Los secretos de cocina desde la Casa Blanca hasta el Kremlin

  • Los chefs de los jefes de Estado o de Gobierno de Rusia, EEUU, Francia o Mónaco nos descubren los gustos culinarios de los líderes mundiales.
La familia Obama en un restaurante mexicano
La familia Obama en un restaurante mexicano
GettyImages
Noga Tarnopolsky, Jerusalén | GlobalPost

Parece que el segundo chef de la Casa Blanca,Tommy Kurpradit, tiene 18 años, pero se comporta con la paciente discreción característica de un estadista experimentado del mundo de la gastronomía con una edad bastante superior.

Preguntado en voz baja por lo que más le gusta comer a la familia Obama en su vida privada, Kurpradit, oriundo de Maryland de descendientes tailandeses, frunce la cara y se ríe. "Los ingredientes más frescos son importantes para nosotros, por supuesto", admite, luego se ríe un poco más. "Estoy en el jardín todos los días."

Pero la familia Obama tampoco le hace ascos a la cadena de hamburgueserías estadounidense Five Guys o a los restaurantes mexicanos, como han mostrado más de una vez ante las cámaras.

¿Ha prestado atención a la reciente desaprobación del presidente de EEUU sobre su elección preponderante de la carne como plato principal de casi todas las cenas presidenciales? "No, no pienso en eso", dice riendo. ¿Es consciente de estas críticas? Se ríe un poco más.

Carne de vacuno o no, su contribución a una reciente cena de gala que se prepararó en un hotel de Tel Aviv recientemente fue una lasagna vegetal, una construcción de verduras asadas y capas unidas por una vinagreta de trufa.

Kurpradit, que ahora tiene 26 años, comenzó a trabajar en la Casa Blanca hace siete años, un hecho que atribuye exclusivamente a "estar en el lugar adecuado en el momento adecuado".

Ha estado de gira por Israel esta semana bajo los auspicios de un exclusivo club llamado "Les Chefs des Chefs", una asociación informal que conforman los cocineros de los jefes de Estado en la que se van de excursión gastronómica internacional una vez al año.

La organización está patrocinada por Gilles Bragard, cuya empresa textil del mismo nombre es conocida por fabricar los mandiles blancos de los chefs.

Visitando el famoso mercado central de Jerusalén en un día inusualmente frío y nublado, los chefs se desviaron más hacia sudaderas y cazadoras. El chef ejecutivo del Palacio del Elíseo, Bernard Vaussion, se autocatalogó como "frigorifié" (congelado) por el mal tiempo inesperado.

A la derecha de Kurpradit en un almuerzo de lujo en el restaurante espectacular Machaneyuda de Jerusalén, se sentaba Jérôme Rigaud.

El francés es chef ejecutivo en el Kremlin. No se le permite comprar sus propios ingredientes. Los que proceden de fuera de los muros del Kremlin están sujetos a pruebas de laboratorio antes de ser transformados en alimentos.

Kurpradit cocina para el día a día de los Obama, contando con un equipo de nueve personas y un elenco de voluntarios cuando hay acontecimientos de Estado en el calendario.

Mientras, Rigaud -con una plantilla de unos 80 trabajadores- se encarga de banquetes, recepciones y cenas de Estado, pero de ninguna atención para la vida privada de Dimitri Medvédev. En el Kremlin, cada comida se compone de una selección fija de seis platos que van cambiando.

Tan discreto como Kurpradit, Rigaud admite en silencio que al presidente Medvédev "le gusta el pescado".

El chef ejecutivo de Angela Merkel hace público que a la canciller alemana le encanta "la comida de la región de Berlín" (lo cual se puede deducir que incluiría hamburguesas, salchichas con curry, pepinillos o espárragos).

Dedicado a su tarea, Vaussion, que ha trabajado en el Palacio del Elíseo durante 39 años a pesar de que, como Krupradit, no parezca mucho más viejo que sus años de servicio, se permite decir que a la pareja Sarkozy le gustan el "pescado y las carnes blancas, con salsas ligeras".

Sólo Christian García, chef ejecutivo de Su Alteza el Príncipe Alberto de Mónaco, se extiende más en sus explicaciones. "Tengo la suerte de trabajar para un príncipe que es un auténtico gourmet, que aprecia de verdad todas las cocinas. Tengo la suerte de que le encanta la buena comida, y le encanta hablar acerca de la comida", dice García.

El príncipe Alberto, según García, está a menudo en la cocina o se pone al teléfono para discutir todo, desde comidas diarias a las cenas de Estado, e incluso a los chismes acerca de la comida que le gustó o no en viajes al extranjero. A su esposa Charlene Wittstock le gusta ir a la cocina e intentar cocinar ella misma junto con el equipo de cuatro personas que se encargan de preparar los alimentos para la pareja del principado.

Al igual que Michelle Obama, el Príncipe Alberto cultiva sus propios vegetales orgánicos en su casa de verano y produce sus propios quesos, traídos diariamente al palacio. A García también le gusta comprar productos especiales de los artesanos locales que ofrecen a veces a la cocina del príncipe un queso único de dos kilos o guisantes frescos.

En 2007, Albert fue el anfitrión de los chefs de los jefes de Estado en el Palacio del Príncipe. Desde entonces, ha realizado visitas por sorpresa a los chefs cuando viaja alrededor del mundo.

García relata lleno de entusiasmo el asombro del presidente sudafricano, Jacob Zuma, cuando los príncipes Alberto y Charlene, en su luna de miel el verano pasado, saludaron a su chef personal como a un viejo amigo.

El almuerzo en Jerusalén consistió en una amplia degustación de platos que incluyeron una oferta de la alta cocina del clásico humus (crema de garbanzos) de Israel con carne, polenta y trufas y mero pescado en el puerto de Yafa unas pocas horas antes, bandejas de tartar de carne y pescado y mollejas seguido por una degustación de ocho postres.

Bon appétit!

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