Roban de un depósito de la alcaldía de Río seis vigas de 20 toneladas

Río de Janeiro, 9 oct.- Seis vigas de acero con cerca de 20 toneladas de peso y 40 metros de extensión cada una desaparecieron misteriosamente de un depósito de la alcaldía de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, cuyo alcalde, Eduardo Paes, calificó hoy el robo como un caso "increíble".

Las vigas habían sido removidas de un viaducto demolido en el centro de la ciudad en desarrollo del plan de revitalización de la zona portuaria de Río de Janeiro y estaban depositadas desde hace dos meses en un galpón en el vecino barrio de Cajú, de donde desaparecieron.

El alcalde admitió que los responsables por las obras tan sólo percibieron hoy el robo y que no se explican cómo fueron retiradas sin que ningún guardia lo viera debido a que su transporte exige una complicada operación logística.

De acuerdo con Paes, el consorcio Porto Novo, que se adjudicó la concesión de las obras de revitalización del puerto, tendrá que resarcir a la alcaldía en caso de que no se descubra el destino de las enormes piezas de acero.

"La concesionaria es la que realiza las obras y la que tenía que retirar las vigas y guardarlas antes de entregarlas a la alcaldía. Es un absurdo. No es posible imaginar que unas vigas de ese tamaño y peso desaparezcan de la noche al día", aseguró.

"No imagino lo que pudo haber ocurrido. Me desperté sorprendido con esa noticia", agregó.

Las vigas formaban parte de un viaducto que bordeaba todo el puerto de Río de Janeiro y que fue construido en la década de 1970 con piezas de acero de gran resistencia que pesan en total unas 26 toneladas.

Pese a que estaban expuestas a los efectos de la sal marina desde hacía 35 años, las vigas no tenían rastros de corrosión.

Camioneros que trabajan en la zona de Cajú dijeron que los autores del robo necesitaron casi una semana para cortar en pedazos las vigas antes de retirarlas debido a que la remoción de una pieza entera exige el uso de hasta dos grúas y de camiones especiales.

Los testigos agregaron que no llamaron a la policía para denunciar el caso debido a que creían que las personas que trabajaban en el depósito con tanta tranquilidad y por tanto tiempo eran funcionarios de la alcaldía.