Para alcanzar esta conclusión, los investigadores analizaron los datos de 36.000 hombres y mujeres de más de 40 años de edad que participaron en la Encuesta de Salud en Inglaterra y en Escocia en los años 1990 y 2000. Todos ellos fueron agrupados en varias categorías: los que nunca bebían, exbebedores, bebedores ocasionales, los que tenían un consumo peligroso de alcohol y los que eran alcohólicos.
Además, los científicos pidieron a los participantes que señalaran la cantidad de ejercicio físico que realizaban a la semana. Así, y después de ajustar otros factores como la edad, raza, sexo, peso, clase social, tabaquismo y otras enfermedades, los expertos comprobaron que los que bebían alcohol de forma "normal" y no hacían ejercicio eran un 16 por ciento más propensos a morir por cualquier causa, y el 47 por ciento de cáncer, que los que no consumían ningún tipo de bebida alcohólica.
Unos porcentajes que aumentaron hasta el 58 por ciento y el 87 por ciento en los casos de las personas que tenían un consumo problemático y en los que ya se consideraban alcohólicos. Asimismo, analizando el ejercicio físico, los investigadores detectaron el ejercicio disminuía el riesgo de muerte y de cáncer en todos los grupos de bebedores.
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