Seis meses de suspensión a un guardia civil que llamó capullo y payaso a un superior

    • También le llamó gilipollas.
    • El Supremo rechaza que los hechos no estuvieran suficientemente probados porque fueron presenciados en su totalidad o en parte por cuatro guardias civiles

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la condena de seis meses y un día de suspensión de empleo al cabo primero de la Guardia Civil de Calañas (Huelva) Marcos V.O. por falta muy grave, tras tener un enfrentamiento con su inmediato superior durante cual le llamó a gritos “gilipollas”, “capullo”, y “payaso”.

La sanción le había sido impuesta por el director general de la Guardia Civil en mayo de 2013 por “falta muy grave por desobediencia o indisciplina frente a órdenes o instrucciones de un superior salvo que estas supongan infracción del ordenamiento jurídico”. El cabo interpuso recurso de alzada en Junio de 2013, que fue desestimado por resolución del ministro de Defensa en noviembre de 2013. Y finalmente el agente presentó el recurso contencioso-disciplinar en el Tribunal Militar Central, que ha sido ahora desestimado.

Según los hechos probados, el 9 de agosto de 2012, sobre las 12.30 horas, el sargento de la Guardia Civil que ejercía de comandante del Puesto de Calañas (Huelva), que estaba de vacaciones, se presentó en su despacho oficial para consultar su correo electrónico. Se dio cuenta de que había un buen número de asuntos por despachar, tales como atestados sin terminar, correspondencia sin abrir, etc.

Ordenó entonces a un guardia que prestaba servicio de atención al ciudadano que redactase una nota informativa para el tablón de anuncios, en la que se hacía constar que "por orden del Comandante de Puesto todos los atestados deberán estar finalizados y entregados en el Juzgado en el mismo turno en el que se iniciaron las primeras diligencias". Además, pidió al agente que llamara por teléfono al cabo primero Marcos V.O., que le sustituía al frente del puesto, para informarle del contenido de la nota.

Tras recibir la llamada el recurrente telefoneó al sargento al que dijo: “Con su debido respeto y subordinación, estoy hasta los cojones de que me molesten por su culpa, usted está de vacaciones, así que no se meta más en el Puesto, no tiene por qué ver el cuadrante ni aparecer por la oficina, ni decirme nada más, el Comandante del Puesto soy yo ahora, así que si me vuelve a molestar y decir cosas a través de mis subordinados, voy a dar cuenta suya".

El cabo retiró la nota al día siguiente y fue repuesta por el comandante titular del puesto. El sargento acudió a puesto para hablar con el cabo primero, que se negó entrar en su despacho mientras hacía aspavientos con las manos y decía en un tono elevado: “Yo no tengo porqué entrar a hablar contigo, eso llamas al teniente y se lo cuentas a él me oyes?, llamas al teniente y se lo cuentas a él, que me tienes hasta los cojones, imbécil, tú estás de vacaciones, no sé qué coño tienes que meter en nada so capullo, será payaso".

El sargento cesó cautelarmente en ese mismo momento al cabo primero que volvió sobre sus pasos y a gritos le espetó:“Tú que me vas a cesar a mí gilipollas, vas a cesar mis huevos, capullo", añadiendo además "tú tócame, venga, tócame", tras lo cual abandonó el acuartelamiento.

El Supremo rechaza que los hechos no estuvieran suficientemente probados porque fueron presenciados en su totalidad o en parte por cuatro guardias civiles y por personas ajenas al cuerpo, que se encontraban en las inmediaciones.

Respecto al argumento de que el sargento hacía gala de animadversión hacia el recurrente, el tribunal dice que “no existen datos que puedan avalarla como señala con acierto el Tribunal sentenciador, y el recurrente no ha intentado aportar elementos probatorios que pudieran acreditarla”.

Mostrar comentarios