Achilifunk reivindica la conexión entre la rumba y "locos" como James Brown

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 8 feb.- Si Aretha Franklin o James Brown hubiesen nacido en Cataluña en los años 60, habrían sido grandes rumberos. Es una de las afirmaciones de la Banda Achilifunk, integrada por descendientes de quienes forjaron este estilo autóctono en esos años, que ahora reivindican su conexión "primitiva" con el funk.

Se trata de la tercera pata del proyecto Achilifunk, creado en 2007 por el DJ Txarly Brown, "el payo que más sabe de rumba en el mundo", en busca de las raíces afroamericanas de este estilo. Gracias a él, la rumba llegó a un espacio tan atípico para ella como el festival Sónar.

Primero fue un libro-disco llamado "Achilifunk" y, a los dos años, se editó otro volumen en el que DJ internacionales remezclaban clásicos de la rumba. Con la asistencia del Taller de Musics y de la discográfica Lovemonk, se trataba esta vez de conformar una banda.

Brown recurrió a músicos de vanguardia, militantes de bandas asentadas como la Fundación Tony Manero o La Troba Kung Fu, y cruzó dos mundos diferentes, el del funk y el de los gitanos rumberos de toda la vida, para hacer una música que nunca se había hecho.

Conformaron así Banda AchiliFunk, que cuenta con músicos como Sam Mosquetón, Jack Tarradellas y Lalo López, presentes junto a Brown en una entrevista concedida hoy a Efe ante su actuación de mañana en la sala Galileo Galilei de Madrid.

Allí interpretarán el disco "Gitano Real", en el que las "tribus" implicadas acercaron en estilo "clásicos de Los Amaya que ya sonaban un poco 'funkies' en los 60 y temas funk que tenían la cadencia para pasar a la rumba", como "I believe in miracles", de Capanni & Taylor, "The vulture" de Labi Siffre y, como cierre, una versión instrumental de "Bad" de Michael Jackson.

Sobre el estado actual de la rumba, dice Brown que "ya no hay un rumbero gitano de superéxito", como Peret y Antonio El Pescaílla en su origen, sino que la "pelota" bota "en el tejado de los payos" y que pasa por integrarse "en el show bussiness", abriéndose a otras mezclas o "paisajes".

Cita a músicos como el dúo Estopa, que "tuvieron la suerte de estar en el lugar y momentos adecuados", así como a otros artistas importantes como Macaco, Muchachito Bombo Infierno u Ojos de Brujo, que parten de la rumba como medio de expresión y que han sabido exportar su música fuera de España.

Lamentan la excesiva atención puesta durante años en la traslación al castellano de músicas foráneas, como el pop y el rock, y destacan las cualidades de la rumba como música autóctona y mágica.

"Una rumba puede surgir de la improvisación, con todas sus estructuras, arreglos y mambos al momento", destaca Jack Tarradellas, para quien este estilo y el flamenco "son viajes diferentes".

"El flamenco viene del sur y está muy arraigado en todo lo árabe, pero la rumba es una guitarra española que se fue al Caribe", dice el músico.

Será por eso que el funk y la rumba conviven tan bien. "Se dice que los irlandeses son los negros de Europa, pero yo creo que son los gitanos", apunta Lalo López, para quien existe "una conexión rítmica y primitiva" entre ambos, porque "todos venimos de África".

Siguiendo esa conexión global, señalan artistas mundiales que, de haber nacido en la Cataluña sesentera, quizás también habrían sido grandes rumberos, sobre todo "los más locos y perdidos", como James Brown, Little Richard o, incluso, la reina del soul, Aretha Franklin.

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