Argentinos hacen música para que el viento no borre el canto de los abuelos

  • Jóvenes músicos argentinos, cuyos abuelos fueron algunos de los seis millones de inmigrantes que anclaron en el puerto de Buenos Aires un siglo atrás, reviven la música de sus antepasados con toques de ritmos como el tengo, el rock o el jazz.

Yesica Brumec

Buenos Aires, 6 sep.- Jóvenes músicos argentinos, cuyos abuelos fueron algunos de los seis millones de inmigrantes que anclaron en el puerto de Buenos Aires un siglo atrás, reviven la música de sus antepasados con toques de ritmos como el tengo, el rock o el jazz.

El Club Artístico Libertad se formó en 2009, cuando ocho músicos provenientes de bandas de rock se propusieron, a partir de una idea del cantante Demián Casaubón, recuperar el repertorio de sus abuelos republicanos durante la guerra civil española y sumarle las influencias musicales que cada uno traía.

"La mayoría somos nietos de españoles. Mi abuela era republicana y vivía cantando, así que yo ya tenía estas canciones en algún lugar de mi cabeza", cuenta a Efe Alexander Covalschi, guitarrista del grupo que, como sus compañeros, suele vestir de chaleco y boina en los conciertos.

Los jóvenes músicos arreglaron temas como "Ay Carmela" o "La hierba de los caminos" en base a conocimientos propios de rock y tango y también les sumaron ritmos folclóricos locales, bolero, ska, reggae y algo de jazz.

"No encontramos partituras de las canciones porque los republicanos cantaban a capella en las barricadas y no había teorización, así que investigamos con familiares, en internet, con casettes y vinilos", comenta Covalschi, músico y psicólogo, de 28 años.

El colectivo de artistas, que elige el concepto de "club" porque "se le abre las puertas a todo el que quiera integrarse", está compuesto por doce músicos y cinco personas de producción.

"Nos vienen a ver exiliados de la guerra civil y nos acercan material o traen a sus familias, que se entusiasman porque conocen el repertorio pero, además, hay varios que nos escuchan por aprecio de los arreglos musicales", comenta el joven.

Con un disco editado y el segundo a punto de lanzarse, el Club Artístico Libertad se ha presentado en diversos teatros de Buenos Aires.

En otro rincón de la ciudad, pero con letras en hebreo, los músicos del grupo Tiembla el Mohel también idean sus propias versiones del repertorio de sus antepasados.

"Hacemos canciones hebreas populares muy alegres y la mayoría no tiene un autor conocido, sino que están más en el inconsciente colectivo de la comunidad y las aprendimos en el colegio", comenta Ariel Wiznia, saxofonista de la banda.

Tiembla el Mohel se formó también en 2009, a través de una convocatoria dentro de la colectividad judía y los ocho músicos que hoy siguen adaptaron los temas tradicionales al formato de orquesta, además de agregar ritmos de tango, jazz y salsa.

"La idea es divertirse, ya desde el nombre; el 'mohel' es el rabino que hace la circuncisión. Entonces, decir que 'tiembla' es para empezar con algo gracioso de entrada, con un chiste", cuenta el músico y desarrollador web, de 29 años.

La orquesta, que está por lanzar su primer disco, comenzó tocando en eventos judíos pero ahora, además, son convocados para cantar en fiestas populares ajenas a la colectividad.

Este año, la banda se presentó en el estadio porteño Luna Park, como parte de una celebración hebrea y ya viajaron a realizar conciertos a Uruguay, Paraguay y Ecuador.

Los nietos de inmigrantes armenios también tomaron las canciones de sus abuelos y formaron Los Armenios Rock.

"La idea es difundir la identidad armenia a través del rock, que es universal", cuenta Jacqueline Boghossian, corista de la banda, que se formó en 2006 por iniciativa de Mariela Moumdjian y Gabriel Giogourtzian.

Los Armenios Rock está formada por cinco músicos y llevan grabados tres discos, dos de los cuales fueron nominados como mejor álbum alternativo en los Armenian Music Awards.

"Nosotros crecimos escuchando estos temas que hablan de la lucha por la liberación de Armenia, del genocidio o de la familia que se tuvo que exiliar de su país; hay también una canción de cuna que una madre le canta al hijo para que vaya a luchar por su nación", cuenta la joven, musicoterapeuta, de 26 años.

La banda, que también versionó el himno armenio, se presenta tanto en centros de la colectividad como en distintos bares de Buenos Aires y siempre lleva la bandera armenia como escenografía de los conciertos.

"Si bien el público en principio era armenio, hoy se acerca un montón de gente que no tiene nada que ver con esta cultura y nos sigue porque les gusta el concepto o los arreglos de las canciones", comenta la cantante.

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