Arcadi Espada da voz al "Ángel de Budapest", silenciado en el holocausto nazi

  • Concha Carrón.

Concha Carrón.

Madrid, 14 mar.- Pese a que Ángel Sanz Briz pasó a la historia como el "Ángel de Budapest", su voz, según el escritor Arcadi Espada, ha quedado silenciada en favor de la del "impostor" Giorgio Perlasca, quien ha logrado que la salvación de miles de judíos llevada a cabo por el diplomático español quedara oscurecida.

"En nombre de Franco" (Espasa) es la última obra del también periodista Arcadi Espada (Barcelona, 1957), con la que el autor introduce una nueva aproximación a la historia del holocausto según la cual los "héroes" de la embajada de España en el Budapest nazi que ayudaron a muchos judíos a evadir las cámaras de gas lo hicieron bajo las órdenes y la autorización del régimen de Franco.

"Eso es así, nos guste o no", ha asegurado el escritor en una entrevista con Efe realizada en los escenarios del Budapest de la II Guerra Mundial, en la que ha señalado que los Estados adultos "tiene que reconocer sin complejos su pasado, su memoria".

Entre abril y junio de 1944 fueron asesinados en Hungría, en solo diez semanas, más de medio millón de judíos, aunque muchos otros lograron librarse de su deportación a los campos de concentración más próximos, la mayoría al de Auschwitz (Cracovia), gracias a la labor de diplomáticos como Sanz Briz, el sueco Raoul Wallenberg, el suizo Carl Lutz, o el representante del Papa en Hungría, Angelo Rota.

Estos diplomáticos, amparados por sus gobiernos, rescataron de las caravanas de la muerte a judíos perseguidos por las autoridades nazis húngaras ofreciendo salvoconductos de sus países y alojándolos tanto en la Embajada española en Budapest, en el caso de Sanz Briz, como en los pisos del Gueto Internacional.

Este Gueto formaba un área triangular, cercana a la Gran Sinanoga de Budapest, en la que estos altos funcionarios alojaban y daban cartas de protección a los judíos que lo solicitaban, documentos que acreditaban que su titular estaba bajo la protección de los países neutrales.

Actualmente distintas placas repartidas por las calles de Budapest recuerdan en los edificios que conformaron el Gueto Internacional a los miles de judíos caídos durante el duro invierno húngaro de 1944.

Otras rinden homenaje a esos "héroes" que, con una lista en la mano, recorrían las estaciones de tren desde las que partían los convoyes hacia los campos de concentración salvándolos de una muerte segura a miles de judíos.

Según los más de 2.500 telegramas entre Sanz Briz y el gobierno franquista de España investigados por Arcadi Espada y su colaborador Sergio Campos Cacho, y los cientos de testimonios recogidos por ambos a lo largo de numerosos viajes a los lugares de los hechos, con la concesión de estos salvoconductos Sanz Briz y su equipo pudieron salvar a cerca de 3.000 ciudadanos sefarditas.

Pero la labor de Sanz Briz, según Arcadi Espada, ha quedado oscurecida por la "habilidad" del "impostor" Giorgio Perlasca, un italiano que trabajó en la legación española con el diplomático español y que, tras la huida de este a Berna (Suiza) ante la inminente caída de la ciudad en manos del Ejército Rojo, siguió haciéndolo autodeclarándose cónsul español en Budapest.

"Nadie niega que Perlasca estuviera aquí", dice Espada frente a una placa situada en un edificio del antiguo Gueto Internacional junto al parque Szent István, "pero no hay ni una sola prueba de que sustituyera a Sanz Briz como embajador; todo lo que hay de Perlasca es lo que él dice de sí mismo, nada más".

El enfado de la familia de Sanz Briz, fallecido en Roma en 1980, por ese oscurecimiento de la labor del diplomático en favor de la de Perlasca se refleja en su negativa a ubicar una de las pocas placas que existen en la calle de homenaje a su familiar junto a la del italiano, estando ambas colocadas en distintas fachadas del mismo edificio.

No obstante, y a pesar de la ausencia de documentos que avalen la actividad de Perlasca, su leyenda ha quedado para la posteridad en lugares tan emblemáticos como el Memorial del Holocausto, en cuyo friso de los héroes sólo aparece el italiano y no hay ni una sola referencia a Sanz Briz, un héroe "prácticamente desconocido" en Hungría.

Para el escritor catalán, Sanz Briz no estuvo solo en su labor de acogimiento de judíos en la Embajada española, en cuyas dependencias fue presentado "En nombre de Franco" el pasado martes en presencia del actual embajador, Enrique Pastor, y cuyos sótanos permanecen "prácticamente igual" que cuando acogieron, durante algunas semanas, a un centenar de judíos.

En este edificio, en el que Espada reconoció que aún le "tiemblan las piernas" ante el conocimiento de su pasado, Sanz Briz estuvo ayudado por "otros héroes", como la canciller Elisabeth Tourné, o el abogado húngaro de la legación Zoltán Farkas, quien murió en el patio de la embajada al inicio de la ocupación soviética al intentar huir por los tejados y que llegó a estar enterrado algunos días en su jardín.

Según el siempre polémico Arcadi Espada, la historia política y cultural española del siglo XX "la ha escrito la izquierda", gente -añade- "con dificultades para reconocer la complejidad de la historia" y a la que, subraya, le puede costar aceptar que personas como Sanz Briz, Tourné, Zoltán Farkas o el propio Perlasca, "cuatro franquistas", salvaran vidas "en nombre de Franco".

"Un Estado adulto es un Estado complejo, que tiene que saber aceptar la complejidad de su historia, y hasta que no tengamos esa mirada adulta sobre el pasado, España seguirá siendo un país excéntrico". Palabra de Arcadi Espada.

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