Entregados con gran pompa en la pista del aeropuerto militar de Kabul, los 10.000 fusiles de asalto serán "directamente transferidos a nuestras fuerzas de seguridad", declaró Hanif Atmar, consejero de seguridad nacional del presidente Ashraf Ghani.
Los mismos servirán para combatir al "terrorismo internacional, una amenaza para Afganistán, para toda la región y para nuestros amigos rusos", siguió.
"Continuaremos nuestros esfuerzos por la paz, pero nuestra nación debe ser capaz de defenderse", apostilló Atmar.
A pesar de los 60.000 millones de dólares invertidos por Washington desde hace 14 años para equiparlas y formarlas, las fuerzas de seguridad afganas no han podido detener el avance de los talibanes.
Kabul intenta reanudar un diálogo con los talibanes para recuperar la paz en este país devastado por un conflicto que dura desde la caída del régimen islamista. No obstante, el EI ya se perfila como una nueva importante amenaza.
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