Andreas Prittwitz: "Cuando interpreto a Chopin sueño que he compuesto yo esa música"

  • Andreas Prittwitz estrena este sábado un nuevo disco de su serie 'Looking back', en este caso centrado en la obra de Chopin. Acompañado por el pianista Daniel del Pino, Prittwitz consigue emocionar, traspasar una línea y hacer sonar al compositor polaco con improvisaciones que se cuelan entre los huecos de una forma única.
Andreas Prittwizt estrena 'Looking back over Chopin'
Andreas Prittwizt estrena 'Looking back over Chopin'
lainformacion.com
Ylenia Álvarez

Andreas Prittwitz nació en Múnich en 1960, pero lleva en España desde los 18 años, por lo que es tan español como cualquiera. Genial autodidacta, toca el saxo, el clarinete y la flauta de pico de una forma especial y carismática. Quizás por eso no es casualidad verle tocar con Javier Krahe, Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute, Víctor Manuel y Ana Belén, Miguel Ríos o Joan Manuel Serrat. Hace tiempo que ha puesto en marcha una serie de discos llamada Looking back (mirando hacia atrás) con la que ha aunado el Renacimiento y el Barroco con el jazz y ahora le llega el turno al Romanticismo. Enamorado de Chopin, Prittwitz interpreta los temas del compositor polaco como si fueran propios.

¿Qué recuerdos tienes de la España musical de los 80 cuando tú llegaste a nuestro país con 18 años y cómo la ves ahora?

Han pasado y han cambiado muchas cosas y no es fácil valorarlas o interpretarlas. Yo llegué coincidiendo con mi juventud, es decir, que tenía muchas ganas de comerme el mundo musical, sobre todo de improvisar, tocar jazz y ver el mundo nocturno de Madrid. En esa época... que luego coincidió con la Movida madrileña había un ambiente impresionante de bares de música en directo, de sitios más grandes, de todo tipo de experimentos en los que uno tocaba con éste, luego con el otro sin prepararlo, pero salían cosas muy divertidas sobre la marcha. Fue una época muy bonita y muy intensa.

Después de eso todo se tranquilizó un poco y luego ha ido hacia abajo. Ahora mismo yo creo que hay muchos menos lugares en Madrid con música en directo que antes, y además bares que te paguen y donde tocar sea un trabajo. Eso prácticamente ha desaparecido. Uno de los pocos que realmente atiende a los músicos como debería hacerse es el Café Central. Hay otros bares, pero son salas con taquilla. La mayor escuela de un músico de jazz no es un conservatorio con departamento de jazz ni otras escuelas privadas, si no tocar todas las noches dos o tres horas con músicos diferentes cada día tocando todo tipo de estilos... Ese rodaje es la carrera universitaria del músico de jazz y si no hay sitios donde hacerlo pues mal asunto.

¿Y en relación a otros países?

España siempre ha ido un poco por detrás, pero la verdad es que esto ocurre un poco en todo el mundo. En cada viaje que hago a Nueva York me voy siempre a los más conocidos clubs de jazz y me hace una ilusión tremenda ver a las grandes estrellas, que al final tocan delante de 15 personas.  Pasa lo mismo: la gente prefiere gastarse dinero en copas, tabaco y raciones que gastarse 15 euros en un buen concierto por la noche de cerca, dónde ves realmente lo que ocurre con la música. Esa es la realidad.

¿Cuánto ha habido de autodidacta en tu formación?

Por mis circunstancias personalessoy autodidacta, pero la primera parte de mi vida me he dedicado intensamente a la música clásica. Viví casi siempre fuera de Alemania por el trabajo de mi padre. Estuve una etapa en Grecia donde no había ni partituras ni había nada en aquella época. Tampoco conciencia de que los padres llevaran a sus hijos a un profesor. Así aprendí prácticamente todo de escuchar los discos, ya que sí tenían mucha música, y eso sentó una base en mí muy importante de cara a la improvisación posterior. Descubrí también que uno cuando tiene un interés real en la música, en aprender algo por su cuenta, lo puede hacer también.

Los profesores son, sin duda, una ayuda para llegar antes más lejos, pero también te condicionan mucho, te llevan por su terreno y el ser autodidacta tiene sus ventajas. Yo aprendí a ser muy serio, muy rígido con mis estudios.

