El XVIII Congreso del Partido Popular pasará a la historia probablemente por lo pacífico que ha sido para Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno no ha tenido ningún tipo de problema para revalidar su mandato y afianzarse al frente de la formación sin fecha de caducidad. Se irá cuando él quiera, sin que nadie le presione ni le imponga sus tiempos. De hecho, en el cónclave ni siquiera se ha abordado el punto del pacto con Ciudadanos donde se recoge la limitación de mandatos a ocho años.
Con un poder indiscutible y un partido unido los únicos sucesos destacables han estado en la famosa enmienda 'anti-Cospedal', decidida por 25 votos y entre acusaciones de "pucherazo" a las que se sumaron dos dimisiones, en el aplazamiento del debate sobre la gestación subrogada y en la composición de la nueva cúpula del partido.
Es en este último punto donde se han producido más comentarios. Rajoy sabía que su elección iba a provocar alegrías y quejas a partes iguales. Pero tenía que elegir y lo hizo después de escuchar a mucha gente.
El principal agraciado de una remodelación light, ya que los primeros y segundos niveles no se han tocado, ha sido Fernando Martínez-Maillo, ascendido a coordinador general. El movimiento se ha vendido en algunos ámbitos como una pérdida de poder de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Sin embargo, la también ministra de Defensa continúa como número dos del partido, que es lo que quería, y por ella pasarán todas las decisiones clave y la coordinación entre Génova y el Gobierno.
Rajoy ha decidido seguir confiando en Cospedal en agradecimiento al trabajo bien hecho, como destacó en su discurso del sábado. La secretaria general se pateó toda España en una gira entre las dos elecciones generales para mantener al PP cohesionado en torno a Rajoy y eso el presidente se lo ha agradecido manteniéndola en el cargo. Quedará por ver cómo se desarrolla el día a día.
Otros ganador del XVIII Congreso han el resto de vicesecretarios, confirmados en el cargo pese a las críticas que habían recibido en los últimos meses desde dentro del partido. El fuego amigo se intensificó tras el fallecimiento de Rita Barberá, pero Rajoy sigue contando con Javier Maroto, Pablo Casado, Andrea Levy y Javier Arenas. El andaluz continúa en Génova para la sorpresa de algunos.
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El entorno de Soraya Sáenz de Santamaría ha sumado a dos nuevos miembros en el Comité Ejecutivo Nacional, los secretarios de Estado José Luis Ayllón y Roberto Bermúdez de Castro. Sin embargo los 'sorayos' no han logrado colocar a ninguno de sus afines en los primeros niveles. Hubo movimientos para que Alfonso Alonso aterrizara en Génova, pero el exministro de Sanidad continuará en el País Vasco. Se llegó a hablar de que este grupo de poder no quería que Cospedal siguiera en la secretaría general, pero tampoco se ha cumplido.
Otro grupo derrotado en el Congreso ha sido el aznarismo. El expresidente del Gobierno ya no cuenta con ninguno de sus fieles en Génova. Rajoy les lamina con la decisión de retirar a Juan José Lucas del Comité Ejecutivo, una decisión que no ha sido bien recibida en Castilla y León. Queda por ver la reacción del aparato en una comunidad a la que también pertenece Fernando Martínez-Maillo.
También ha perdido José Manuel García-Margallo. El exministro de Exteriores desaparece de la cúpula del PP. El ya diputado raso se enfrentó a la vicepresidenta durante la pasada legislatura y ha quedado derrotado. El exembajador en Londres, Federico Trillo, también desaparece del organigrama.
Asciende sin embargo Jorge Fernández Díaz. El exministro del Interior, muy amigo de Rajoy y que aún está convaleciente de una operación, es así promocionado.
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