La moción de la antigua Convergència (CDC), que es consecuencia de la interpelación que el diputado Jordi Xuclà dirigió el pasado 17 de mayo a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha quedado algo desfasada en tanto que el presidente catalán, Carles Puigdemont, ya ha anunciado la fecha de la consulta, 1 de octubre, y la pregunta que quiere que contesten los catalanes.
Es por ello por lo que no se descarta que el PDeCAT presente una autoenmienda para actualizar su moción, para la que buscan el respaldo no sólo de las fuerzas independentistas, sino de aquellas que apoyan la celebración de la consulta.
LAS MOCIÓN HABLA DE NEGOCIAR LO QUE YA ESTÁ FIJADO
En concreto, la redacción original del texto pretende instar al Gobierno a acordar con la Generalitat "la celebración de un referéndum de autodeterminación para que los catalanes se pronuncien sobre el futuro político colectivo de Cataluña y que dé respuesta a la demanda ampliamente mayoritaria de la sociedad catalana y del Parlament". Y la moción añade que esa negociación "deberá contemplar un acuerdo sobre la fecha, la pregunta y las condiciones de aplicación del resultado".
Pero la moción del PDeCAT no será ésta la única ocasión en la que se hablará sobre el referéndum en Cataluña en la sesión plenaria de la próxima semana. El socio del PDeCAT en Cataluña, ERC, por boca de su diputado Gabriel Rufián, preguntará el miércoles en el Pleno de control a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, si tiene algo "pensado" ante el anunciado referéndum catalán del 1 de octubre.
Y, paralelamente, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene anunciada la remisión de una carta al Congreso para preguntar a Ana Pastor con qué mecanismo puede acudir a la Cámara para explicar su 'hoja de ruta' en Cataluña, pero sin tener que someterla a votación.
El pasado viernes dicha carta aún no había llegado al Congreso, pero, en todo caso, desde el PP ya recordaron que el Reglamento tiene muy tasadas las intervenciones en el Pleno de oradores ajenos a la Cámara, y sólo hay opción si son para defender una proposición legislativa que luego se vota, como ocurrió con la reforma estatutaria que presentó el lehendakari Juan José Ibarretxe. Y tanto el PDeCAT como ERC ya han replicado que no piensa aceptar que la propuesta catalana se vote en el Congreso. Tampoco piensan pedir una sala en el Congreso para forzar un acto extraparlamentario.
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