El Estado 'se ahorra' el 62% de la partida para I+D+i en plena revolución digital

  • Los datos de ejecución del Presupuesto de 2016 revelan que el Estado apenas aplicó uno de cada tres euros disponibles para apoyar la investigación y la innovación tecnológica.

    Los 1.926 millones de euros gastados el año pasado suponen la cifra de gasto en I+D+i más baja del siglo.

El Estado 'se ahorra' el 62% de la partida para I+D+i en plena revolución digital
El Estado 'se ahorra' el 62% de la partida para I+D+i en plena revolución digital
B. P. V.

Dos de cada tres euros que el Estado supuestamente iba a invertir en respaldar e impulsar actividades de investigación e innovación tecnológica, la política de gasto conocida como I+D+i, durante el año 2016 se quedaron finalmente sin gastar y alimentaron las arcas públicas, según se desprende de los datos de la Cuenta General de la Administración del Estado correspondientes al ejercicio pasado en el que se refleja la ejecución real de los Presupuestos de ese año.

Lo que dicen las cifras es que de los 5.113 millones de euros inicialmente presupuestados para políticas de apoyo a la 'Investigación, Desarrollo e Innovación', 71 millones se quedaron por el camino como consecuencia de los acuerdos de no disponibilidad de créditos adoptados por el Gobierno para asegurar el cumplimiento del objetivo de déficit y cerca de 3.200 millones directamente no se gastaron. Es decir, que el 62% del presupuesto para I+D+i ni se ejecutó, un hecho sin precedentes en los últimos 20 años.

Es bien conocido que una cosa es lo que los gobiernos 'pintan' en los Presupuestos del Estado - que viene a armar de algún modo el mensaje político que se quiere lanzar con las cuentas públicas - y otra diferente - en ocasiones, muy diferente-, lo que realmente ocurre después, cuando toca gastar realmente el presupuesto disponible. Esta distorsión entre lo que se dice y lo que se hace resulta palmaria en el caso de la I+D+i.

El apoyo a la investigación y el desarrollo innovador siempre se ha visto como un 'plus' político en orden a impulsar la poco sofisticada base empresarial española hacia nuevos espacios tecnológicamente más avanzados y más alineados con nuestros vecinos europeos. Y esto ha creado un incentivo a incrementar los presupuestos destinados a I+D+i, que no siempre se ha visto acompañado de un aumento similar del gasto real en esta partida.

Por este camino se ha pasado de una ejecución del 95% en las partidas destinadas a I+D+i allá por el año 2006 a una caída progresiva de esta ratio hacia el entorno del 65-70% a medida que las partidas presupuestarias se incrementaban. De otro modo, el presupuesto para I+D+i crecía - en 2008 lo hizo un 35%-, pero el gasto real no lo hacía en un nivel similar - ese mismo año lo hizo en un 15% -.

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La brecha ha ido aumentando hasta llegar a 2016. Hace apenas unas semanas, el Informe Cotec 2016, el principal balance sobre el gasto público y privado en I+D que se elabora en España, lamentaba el mínimo histórico en la ejecución presupuestaria de los créditos destinados a esta política de gasto en 2015, un 61%.

El año 2016 ha venido a pulverizar todos los registros con un ejecución de apenas el 38% y un gasto estatal real inferior a los 2.000 millones de euros, unas cifras que no se veían desde al año 1999 y que, por ejemplo, supone un esfuerzo cuatro veces inferior al registrado en 2009 - cuando se marcó el pico del gasto estatal en I+D+i, con 8.285 millones de euros - y menos de la mitad que en 2015.

Se da la circunstancia de que este desplome se produce en pleno auge por la Industria 4.0 y la Revolución Digital, que ha inoculado incluso al ministro del ramo, Álvaro Nadal, que aseguró hace una semanas que España debía estar obsesionada con participar en la denominada 'Revolución Digital'.

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El desplome de las ayudas directas y los préstamos públicos para actividades en I+D+i tiene otra cara en el marco fiscal. Sobre el papel, los analistas coinciden en señalar que el marco fiscal de apoyo a la investigación y el desarrollo innovador en España es uno de los más avanzados del mundo. El problema es que conseguir beneficiarse de esas ayudas es complicado.

En una reciente jornada sobre ayudas fiscales a la innovación organizada por ESADE, representantes de importantes empresas se quejaban de la falta de seguridad jurídica del marco fiscal de apoyo a la I+D+i.

"Si existe la más mínima duda en relación a si el hecho puede no ser considerado como I+D por la Autoridad Fiscal, mi recomendación es no aplicarse la ayuda. Tu cliente o tu empresa perderá una bonificación, pero se ahorrará enormes complicaciones, porque la Inspección lo va a cuestionar seguro", recomendaba Carlos Stotkfleth, consultor de KPMG.

La valoración de los intangibles, la consideración o no de un gasto como innovador, el inventario de incertidumbres a la hora de acceder a las bonificaciones fiscales es tan grande, a juicio de las empresas, que en su opinión sería mejor tener un marco menos generoso de ayudas, pero más seguro.

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