"Abulio", la astracanada de Joan Cornellá

  • Madrid.- Abulio no sólo es un tipo miserable y al que nadie echaría de menos si falleciera mañana, sino que también es el protagonista de su cómic homónimo, "una astracanada para pasar el rato", según explica el dibujante Joan Cornellá.

"Abulio", la astracanada de Joan Cornellá
"Abulio", la astracanada de Joan Cornellá

Madrid.- Abulio no sólo es un tipo miserable y al que nadie echaría de menos si falleciera mañana, sino que también es el protagonista de su cómic homónimo, "una astracanada para pasar el rato", según explica el dibujante Joan Cornellá.

"Leí que España iba camino de convertirse en el geriátrico de Europa. Esta noticia y la película 'El cochecito' (de Marco Ferreri con guión de Rafael Azcona) fueron la inspiración inicial de este tebeo", señala el autor, que en "Abulio" (Glénat) desarrolla un mundo gobernado por pensionistas.

"La cosa acabó siendo un esperpento total que surgió de imaginar un orden en el que se imponen los impedidos y los mustios, que son la mayoría. Un orden muy democrático pero a la vez muy crepuscular, grotesco y catastrófico", asegura Cornellá (Barcelona, 1981) en una entrevista con Efe.

Desgraciado personaje, Abulio es "el principal receptor de desdichas de la historia". "Me lo imagino como uno de esos tíos de las películas mudas, Chaplin o Keaton, que no tienen malos instintos, pero que son víctimas constantes del destino o de los malos instintos de quien se cruza en su camino", desgrana el ilustrador.

La obra destaca por un humor oscuro y retorcido, bizarro en cualquier caso. "Es algo muy local. Ahí está el esperpento, aunque ahora, con la tontería de lo 'políticamente correcto', no queda muy bien decir en alto que aquí hay una larga tradición, como son los Valle-Inclán, Gila o Berlanga", censura Cornellá.

El autor no cree en el realismo, "y menos en un medio como el tebeo". "No me gustan nada esas crónicas que pretenden ser objetivas y realistas, en plan aquí tenéis la verdad, amigos. Siempre se es algo parcial. Supongo que a mí me ha salido una cosa absolutamente pesimista, pero el hecho de que esté tratada en clave de humor la hace soportable e incluso risible", expone.

"Las historias en plan tragedia total, sin un ápice de humor, me suelen aburrir. Las películas de llorar a moco tendido, a lo Coixet, me parecen un coñazo desproporcionado. Quería buscar la risa; si provoca el llanto, me dedicaré al coleccionismo de clínex usados o algo así", asegura.

El cómic está plagado de personajes variopintos, individuos fallidos de un sistema fallido. "Me basé en fotografías o retratos sacados del periódico. Luego está el hecho de que los deformo, voy cambiando sus proporciones y acaban siendo una especie de broma amorfa y grotesca", advierte Cornellá.

Seguidor de Daniel Clowes, Robert Crumb o Drew Friedman, el dibujante reconoce a Paco Alcázar como su mayor influencia. "Ha sabido hacer un mejunje muy bueno, un potaje muy rico de cosas locales y 'underground' de fuera. Ha abierto un camino estupendo", elogia.

Desde hace un año, Cornellá compagina sus trabajos personales con la actividad que desempeña en la revista El Jueves, donde realiza ilustraciones y participa en la sección "El gas de la risa", unas páginas de humor ácido y surrealista.

"Hay un montón de gente joven, más o menos de la misma edad, que apuesta por algo más incorrecto. Está dirigido a los lectores más jóvenes de la revista y al mundillo cercano a los fanzines. No sería extraño que acabara siendo un fracaso estrepitoso y nos fuéramos todos a buscar trabajo a algún lugar lúgubre de Europa del Este", confiesa el dibujante.

Julio Soria

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