Esta zona daba buenos ingresos para un enorme grupo de personas que no tenían trabajo. Ahora casi no tenemos beneficios".

Este intermediario ganaba unos 1.000 shekels al día y ahora sólo cobra 100. Es el único miembro de su familia que trabaja y estaba en el paro hasta que comenzó a vender y comprar materiales de Erez hace seis meses.

Muchos intermediarios ahora pagan menos dinero a los que van a hurgar y recoger cosas, con el argumento de las cuotas impuestas por Hamás. Nasha'at Hamad, de 17 años, y su hermano de 14 solían ganar unos 300 shekels diarios recogiendo alrededor de una tonelada de roca.

Para Gaza, una zona muy afectada por la pobreza, son unos ingresos importantes para un trabajador sin preparación. La mayoría de los taxistas gana entre 80 y 100 shekels por 12 horas de trabajo. Desde que Hamás impuso las nuevas cuotas en Erez, los dos hermanos sólo llevan a casa entre 50 y 70 shekels diarios.

Ambos abandonaron la escuela hace dos años para ir a buscar entre los escombros de Erez porque su familia no tenía otra fuente de ingresos. "La situación es un desastre", afirmaNasha'at Hamad, que añade: "Es un trabajo muy duro, hay que levantarse a las cinco de la mañana. A veces cuando volvemos a casa, nos ponemos enfermos".

En Erez y en Gaza en general, Hamás ha comenzado a cobrar cuotas que afectan directamente a la población. Ahora exigen un 25% adicional a los proveedores de petróleo barato traído por contrabando desde Egipto; 20 shekels para postular a algún trabajo en la educación pública o 900 shekels para obtener el permiso para un pequeño negocio.

Los analistas creen que Hamás tiene problemas para financiar su abultada burocracia, que ha pasado de 20.000 empleados en 2008 a unos 30.000 en la actualidad. La mitad realiza tareas militares o policiales. En el último tiempo, Hamás –que se enorgullecía de pagar los salarios a tiempo, a diferencia de sus rivales de Al Fatah- se ha visto obligado a retrasar dos semanas los sueldos de maestros y doctores.

Otro indicio de problemas económicos: la policía de Hamás irrumpió en un banco local el 29 de marzo pasado y se apropiaron de 199.000 euros de la cuenta de una organización vinculada a Hamás. La cuenta estaba congelada por orden de la Autoridad Nacional Palestina, controlada por Al Fatah.

El analista Omar Sha'aban asegura: "Hay una crisis financiera, hay escasez de recursos, es evidente. Al igual que cualquier país afectado por la crisis, Hamás ha recurrido a la población. Pero no piensan en cómo reducir sus gastos".

Sha'aban destaca dos temas relacionados con las cuotas de Erez y otros lugares: en qué se gasta el dinero y ver si la población gana suficiente para poder pagarlas. El experto también pone en duda la idea que Erez sea legítimamente propiedad del Gobierno. "[Las ruinas de las fábricas de Erez] no le pertenecen a nadie ahora", afirma. "[Hamás] las debería utilizar de una manera más ética: por ejemplo, un proyecto gubernamental para construir escuelas o viviendas. Pero no pagar los salarios de los soldados".

Ibrahim Al-Jaber, viceministro de Economía Nacional, de Hamás, explica que 30 shekels por tonelada es "una comisión razonable, mínima" y coherente con la política del Gobierno de cobrar por extraer metales y rocas en cualquier edificio destruido en Gaza. "La demanda es muy alta y los intermediarios venden estos materiales y obtienen buenos beneficios", afirma.

Al-Jaber prefiere no entregar cifras específicas sobre el dinero recaudado en Erez, pero dice que "se trata de una cantidad limitada que no merece la pena mencionar". Sin embargo, sí se hacen cálculos con las cifras entregadas por los intermediarios. Por ejemplo, un equipo de tres intermediarios pagó 5.600 euros en comisiones durante un período de 15 días. Si los otros 50 equipos pagaran cifras similares, esto significaría que Hamás recaudaría 560.000 euros mensuales en Erez.

Sha'aban calcula que el Gobierno de Hamás necesita unos 20 millones de shekels (3,9 millones de euros) mensuales para los salarios de los empleados públicos, una cifra que representa entre el 70 y el 80 por ciento del presupuesto mensual del Gobierno.

Además de realizar un trabajo físicamente agotador y con un salario mucho menor que antes, quienes hurgan en las ruinas de Erez están preocupados por que los edificios abandonados se les vengan abajo o que les disparen las tropas israelíes que controlan la frontera. Algunos trabajadores señalan que los francotiradores les han lanzado disparos de advertencia. Otros dicen que los soldados israelíes les han matado los burros o los caballos.

El 20 de marzo, el Ejército israelí atacó una zona cercana a la frontera y detuvo a 17 trabajadores, algunos de los cuales siguen en cárceles israelíes. Los trabajadores de Erez también están preocupados por otra noticia: corre el rumor de que Israel autorizará muy pronto el ingreso de materiales de construcción en Gaza. De ser verdad, sería un gran alivio para la zona, pero también acabaría con la única fuente de ingreso de estos trabajadores.

Algunos intermediarios habrían dejado de comprar a la espera de productos de mejor calidad y más baratos desde Israel. Y existe la sospecha que no es más que una "estratagema de los intermediarios" para obligar a quienes recorren las ruinas a vender aún más barato. El número de 'trabajadores' de Erez se ha reducido drásticamente, desde los 1.000 a mediados de marzo a sólo unos 200 durante la primera semana de abril.

Si bien antes había unos 50 intermediarios que venían todas las tardes, ahora sólo lo hace una decena de ellos.Sha'aban atribuye la caída del negocio a tres factores: los problemas de seguridad, los rumores de que se permitirá el paso de materiales de construcción y el agotamiento de los restos útiles de Erez. Y añade: "Obviamente [las comisiones de Hamás] son otra razón, la gente ha descubierto que no merece la pena correr el riesgo [por tan poco dinero]".

Abu Bassam Shaheen, un intermediario que posee una tienda de metales y que ha comprado materiales de los edificios destruidos en Gaza, indica que "el Gobierno tiene derecho" a cobrar comisiones en Erez. Y apostilla: "Esta es una situación muy difícil que ni un animal aceptaría. A veces los niños traen piedras de Erez y pese a que no las necesito, se las compro igualmente porque me da mucha pena su situación".

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