"Me llaman terrorista día sí día también en múltiples medios de comunicación"

  • Manu Egaña es concejal de Bildu y dice que no tiene "nada que demostrar". "Desde que tengo uso de razón he estado en todas las concentraciones que se han hecho en Oñati cada vez que ha habido un atentado". No habla en nombre de Bildu, sino en el suyo propio, cuando dice que siempre ha demostrado "estar enfrente de la estrategia violenta de ETA. Otra cosa es que los que estamos dentro algunos hayamos hecho diferentes caminos para llegar a este momento".
Manu Egaña, concejal de Bildu en Oñati
Manu Egaña, concejal de Bildu en Oñati
Borja Ventura
Borja Ventura

Especial: En territorio Bildu

Para llegar a Oñati hay que pasar por el peaje de Mondragón en el que trabajaba Isaías Carrasco hasta que fue asesinado por ETA. Ahora su hija Sandra trabaja en su lugar. Algo más al sur, casi en el límite de Gipúzkoa, está esta localidad en la que Bildu gobierna con mayoría absoluta. De hecho sus 11.000 habitantes sólo han elegido concejales del PNV y de la coalición abertzale. Los demás no existen aquí. Manu Egaña es uno de esos concejales, el de Cultura. En su DNI pone Manu, no Manuel. Es un tipo grande, rubio, de ojos azules, joven, que se define como "pacifista convencido".

Recibe en su "oficina", el nombre que da a un bar en el centro en el que tiene instalado su ordenador portátil. Es él el que, a través de Twitter, invita a visitar su pueblo a pesar de que otra gente de la coalición ha sido reacia a conceder entrevistas. "No sabes quién es, a ver qué va a escribir", cuenta que le ha dicho algún compañero. Pero él, que viene de Alternatiba, no es el concejal de Bildu de pueblo gipuzkoano que uno esperaría encontrar. Para empezar, estudió en un conocido colegio del Opus Dei. Por si fuera poco, confiesa que le gusta Alejandro Sanz y que el último single de Britney Spears le parece "un temón", cosas que su chica, pianista profesional de jazz, no entiende. Invita a dar un paseo por el pueblo "y así lo conoces" mientras charlamos. "Si no hablamos va a seguir existiendo el prejuicio que hay sobre nosotros". Y empieza a hablar.

Alternativa "nació para morir"

Dice que es "el primer sorprendido" de los resultados de la coalición, pero apunta que no es algo "que haya surgido de la noche a la mañana". "Hay un sector de la población de Euskal Herria que se inclina claramente por un proyecto soberanista y de izquierdas, como fue lo de Euskal Herritarrok". Ellos, incluso, han mejorado aquellos resultados. Cuenta que Bildu viene de largo "intentando acercar posturas de izquierdas y soberanistas. "De hecho, cuando creamos Alternatiba decíamos que era un proyecto que nacía para morir porque el objetivo era intentar hacer de pegamento para construir ese polo soberanista y de izquierdas".

Egaña, elegido hace unos años como uno de los 'cien talentos' de la UE, cree que "este maravilloso proyecto llamado Bildu" ha sido posible porque los que apoyaban "las estrategias de acción-reacción frente al Estado de igual a igual y con sus mismas armas" empiezan a pensar "que eso no tiene un futuro claro, además de todo el sufrimiento ocasionado a la sociedad en general, a la vasca y a la española". Y defiende la renuncia de la violencia "innegable" se hace en la coalición: "El decálogo que firmamos los concejales de Bildu en toda Euskal Herria no lo firma nadie. Habla de un posicionamiento claro y exclusivo en las vías políticas para conseguir nuestro objetivo, y firmamos que en el caso de que hubiera cualquier tipo de expresión violenta y la gente de Bildu no lo rechazásemos seríamos expulsados", asegura. "¿Quieres buscarle cinco patas al gato? Siempre habrá razones, siempre habrá alguno".

Todos, menos la Guardia Civil

Recorremos parte del pueblo. La sede del PNV está llena de bolazos de pintura. "Lleva años así", cuenta, "por el cierre de un gaztetxe", una casa okupa. Alguna pintada de apoyo a SEGI y otras dando la bienvenida a Mikel Illarramendi, miembro del aparato logístico de ETA que acaba de cumplir condena. Todas las personas con las que nos cruzamos dedican un saludo a Manu. Todas menos una. Al llegar al cuartel de la Guardia Civil que hay a las afueras del pueblo un agente fuma un cigarrillo mirando al suelo mientras Egaña le mira. Cuando deja de mirarle, el agente es el que mira al concejal. Cuando éste vuelve a levantar la vista, el Guardia Civil tira el cigarrillo y entra en el edificio.

