Angélica Lidell: Trabajo para crear vínculos de amor entre público y belleza

  • La actriz y dramaturga Angélica Lidell, todo un símbolo de la vanguardia escénica, presenta mañana su espectáculo "Todo el cielo sobre la tierra", en el marco del Festival de Otoño Primavera, la pieza con la que cierra su trilogía sobre China y una obra con la que no dejará indiferente a nadie.

Madrid, 3 oct.- La actriz y dramaturga Angélica Lidell, todo un símbolo de la vanguardia escénica, presenta mañana su espectáculo "Todo el cielo sobre la tierra", en el marco del Festival de Otoño Primavera, la pieza con la que cierra su trilogía sobre China y una obra con la que no dejará indiferente a nadie.

"Trabajo para crear vínculos amorosos entre el público y la belleza" afirma a Efe esta artista, que tiene entusiasmado al público de toda Europa.

"Todo el cielo sobre la tierra" fue estrenada ya en el prestigioso Wiener Festwochen de Viena y en Festival de Avíñon, donde Lidell es un ídolo desde que se presentó en 2010 con "Ricardo y la Casa de la Fuerza".

Lidell (Figueres, Girona, 1966) estrena mañana en los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid y estará hasta el día 6, con su compañía Atra Bilis, para mostrar "Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy)", en donde deja su visión "sobre la perdida de la juventud como un camino hacia la soledad, el sufrimiento y la decepción absoluta", subraya.

Y para ello, la artista toma como punto de partida el tiroteo sucedido el 22 de julio de 2011 en al isla noruega de Utoya, cuando Anders Breivick asesinó a 69 jóvenes, de 16 y 26 años.

Un suceso que le sirve a la dramaturga para conectar con otra "isla" para la juventud, Neverlad, donde la infancia se congela.

"Hablo de la pérdida de la juventud como un camino hacia la soledad, el sufrimiento y la decepción absoluta. Wendy toma como ejemplo Utoya para vengarse por la pérdida de la juventud, siente terror a ser abandonada por un Peter que nunca envejece", argumenta.

Y respecto al vínculo con China y las secuelas de los regímenes totalitarios, que es el nexo de unión de su trilogía, la creadora aclara que los vínculos entre Utoya y Neverland (dos islas) y China se establecen "misteriosamente y azarosamente" a través de Shanghai.

"En Shanghai me siento protegida por el aislamiento y esta obra empecé a escribirla en Shanghai, justo después de la matanza de Utoya, de allí vienen los maravillosos bailarines que encontré bailando en la calle. En el caso de 'Todo el cielo ....' trabajo con todo aquello que me fascinó de China durante aquel viaje", aclara.

Lidell comenzó la trilogía sobre China en 2011 con "Maldito sea el hombre que confía en el hombre: un projet d'alphabétisation" y continuó con "Ping Pang Qiu", que se estrenó en el pasado festival de Otoño Primavera y se cierra ahora con "Todo el cielo sobre la tierra".

Todo un proyecto que ha llevado a la dramaturga "a un límite de pensamiento, la extinción, y a poner en marcha la transición hacía un lenguaje estético más o menos cercano a la ceremonia". "Creo que he agotado una forma confesional para iniciar un camino hacia la idea de lo sagrado", reconoce.

Esta mujer, premio Nacional de Literatura Dramática, Premio Valle Inclán, o León de Plata en al Bienal de Teatro de Venecia como reconocimiento a toda su obra, tiene seguidores en todo el mundo por sus propuestas innovadoras y radicales, en donde se mezclan muchas propuestas y donde el cuerpo tiene su protagonismo .

"No es que mi trabajo guste o no, simplemente creo que hay un público que identifica sus propios sentimientos a través de mi trabajo. Es un encuentro de sensibilidades. Y cuando eso se produce es muy hermoso. Trabajo para crear vínculos amorosos entre el público y la belleza", concluye.

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