La victoria de Pedro Sánchez asusta a Iglesias y alegra a Rajoy

  • Para los socialistas es como poner a “coser” los enormes desgarros que tiene el partido a Jack el Destripador.
Pedro Sánchez gana en Cantabria con el 71,36% de los votos, el segundo mayor porcentaje tras Cataluña
Pedro Sánchez gana en Cantabria con el 71,36% de los votos, el segundo mayor porcentaje tras Cataluña
EUROPA PRESS

La victoria de Pedro Sánchez no es buena para el PSOE ni para Podemos. Para los socialistas es como poner a “coser” los enormes desgarros que tiene el partido a Jack el Destripador. Sánchez no ha dado señales de ser un hombre conciliador, y aunque es muy cambiante, no parece que vaya a convertirse ahora en el Gandhi español. A los hechos me remito: anunciarse su victoria y el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, presentaba su dimisión.

Además, el PSOE es un partido con un poder orgánico muy repartido, no sólo territorialmente, sino funcionalmente. Ese mismo poder que le expulsó a Sánchez en octubre pasado sigue dentro del PSOE y no se lo pondrá fácil. Susana Díaz dijo ayer tras su derrota que se ponía al servicio del PSOE, en ningún momento dijo al servicio de Pedro Sánchez. Apoyando a Díaz están nombres históricos y con mucho peso político –Felipe González, Rubalcaba, Guerra, Bono, García-Page, etc.- que no renunciaran fácilmente a su estatus, ni entregaran el PSOE tan fácilmente. Veremos cómo domestica y neutraliza Sánchez a los “barones” socialistas, que quedan heridos pero no muertos. Han pasado bastantes años, pero hay que recordar lo que sucedió en 1998 con Borrell y Almunia. Ganó por sorpresa el catalán, pero dimitió al poco tiempo forzado por las circunstancias.

Hay que reconocer, al menos, que Sánchez es un hombre pertinaz, un superviviente que no se arredra ante la adversidad, todo lo contrario. Además, su terca rebeldía, su filosofía del “no es no”, y otras posturas radicales, hacen de él un gran competidor de Pablo Iglesias, y un atractivo para jóvenes votantes de Podemos que pueden ver en Sánchez a un “nuevo” candidato. De ahí que el partido de Iglesias deba cuidarse de sus maniobras orquestales en la oscuridad y mirar con más recelo su victoria, ya que para sus intereses políticos hubiera sido mejor que ganara Susana Díaz.

El que sale beneficiado de este triunfo, más allá de la alegría puntual que se han llevado la mujer y la familia de Pedro Sánchez, es Mariano Rajoy, que ve como el PSOE va a seguir dividido más tiempo, y a su vez se consolida la fragmentación de la izquierda. Y por si fuera poco regalo todo esto, Iglesias y Sánchez son dos gallos tan parecidos en plumero y ambición, que nunca se pondrán de acuerdo para repartirse el gallinero. ¿Cuál de los dos iba a ceder al otro la presidencia?

El único problema que le veo yo a esta falsa “victoria”, es que la llegada y la actitud de Sánchez enturbien mucho más las aguas políticas, y que el río revuelto en el que navega con astucia Rajoy se vuelva imposible. Entonces, el zorro gallego apretará el “botón rojo” de unas nuevas elecciones y que cada palo aguante su vela, es decir, que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se peguen para ver quién es más de izquierdas.

Mostrar comentarios