"Miraba a ver si me saludaba o no, pero no", comenta. "Aquí víctimas del terrorismo afortunadamente no ha habido, aunque ETA atentó justo contra el cuartel… pero por ejemplo una profesora de la ikastola fue asesinada por la Guardia Civil", dice. Y hay muros que siguen levantados. "En plena campaña electoral pegando carteles tuvieron a unos chicos una hora contra la pared, a punta de metralleta". "Soy el primero que digo que eso no es comparable con que un concejal tenga que vivir escoltado. Pero aquí, por ejemplo, si hay un control y yo voy a trabajar o a dar una conferencia con corbata o así, 'pase usted' y un saludito. Si voy como ahora me hacen salir del coche a punta de pistola". Seguimos andando en silencio. "Cuando se enteran de que eres concejal de Bildu te dicen '¿qué quieres, echarnos de aquí? ya te gustaría, que nos pusieran una bomba' Y dices joder chico, ¿cómo voy a querer que te pongan una bomba? No quiero que le pongan una bomba a nadie".

Manu ha vivido en muchos lugares. En Madrid, en Canarias, en Reino Unido, en Finlandia, en Buenos Aires, ha pasado por Cuba, por Eslovenia… Recuerda que deseaba volver al pueblo con toda su alma. "Al poco de llegar hubo un atentado y viendo la tele con los amigos salté con que menudos hijos de puta, que así las cosas no, y un compañero me dijo 'Calla Manu, que de esas cosas aquí no se habla'… ¿Por qué no?". Quizá por eso se metió a político, aunque tampoco fuera fácil entonces. Ocupó un escaño que hubiera correspondido a la ilegalizada Batasuna y tuvo bastantes problemas con ellos, problemas a los que hoy no hace caso. "Agua pasada", dice, "hoy son mis compañeros".

Él, psicólogo de formación, apuesta por el diálogo como forma de conciliación: "Aunque hablar desde las emociones es complicado, no lo es tanto cuando una víctima va a empatizar con otra, aunque el victimario sea diferente, incluso aunque una víctima sea el victimario de la otra. Da igual que una sea madre que perdió a un hijo en una manifestación y otra la madre de un Guardia Civil de Extremadura: si se dan las condiciones empatizan, porque pocas cosas son más dolorosas que el haber perdido a un hijo", asegura.

"Todos han pasado por ETA"

Manu trabajó en la candidatura de San Sebastián para la capitalidad cultural que tanta polvareda ha levantado. "Llevo escuchando reacciones así desde la noche electoral, como también estoy escuchando que se me llama terrorista día sí día también en múltiples medios de comunicación. Muchos agentes del Estado reaccionan así cada vez que hay algo que suena a vasco, nacionalista y de izquierda", lamenta. "El hecho de que ETA haya estado siempre ahí ha hecho que el discurso haya estado viciado, pero te planteas si realmente todos los proyectos políticos son defendibles". Se refiere a lo que pasó con el Plan Ibarretxe, de cómo encajaría "el Estado español" una decisión "de una Euskal Herria soberana". "Sé que la mayoría de la gente quiere decidir su propio futuro como Euskal Herria, como sujeto político", asegura. "El conflicto de todo esto, más allá de lo identitario y cultural, es un conflicto de soberanía".

Dice que no tiene "ni idea" de si ETA tiene voluntad de desaparecer porque es "un mundo, una psique totalmente ajena a mí". Pero sí está seguro "sin ningún tipo de duda" de que Bildu sí quiere la desaparición "de todo tipo de violencia, incluida la de ETA". "Es por lo que estamos, por un escenario sin ningún tipo de violencia". Cree, citando a Egiguren, que ETA desaparecerá "gradualmente, como la nieve, que sales un día y ya no está". Y cree que esta es la buena "pero te lo dice una persona que siempre ha pensado que era la buena, y si hay una siguiente también lo pensaré", se ríe. "Evidentemente, hay información a tu alrededor que te indica si puedes ser más o menos optimista…"

Conoce a víctimas del terrorismo de cerca, ha celebrado la salida de la cárcel de algún miembro de ETA cenando con él y sus amigos comunes, conoce gente con escolta y conoce gente "torturada en los calabozos". "Es todo tan complejo", asegura. "Por eso me gusta que estés aquí, es un escenario con tantos grises que caer en blancos y negros, por parte de ambos lados, es un error". "Al final ETA nació del PNV, y ETA político-militar acabó integrándose en el PSE. Si el difunto Mario Onaindia estuviera vivo sería un dirigente del PSE y si simplificamos, Sabino Arana era ETA", sonríe irónico. "Es muy fácil hacer grandes titulares para la prensa, pero… ¿Somos conscientes de dónde venimos? Aquí, quitando a una derecha más conservadora que viene del franquismo, todo el mundo ha pasado por ETA o por alguna de sus múltiples escisiones, ya sea en lo obrero o en lo cultural".

Lamenta que fuera existan tantas barreras. "El otro día uno en Madrid me decía que se le hacía raro el hecho de imaginarse a un tío de Bildu bebiéndose un Brugal. Pues claro que me bebo un Brugal, y seguramente nos guste la misma música", dice. "En la noche electoral mi compañero de piso celebraba la victoria de Bildu en Oñati porque su compañero es de Bildu y celebraba la victoria del PP en Sevilla, que es lo que él había votado", vuelve a sonreír. "Esa es la normalidad a la que hay que llegar en este país".

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