Rajoy se olvida del pueblo más 'azul'

    • En La Acebeda, Madrid, el PP gana siempre con cifras de récord.
    • "Aquí existe un voto cautivo del PP", reconoce su alcaldesa. Pero nunca han tenido visita del presidente.
La Acebeda, en la Sierra de Madrid.
La Acebeda, en la Sierra de Madrid.

El PP ha querido dar en esta campaña un protagonismo esencial a los pueblos, esos bastiones en los que el poder del bipartidismo se sabe casi infranqueable y que forman el suelo que populares y socialistas se aseguran comicio tras comicio. Lo ha hecho con iniciativas como "Mi pueblo no se cierra", con la que los dirigentes populares, y el propio presidente, llevan recorriendo las zonas rurales de España en las últimas semanas.

Se han 'olvidado' de uno con un especial simbolismo. La Acebeda, en el corazón de la sierra de Madrid, está considerado el municipio más azul. En las pasadas elecciones, más de un 84% de sus 65 habitantes, votaron para que Rajoy saliese elegido presidente. El resto quedó repartido entre otras formaciones.

"Aquí la edad media es muy elevada y los vecinos tienen muy claro a quién votan. Es un voto cautivo del PP", explica la alcaldesa, Rosa García, que este año relevó en el cargo a quien fue regidor en las últimas cuatro legislaturas, Adolfo Hernán. Don Adolfo no vio peligrar nunca la alcaldía. En el 99, todos los vecinos le votaron. Su marca más baja, que otros quisieran, fue en 2011. Entonces, revalidó la alcaldía con el 82% de los votos.

El secreto, como intenta ahora Rajoy, está en el trato cercano con los habitantes del pueblo. En el municipio, con una media de edad de 65 años, se sigue un sistema de gobierno al estilo 'Podemos'. En La Acebeda, como permite la ley a los municipios de menos de cien habitantes, no existen las concejalías como tal y el gobierno municipal lo lleva a cabo el alcalde y los vecinos, a través de asambleas municipales que sustituyen a los tradicionales plenos del Ayuntamiento.

Esa asamblea se convoca "a toque de campana , por pregón o por anuncio" cada tres meses y siempre en día festivo, y en ella se toman las grandes decisiones. Siempre por mayoría.

En La Acebeda rige el día a día, el agua, los caminos, las tierras. De la política apenas se habla, admite la alcaldesa. "Aquí las elecciones la verdad es que no interesan mucho", reconoce. Lo confirma uno de sus vecinos. "Aquí se va a votar lo de toda la vida". Lo de Podemos y de Ciudadanos suena a cuento chino. Las formaciones emergentes reconocen que les cuesta conquistar a pueblos como éste, donde el voto guarda una insólita fidelidad al bipartidismo. Algunos no han oído ni hablar de los "nuevos".

En Podemos se ha tratado de llegar a todas las zonas a través de los círculos rurales. "Aquí ha habido una cultura urbana que ha desprestigiado a la cultura rural. Esa imagen de Paco Martinez Soria con la boina calada... Pero el paletismo se ha acabado", Francisco Javier Bilbao, portavoz del Círculo de Ganadería, Pesca y Alimentación. Desde hace meses, recorren aldeas, hablan con sus paisanos, con una "misión" esencial, dar a conocer al partido en los pueblos más aislados del país. Hablando "de la patata, de las cuotas lecheras a los productores, de la mina". Aunque la preocupación, en muchos de estos casos, es una: "las pensiones, qué va a pasar con ellas", dice Bilbao.

Según las encuestas, a la formación morada se le 'resiste' el centro del país, la zona más atomizada en cuanto a población. En Ciudadanos también se ha hecho un esfuerzo adicional por llegar a las zonas más despobladas. La formación admitió hace pocos meses que uno de sus problemas era acceder a las personas de poblaciones dispersas. El otro, convencerles para dejar de votar al partido "del alcalde", o al que siempre habían votado.

"A las zonas rurales cuesta llegar porque existe un caciquismo brutal", concluye Bilbao. "Los vecinos creen que de las diputaciones dependen las ayudas para el agua, la leche, las patatas... Y si alguien se manifiesta se complica mucho la vida".



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