Austria, expectante por resultado de reñida elección presidencial

El suspense planeaba este domingo en la noche electoral en Austria, donde los dos candidatos en la elección presidencial, el ultraderechista Norbert Hofer y el ecologista Alexander Van der Bellen, aparecían empatados en las proyecciones de estos comicios muy seguidos en Europa.

Los institutos de sondeo reflejaban un estrecho margen entre ambos aspirantes, tras el cierre de los colegios electorales. Según la televisión pública ORF, el candidato del partido de extrema derecha FPÖ obtendría el 50,1% de los votos, frente al 49,9% para su rival, con un margen de error del 2%.

El estrecho margen entre ambos candidatos podría posponer al lunes el anuncio de quién será el próximo presidente de Austria, una vez contabilizados los 900.000 votos por correo. Un 14% de los electores llamados a las urnas escogieron esta opción para depositar su voto, un récord.

El voto por correo, integrado en las primeras estimaciones de los institutos de sondeo, suele ser poco favorable al FPÖ.

Una victoria de Hofer, ingeniero aeronáutico de 45 años, constituiría la primera elección al frente de un Estado de la Unión Europea de un representante de un partido de extrema derecha.

En la primera vuelta, celebrada el 24 de abril, el FPÖ llegó en cabeza con el 35% de los sufragios, muy por delante del ecologista Van der Bellen, profesor universitario de 72 años, que obtuvo el 21,3% de los sufragios.

En Austria, el presidente no interviene en la gestión diaria del país, pero cuenta con importantes competencias como la de revocar el gobierno, una opción que el candidato del FPÖ calificó como "último recurso".

Unos 6,4 millones de electores están llamados a las urnas para designar al sucesor del presidente socialdemócrata Heinz Fischer, quien concluye su segundo mandato y no podía volver a presentarse.

Tras votar en Viena, Van der Bellen subrayó sus posibilidades de victoria, después de destacar una movilización inédita alrededor de su candidatura en los últimos días de campaña.

Tanto en Viena como en Salzburgo (oeste), la participación estaba en clara alza por la mañana. En la primera vuelta, la participación a nivel nacional fue del 68,5%.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, manifestó abiertamente su temor a una victoria de Hofer. "A los austríacos no les gusta oír esto, pero no me importa: no hay debate o diálogo con la ultraderecha", declaró al diario francés Le Monde del viernes.

El posible triunfo del candidato del FPÖ es en cambio esperado por la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, para quien dicha victoria iría "en el sentido de la historia".

En el año 2000, la entrada en el gobierno austríaco del FPÖ, dirigido entonces por Jörg Haider, provocó la imposición de sanciones al país por parte de la Unión Europea.

Los partidos socialdemócrata (SPÖ) y conservador (ÖVP), en el poder en Austria desde la Segunda Guerra Mundial, sufrieron una derrota histórica en la primera vuelta de la presidencial, en un contexto de crisis migratoria.

Hofer se ha visto aupado por la crisis migratoria, que vio llegar a Austria a unos 90.000 demandantes de asilo en 2015, es decir algo más del 1% de la población. Sin embargo, ha mantenido un discurso pulido, lejos de las declaraciones abiertamente xenófobas que antaño caracterizaban a su partido.

Durante la campaña, el candidato ultraderechista, militante desde su juventud del FPÖ y vicepresidente del parlamento desde 2013, centró su discurso en el empleo y el nivel de vida de los austríacos, y aseguró que no le gustaría sacar a su país de la UE, a menos que Turquía entre en el bloque.

Hofer, un consejero cercano del líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, advirtió que en caso de victoria sería un "presidente activo", en ruptura con el papel esencialmente protocolario hasta el momento de los jefes de Estado austríacos.

Hofer podría, en teoría, nombrar a Strache como nuevo jefe de gobierno y provocar así nuevas elecciones, como ya solicita el líder ultraderechista que espera ganarlas.

Entre las dos vueltas se produjo un giro inesperado, con el relevo del jefe de gobierno. Desestabilizado por el fracaso del candidato del SPÖ en la primera vuelta, el canciller Werner Faymann, en el poder desde 2008, dimitió y el partido colocó a la cabeza de la formación y del gobierno a Christian Kern, hasta ahora directivo de la compañía nacional ferroviaria (ÖBB).

El nuevo presidente asumirá sus funciones el 8 de julio para un mandato de seis años.

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