ESPAÑA PREVÉ PARTICIPAR EN LA POLICÍA AÉREA DEL BÁLTICO EN 2017 Y 2018

El Ejército del Aire tiene previsto desplegar sus aviones de combate ‘F-18’ en 2017 y 2018 en el marco de la misión de la OTAN de Policía Aérea del Báltico para lograr la estabilización en el norte de Europa ante la presencia de aeronaves rusas, que se reforzó en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Rusia.
Este despliegue tiene lugar atendiendo a lo previsto en el calendario de rotaciones de la OTAN para esta misión y está pendiente de su aprobación en Consejo de Ministros.
A su vez, el Gobierno tiene pendiente la prórroga un año más de la autorización para que las Fuerzas Armadas sigan presentes en las misiones internacionales en las que actualmente participa España.
El hecho de que el Gobierno se encuentre en funciones y de que las fechas en las que tradicionalmente se autoriza dicha prórroga –mes de diciembre- coincidirían con la campaña para la celebración de unos terceros comicios si se mantiene la situación de interinidad puede su poner un obstáculo al respecto.
No obstante, el ministro de Defensa en funciones, Pedro Morenés, no quiso adelantar en su momento si el Gobierno prorrogará las misiones en las que participan las Fuerzas Armadas españolas el próximo mes de diciembre, si se mantiene en funciones. “Cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente”, dijo.
PLANES
Los planes del Gobierno pasan por desplegar la primera de las dos rotaciones previstas entre los días 1 de marzo y 1 de julio de 2017, si bien no está claro dónde actuaría el contingente español ya que la pista de la base aérea de Ämari (Estonia), donde se tenía previsto el despliegue, tiene actualmente su pista en obras.
En el caso de la segunda de las rotaciones, sí se tiene claro que será en 2018 pero todavía no ha trascendido en qué momento del año.
No es la primera vez que España participa en esta misión. Las Fuerzas Armadas españolas desplegaron durante el primer trimestre de 2015 y el primero de 2016 cuatro cazas ‘Eurofighter’ en los destacamentos de Ämari y Siauliai (Lituania), respectivamente. Durante su despliegue realizaron interceptaciones de aviones rusos en el Báltico.
De hecho, el pasado 22 de septiembre se vivió un hecho singular cuando dos aviones de combate 'F-18' del Ejército del Aire controlaron los movimientos de dos bombarderos rusos ‘Tupolev 160’ que sobrevolaron las inmediaciones de la costa de Bilbao, aunque “en ningún momento” penetraron en el espacio aéreo español.
Estos vuelos de aviones rusos se han convertido en algo relativamente frecuente en los últimos años provocando incidentes en las inmediaciones de los espacios aéreos de Noruega, Reino Unido o Portugal.
España, que nunca había intervenido en una acción de seguimiento de este tipo cerca de su espacio aéreo soberano, sí participa en la Policía Aérea del Báltico de la OTAN.
HISTÓRICO MISIÓN
Los militares españoles no operan solos en la aplicación del principio de seguridad colectiva aliada que rige la defensa del espacio aéreo de la OTAN, en este caso para proteger a Estonia, Letonia y Lituania de posibles ataques aéreos en su territorio, incluyendo sus aguas jurisdiccionales, al tiempo que se garantiza el tránsito seguro del tráfico aéreo civil.
En esta misión también participan aeronaves de otros países miembros de la Alianza Atlántica que operan desde la citadas bases de Ämari, Siauliai y desde la de Malbork en Polonia.
En 2004 la OTAN amplió su espacio aéreo al norte de Europa tras el ingreso de Estonia, Letonia y Lituania . Dado que ninguna de ellas cuenta con aviones de combate, durante los últimos diez años 14 países aliados se han sucedido en distintas rotaciones de cuatro meses de duración desde la base de Siauliai. De hecho, España lideró en 2006 la décima rotación con cuatro aviones ‘Mirage F-1’ del Ala 14.
Tras la integración de las repúblicas bálticas en la OTAN la aviación rusa comenzó a surcar las rutas que sobrevuelan las aguas internacionales del golfo de Finlandia y el mar Báltico bordeando el litoral de Estonia, Letonia y Lituania entre las bases de San Petersburgo y Kaliningrado en dirección norte-sur o viceversa.
Los cazas españoles únicamente intervienen cuando se incumplen las tres normas fundamentales de vuelo: la presencia de una aeronave sin plan de vuelo declarado, la falta de comunicación entre el avión y el controlador aéreo civil en tierra y la carencia o desactivación del transpondedor. Esta es la herramienta que posibilita al controlador disponer de inmediato y en todo momento el tipo de aeronave y su altura para mantener la separación entre los aviones y evitar los riesgos de colisión.
Las aeronaves rusas en ocasiones no son detectadas por los radares civiles pero no pueden burlar los sistemas de detección militares, aunque sólo sea mediante una traza anónima en sus pantallas.
Así pues, la Alianza Atlántica continúa con el dispositivo reforzado de vigilancia y control del espacio aéreo báltico que puso en marcha en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Ucrania, cuando se pasó de cuatro a 16 aviones de combate en misiones de policía aérea y elevando a tres el número de bases de despliegue.

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