El Museu Picasso da fe del "estallido de energía" de las vanguardias en la I Guerra Mundial

EUROPA PRESS

El recorrido cuenta con 68 obras de una decena de artistas como los padres del cubismo, Pablo Picasso y Georges Braque, además de Juan Gris, Diego Rivera, Fernand Léger --el único que estuvo en el frente--, Henri Matisse, Maria Blanchard, Gino Severini y los escultores Henri Laurens y Jacques Lipchitz.

El recorrido cronológico y convencional de la exposición, que se divide por anualidades --1913 y 1914, 1815, 1916, 1917 y 1918-1919--, ha sido algo buscado por Green para mostrar la riqueza de matices y la "evolución artística" del pequeño grupo de artistas que siguieron creando, pese a las atrocidades de la contienda mundial, que truncó el auge cultural de una ciudad cosmopolita.

ARTE, POESÍA Y GUERRA

La exposición se propone dar luces sobre la "gran pregunta sobre cuál es la función del arte y de la poesía frente a la guerra", ha explicado el nuevo director del museo, Emmanuel Guigon, que ha resaltado la singularidad y extraordinariedad de la muestra, junto al teniente de alcalde Jaume Collboni.

La singularidad radica en el diálogo de grandes obras maestras muy reproducidas por manuales de arte, al lado de piezas más desconocidas de Maria Blanchard y del mexicano Diego Rivera, de quien se conoce más su arte político, pese a la grandeza de su paso por el cubismo, ha remarcado el comisario.

El director Guigon ha asemejado la exposición a un poema que empieza con una primera palabra y que de forma fluida apunta ideas y propone yuxtaposiciones como el diálogo de un bodegón de calabazas de Matisse --uno de los padres del fauvismo-- con otro de Juan Gris, más estructurado y geométrico.

La exposición sirve también para enseñar como el mismo artista puede trabajar con distintos estilos a la vez, como demuestra Picasso con cuadros cubistas por excelencia como 'Cabeza de hombre' y un retrato de Léonce Rosenberg, galerista destacado que pagó nóminas a artistas como Juan Gris, que sufría problemas económicos.

En el periodo de 1917 destaca la obra que Picasso hizo en Roma, tras poder escapar de la capital francesa, 'Arlequín y mujer con collar' por el uso del espacio y el gran formato de la pieza del Centre Pompidou.

'La guitarra' de Juan Gris, 'La estufa' de Fernand Léger, la colorista maternidad pintada por Diego Rivera en homenaje a su esposa y su hijo -que murió pocos meses después-- y la nueva concepción espacial de Matisse en 'Flores y cerámica' son algunas de las obras destacadas de la exposición, que suma 21 pinturas, 39 obras sobre papel y ocho esculturas.

METÁFORA DE LE CORBUSIER

El nombre que da título a la exposición 'cristal en la llama' surge de una metáfora de Le Corbusier para hablar del concepto de contradicción inherente, y ha sido tomada por Green para hablar de la luz y belleza creadas en medio de una ciudad inundada de muerte, terror y llamas a 100 kilómetros del frente.

Para que el visitante sea consciente del horror, una zona oscura con fotografías de guerra que inundaban los periódicos de la prensa de la época da la bienvenida a la exposición y se convierte en un espacio central por el que el espectador vuelve a topar en mitad del recorrido.

OSCURIDAD, MASACRE Y LUZ

"Que esta oscuridad y masacre no quede olvidada mientras visitamos las salas repletas de luz y belleza producido por este grupo pequeño de artistas que se habían quedado en París, la mayoría extranjeros", ha exclamado Green en la presentación.

Ha recordado que antes de la I Guerra Mundial 1.100.000 de parisienses de 18 a 40 años eran susceptibles de ser llamados a combatir, y en poco tiempo fueron alistados 800.000 jóvenes de los que una cuarta parte murieron.

EL ARTE COMO REFUGIO

Para el grupo de artistas e intelectuales que resistieron en París y que trataron de continuar con el movimiento cultural y cosmopolita creado, el arte era una "forma de escapismo, un refugio que buscaban en sus talleres de artista".

"Vivían la guerra con rechazo, no querían pintar la guerra", ha observado Green, que ha ensalzado su voluntad de mantener abiertas las puertas a las posibilidades planteadas en pintura y escultura antes del estallido de la Gran Guerra el 4 de agosto de 1914.

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