El fútbol guatemalteco no logra desmarcarse de la violencia

  • La violencia se ha convertido en un problema sin remedio dentro del fútbol guatemalteco y sus episodios en los últimos meses han abierto un debate sobre la seguridad en los estadios del país.

José Carlos Móvil

Guatemala, 6 mar.- La violencia se ha convertido en un problema sin remedio dentro del fútbol guatemalteco y sus episodios en los últimos meses han abierto un debate sobre la seguridad en los estadios del país.

El último capítulo violento y que provocó una nueva crisis en el deporte más popular del país tuvo lugar el 23 de febrero pasado. El actual tricampeón, el Comunicaciones, se enfrentó a la Universidad (líder del torneo Clausura 2014), dentro del campus de la universidad estatal.

Antes del final del partido, un segmento de las dos aficiones se enfrentó dentro y fuera del estadio. Aproximadamente 2.500 espectadores evacuaron las gradas e ingresar al terreno de juego para ponerse a salvo.

Los enfrentamientos, que incluyeron disparos al aire, duraron aproximadamente quince minutos y dejaron a diez personas con golpes (dos trasladados al hospital) y daños en varios vehículos, entre ellos el del futbolista hondureño de la Universidad, Milton Omár Núñez.

En un principio, la Federación de Fútbol de Guatemala evitó pronunciarse oficialmente.

Ante la exaltación de la afición y de los medios locales por lo sucedido, la máxima entidad del fútbol guatemalteco decidió días después buscar soluciones y solicitó el auxilio del Ministerio de Gobernación (Interior).

Como consecuencia de la convocatoria de la Federación de Fútbol, la mayoría de los responsables de la seguridad en los estadios se reunieron el viernes 28 de febrero con el ministro Mauricio López Bonilla para abrir una mesa de trabajo para resolver el tema.

La solución a la violencia en los estadios aún está lejos, opina el exviceministro de Cultura y Deportes y periodista deportivo, Francisco Aguilar.

"Por el momento sólo percibo una leve reacción al problema, que se da siempre en los momentos en que hay focos violentos, para luego seguir con normalidad", asegura Aguilar.

Lo sucedido en el estadio de la universidad estatal se une a una lista de incidentes violentos en los últimos meses.

Entre ellos se incluye el impacto de un objeto de pirotecnia (lanzado desde una tribuna) en el rostro de un jugador en octubre pasado en Coatepeque (occidente) y la agresión sufrida por otro futbolista a manos de un aficionado, previo a un encuentro en Suchitepéquez (suroccidente).

Sin embargo, el acontecimiento más violento ocurrió en junio de 2013 en Quetzaltenango (occidente), cuando tres jugadores del Comunicaciones quedaron atrapados en el estadio del equipo local, el Xelajú, cercados por aficionados enfurecidos.

Los futbolistas Dwight Pezzarossi, José Manuel Contreras y Bryan Ordóñez tuvieron que correr por sus vidas y escapar de un grupo de fanáticos locales que lograron alcanzarlos y agredirlos, aunque sin llegar a detenerlos. Los jugadores se escabulleron a una tribuna vacía y evitaron la tragedia.

Pezzarossi, 72 veces internacional con la selección de Guatemala y actualmente Comisionado del Deporte del gobierno, le dijo a Efe que la situación de violencia que vive este deporte "es alarmante".

"Realmente tuve mucho miedo en aquel momento. Hay que tomar medidas antes de que alguien muera", señaló el exdelantero, que jugó en Argentina, Chile, España e Inglaterra.

Las autoridades de la categoría mayor del fútbol guatemalteco sancionaron al estadio de Quetzaltenango con cuatro partidos de suspensión y una multa de 75.000 quetzales (9.700 dólares).

Días después, ante la apelación del equipo Xelajú, rebajaron la suspensión a dos partidos y la multa a 20.000 quetzales (2.500 dólares).

Pezzarossi y Aguilar concuerdan en que, mientras no exista castigo para los agresores, la violencia no se reducirá.

Mostrar comentarios