Anastacia: "Tengo siete vidas"

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 20 may.- Con un nuevo disco que ha titulado "Resurrection" y tras someterse a una doble mastectomía para desterrar para siempre el cáncer de mama, Anastacia está de vuelta parlanchina, risueña y pletórica como nunca, en claro contraste con su forma de vestir, toda de negro. Pero tiene una explicación.

"Soy como el gato de la canción de AC/DC 'Back in black', tengo siete vidas", afirma la cantante estadounidense en una entrevista con Efe, hoy en Madrid, en la que recuerda lo profético de versionar ese tema en su disco previo, "It's a man's world" (2013), justo antes de sufrir una recaída de la misma enfermedad que ya había superado en 2003.

Cuenta que se sometió a la mastectomía para no vivir atenazada nuevamente por la amenaza y que, después de la intervención, aún afectada por los sedantes, no podía parar de cantar como una niña que ha desterrado sus demonios.

"Siempre puedes resucitarte. De cualquier experiencia complicada, puedes aprender algo y volverte más fuerte si eliges bien; depende de qué dejas fuera en la ecuación", sugiere la artista, que en su primer sencillo, "Stupid little things", habla de no dar a las cosas más importancia de la que tienen.

Se podría decir que "Resurrection", su primer disco de temas inéditos desde "Heavy rotation" (2008), es un álbum conceptual, porque son varios los cortes que aluden de alguna manera a todo este proceso reciente.

Antes de someterse a la cirugía, escribió "Stay", que básicamente habla de aferrarse a la vida. Además, está "Broken wings", que surgió porque la operación requería hacerle incisiones en la espalda, donde la cantante luce los tatuajes de dos alas, extirpar músculos de esa zona e injertarlos en su pecho.

"Mi doctor no quería echarlos a perder y yo le decía: '¿Crees que me preocupo por mis tatus?'", recuerda ahora con humor. "Problemas de la clase alta", añade con sorna.

Al final, las incisiones respetaron el dibujo de las alas, pero en su cabeza siguió prendida la idea de "las alas rotas y de volar incluso si no las tienes, una bella metáfora para toda esa gente que atraviesa una dificultad, sea la que sea".

Hay otro tema que no escribió ella pero que también está dedicado al cáncer, "Lifeline", pensada originalmente para la banda sonora de "Los juegos del hambre".

"Yo quería esa canción más que nada, parecía que hablaba de mí, pero no la conseguí en un primer momento, hasta que ya metida en el proceso de masterización del disco, me llamaron para comentarme que se había caído de la BSO de la película", cuenta sobre esta importante inclusión de última hora.

"Resurrection" suena a Anastacia al cien por cien. Al menos, a los últimos discos, como aquel de título homónimo del que hace ya diez años surgió uno de sus últimos grandes éxitos globales, "Left outside alone".

"No me preocupa nada estar en la primera línea de la música, no lo he hecho nunca. Tengo cuatro ojos y esta voz loca que no se parece a la de nadie, y eso que al principio creía que si no sonaba como Mariah o como Celine, no haría nada en la música. Intenté sonar como ellas y ahora hay gente que quiere sonar como yo, pero eso no me preocupa", asegura quien ha vendido unos 30 millones de discos.

Así las cosas, se ríe de los clichés impuestos últimamente para triunfar, como las aparentemente imprescindibles colaboraciones con otros artistas. "No hay ningún rapero en mi disco", insiste.

Extrañaba ser una artista de soul y pop y eso es lo que ha hecho en este álbum, alejándose del funk que tanteó en su debut, "Not that kind" (1999), estilo que vuelve a estar en boga, como atestigua el éxito de "Get lucky" de Daft Punk.

"Puedo juguetear con él, pero me aburriría hacer un disco entero de música funk", reconoce.

En el tiempo transcurrido desde "Heavy rotation" han pasado muchas cosas. Para empezar, dejó su discográfica y su agencia de representación. "Además, la industria musical ha cambiado mucho", justifica esta artista que, a pesar de sus reticencias, se vio obligada a empaparse de esa parte "fría" del negocio que solía rechazar.

Eso sí, frente a la mentalidad empresarial sigue estando un corazón comprometido. El día 7 de noviembre actuará en un concierto benéfico en Madrid a favor de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Para no eclipsar esa cita, al menos hasta 2015 no ofrecerá más actuaciones en el país.

Además, a su paso por Europa no visitará Rusia, y eso que en 2010 la ofrecieron interpretar uno de los temas del próximo Mundial 2018. "No me gusta hablar de política, porque algunos políticos me asustan, pero estoy aquí en Europa y Rusia no está en mi agenda", apunta como rotunda respuesta, por ejemplo, a las leyes homófobas emprendidas por aquel gobierno.

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