Tocas el saxo, el clarinete y la flauta antigua, nada que ver...

Un mundo a parte es verdad. Son muy diferentes pero sí tienen algo que ver en la digitación. Si tocas uno te ayuda para aprender el siguiente, pero sí hay mucha gente que prefiere tocar uno para llegar a una especialización más profunda. Yo desde el principio he tenido la llamada del jazz, de improvisar, de buscar otras músicas.  A los 18 estaba muy metido en el ciclo de música antigua, había dado muchos conciertos como solista de flauta de pico y cuando llegé a España en esa época empecé a tontear con el saxo y con el clarinete y empecé a tocar jazz.

Entonces me di cuenta que me encantaba la música antigua pero que también necesitaba tocar lo otro.

Has logrado combinar las dos y ahora incorporas también la flauta de pico al jazz

Hay algunos que lo hacen, pero no muchos, es verdad. Después de tanta vida intensa de barroco y tanta vida de músico moderno, tuvo que llegar algún día el momento de unir las dos cosas y eso es lo que lo que se manifiesta en el nombre genérico de Looking back (mirando hacia atrás).

¿Cómo surgió la idea de este disco, el tercero de esta serie? Despuésel Renacimiento y el Barroco ahora toca Romanticismo y sólo Chopin...

Sí, lo he escogido en parte porque Chopin me vuelve loco. Tengo especial predilección por él. Después de los dos primeros discos, uno fue sobre el Renacimiento y el otro sobre el Barroco, quise salir de aquellas épocas e ir hacia algo más expresivo, más romántico. También podía haber sido Impresionismo porque ya estoy investigando en esto, pero coincidió que fue el centenario de Chopin, vi su nombre en una lista y dije: "Vamos a probar con Chopin". Hice unas pruebas sobre un disco de preludios de Claudio Arrau (espero que no le importe) y vi inmediatamente que se podía hacer. A partir de ahí poco a poco se fue planificando este disco.

Parece muy complicado hacer lo que has hecho con el Romanticismo

En comparación con los discos anteriores, Chopin y el romanticismo hay que "atacarlo" de otra manera. Es una música mucho más profunda, más elaborada, por lo tanto, esas aportaciones mías de improvisar encima no tienen tanto espacio. Por lo tanto, hay que aprovechar pequeños huecos que el señor Chopin me dejó sin saberlo. Potencio mucho más las melodías y ya de por sí eso ya me satisface mucho porque siempre he tenido mucha envidia a los pianistas por poder tocar Chopin, que no pensó en el saxo (que no existía todavía) ni en el clarinete. Es una música tan maravillosa que con tres notas de la melodía uno se siente ya realizado.

¿Y la portada viene por ese mar de la Cartuja que divisaba Chopin?

Sí, exacto. La idea inical fue que la portada expresara algo de Mediterráneo y también de agua, ya que el agua fue muy importante para Chopin por ese invierno tan húmedo de lluvia constante que agravó mucho la enfermedad pulmonar que tenía (y de la que supuestamente se iba a curar) y que le supondría entrar en la recta final de la enfermedad. La imagen es de un pintor hiperrealista muy famoso llamado Enrique Santana que vive en Chicago.

Dices que no se lo puede aportar nada a la música de Chopin, sin embargo tu haces tu contribución personal,  ¿lo sientes así?

Lo siento en mi mísmo, pero el decir si vale la pena o no ya no es cuestión mía. En el momento en que interpreto a Chopin sueño que he compuesto yo esa música y que soy un músico maravilloso y me siento realmente feliz. Sé que no es verdad, pero vivo con esa ilusión.

¿Crees que a algún sector de la música clásica puede molestarle?

Sí, no sólo en la música clásica, si no también en el jazz y en cualquier música. Incluso diría que los músicos de jazz son más estrictos que los clásicos a veces. Pero bueno, esa es en parte al idea de Looking back, la de ser embajadores y ofrecer a todos los públicos una música que no escuchan o que no escuchan así. Me gustaría que al final pudiéramos quitarle etiquetas a la música y escucharla sin prejuicios y sin miedos.

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