Los otros grandes temas del Sínodo de la Familia que apenas tocará la prensa occidental

    • Una visión 'eurocentrista' del Sínodo de la Familia 2015 reduce la abundante información a la polémica sobre los homosexuales o divorciados.
    • El Vaticano afronta con preocupación otros temas que afectan a su labor en otras zonas del mundo donde crece la Iglesia, como África o Asia.
Los obispos buscarán en el Sínodo respuestas a nuevas situaciones familiares
Los obispos buscarán en el Sínodo respuestas a nuevas situaciones familiares

Los medios de comunicación occidentales que cubren el Sínodo de la Familia 2015 destacan en sus informaciones temas recurrentes a los que su opinión pública parece más sensible, como la pastoral de los divorciados o los homosexuales. De hecho, con frecuencia es de lo único que hablan. Siendo ciertamente una preocupación importante en la Iglesia Católica, no es ni mucho menos la única.

Hace ya muchos siglos que la Iglesia dejó de ser una institución occidental para hacerse realmente católica (universal). Buena parte de los nuevos bautizados no proceden del Viejo Continente, sino de África, Iberoamérica o Asia.

La espectacular columnata que Gian Lorenzo Bernini construyó para rodear la plaza elíptica de San Pedro quiso simbolizar el abrazo de la Iglesia a la Humanidad, no sólo al mundo romano. Hablamos de esa Humanidad que en su mayor parte no conoce, entiende o acepta los dictados del Romano Pontífice. Los católicos sólo representan alrededor del 16% de los más de siete mil millones de personas que viven en el mundo.

Y tampoco se puede afirmar que los 1.200 de católicos se comporten conforme a la moral cristiana.Una madre que abraza

Consciente de ello, el Papa Francisco ha convocado el sínodo de la familia con un objetivo primordial: "cómo acompañar con un gran respeto" a todas las personas de las más diversas culturas. Francisco quiere que todas ellas sientan en su carnes lo que Bernini quiso transmitir desde sus piedras: la Iglesia es una madre que desea abrazarles, aunque su situación personal no se adecúe o incluso se aleje del ideal cristiano.

Las grandes culturas que existen en el mundo comparten algunos problemas básicos, pero no todos. Para la Iglesia Católica que vive en entornos culturales distintos de Occidente, existen otras realidades que afectan a su día a día. Los obispos buscan criterios pastorales para ofrecer una respuesta más eficaz. Estos son algunos ejemplos.Los matrimonios por etapas, frecuentes en ciertas zonas de África: es un tipo de contrato conyugal condicionado por la fertilidad de la mujer. Este tipo de contratos familiares rebajan la dignidad de la mujer al vincular buena parte de sus derechos conyugales al ejercicio de la maternidad.La poligamia: es un reto importante no sólo en África sino en algunas partes del Amazonas, donde hay mujeres cristianas que se casan con un hombre de otra religión que luego toma otras esposas. ¿Cómo vivir 'cristianamente' en esas realidades'? ¿Cómo afrontar la conversión al catolicismo de personas que proceden de entornos polígamos?Matrimonios con personas de otras religiones: Es una situación más frecuente entre los cristianos asiáticos y africanos, e irá creciendo en Europa por la presión migratoria, compuesta en su mayoría por nuevos ciudadanos de religión musulmana. Esta cuestión resulta especialmente delicada, por los conflictos que se pueden derivar entre los cónyuges, cuando hay que afrontar la educación de los hijos en la fe.La fidelidad matrimonial y la indisolubilidad del matrimonio. Quizá la aportación más novedosa y radical de la moral cristiana al vínculo matrimonial sea su apuesta decidida por la indisolubilidad: "Uno con una y para siempre". Comporta una visión igualitaria de ambos sexos, que choca contra los usos y costumbres del mundo islámico, contra no pocas culturas africanas y contra las legislaciones de los países occidentales. Por otro lado, tanto occidente como la misma Iglesia saben que aún quedan muchas cuentas pendientes con la dignificación del papel de la mujer en uno y otra.Paternidad responsable: la Iglesia trata de evitar de dos extremos: por un lado, están aquellos matrimonios que huyen ante el compromiso de criar hijos o reducen su número sin necesidad objetiva. Esta situación se produce con más frecuencia en países desarrollados, aquejados de un grave problema de envejecimiento poblacional. En el otro extremo, más habitual en países en vías de desarrollo, se encuentran aquellas parejas que, como dijo el papa Francisco, "tienen niños como conejos". La Iglesia recuerda que los hijos son un fin del matrimonio cristiano, pero no el único ni el más importante.La formación de los matrimonios. Es un reto esencial para la Iglesia. ¿Conocen los propios cristianos la enorme dignidad del sacramento matrimonial? ¿Saben que es una auténtica vocación divina? ¿Son conscientes de los derechos y obligaciones (no sólo civiles) que comporta? ¿Lo entienden como un medio de santificación para vivir plenamente el cristianismo y no como un camino de segunda categoría, por detrás de los sacerdotes o religiosos? Los párrocos, que son los que suelen tratar a las parejas jóvenes antes de la boda, alertan de la ignorancia galopante que muchos jóvenes cristianos manifiestan antes de la boda. Esta realidad impacta luego en el número de solicitudes de nulidad.La educación en la fe de los hijos. La Iglesia debe acoger a los niños que han nacido en familias que no se ajustan a los cánones cristianos. Entre ellas se incluyen los hijos de familias polígamas, habituales en África, los de madres solteras, los hijos de divorciados o de parejas no casadas u homosexuales. El papa Francisco ha repetido en diversas ocasiones, y lo ha demostrado con gestos, que nadie puede sentirse excluido de la Iglesia. El primer paso para la conversión es el acercamiento. No se puede rechazar a nadie.Los problemas financieros. Se habla mucho en la calle, pero poco en los grandes foro de debate. La falta de estabilidad y seguridad económica también socava los cimientos de la familia, especialmente por la dificultad de acceder a una vivienda. En Europa preocupa sobremanera el elevado índice de desempleo juvenil. En África o América Latina, la falta de oportunidades lleva a muchos matrimonios a duras separaciones para encontrar el sustento.

Junto a todos estos problemas concretos, existen otros más profundos que se abordarán en el sínodo. Se trata de temas de raíz cultural que afectan a futuro de la familia, como la extensión de la mentalidad individualista y hedonista, el temor al compromiso o la educación de la afectividad.Un sínodo para unir

Según explica el canon 342 del código de derecho canónico Los Papas convocan a los obispos en un sínodo (una palabra que viene del término σύνοδος y que puede traducirse como "sesión")para tratar aspectos importantes de la vida de la Iglesia, además de para fomentar la unión entre los obispos entre sí y con el Sumo Pontífice.

Pero hay un tipo de unidad que también se procura en este sínodo. La unión de la Iglesia con el mundo, con todo el mundo, no sólo el Europeo ni el Occidental ni siquiera el católico. Con todo el mundo: con su realidad y con sus necesidades.

Sigue @martinalgarra

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